Jueves, 6 de diciembre de 2012 | Hoy
EL MUNDO › EE.UU., BRASIL Y EUROPA LOS CONVOCAN EMBAJADORES DE ISRAEL
La Autoridad Nacional Palestina (ANP) quiere que el Consejo de Seguridad adopte una resolución vinculante que fuerce a Israel a detener todas las actividades relacionadas con asentamientos en Jerusalén oriental y Cisjordania.
Una disputa en torno de planes de expansión de colonias judías cercanas a Jerusalén escaló cuando Israel redobló el paso de un proyecto de construcción que divide en dos a Cisjordania y el presidente palestino dijo que le pedirá al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que frene la obra. Pese a las críticas internacionales, el gobierno de Israel relanzó sus planes de construcción de nuevas viviendas en Jerusalén este y en los territorios ocupados de Cisjordania tras el reconocimiento de Palestina como Estado observador no miembro de la ONU por parte de la Asamblea General la semana pasada.
El redoblamiento de la colonización israelí en tierras que los palestinos reclaman para su futuro Estado es el motivo central del estancamiento de ya cuatro años en las conversaciones de paz regionales y fue uno de los factores que empujaron a los palestinos a pedir su nuevo estatus ante la ONU. Desde 1967, año en que Israel capturó Cisjordania y Jerusalén este en una guerra contra países árabes, unos 500.000 colonos judíos se establecieron en esas tierras, donde viven entre más de dos millones de palestinos. Israel se retiró en 2005 de la Franja de Gaza, pero aún es considerado como poder ocupante.
La expansión de las colonias hace que la creación de un Estado palestino, que es la solución al conflicto que apoya la comunidad internacional, se vuelva cada vez más difícil, ya que los palestinos quieren que ese Estado comprenda a Cisjordania, Jerusalén este y Gaza, que está separada de Cisjordania por Israel.
Los palestinos están particularmente preocupados por un proyecto mediante el cual se planea la construcción de más de 7500 viviendas y varios hoteles de cientos de habitaciones en dos colonias futuras, llamadas E-1 y Givat Hamatos, en las márgenes este y sur de Jerusalén este, la parte árabe de la ciudad, que Israel se anexó después de 1967.
Ayer, un comité de planeamiento israelí dio su aprobación inicial al plan del E-1, que es el más resistido porque se estima que la colonia separará definitivamente Jerusalén este de Cisjordania y hará inviable un Estado palestino al lado de Israel con la ciudad sagrada como capital compartida. El proyecto contempla la construcción de 3400 casas, y aunque Israel lo había cajoneado por las sucesivas presiones de varios gobiernos estadounidenses, lo relanzó luego de que la ONU reconoció a Palestina como Estado observador. De todos modos, podrían pasar varios años antes de que comience la construcción propiamente dicha.
El comité de planeamiento pertenece a la administración civil del ejército israelí, que administra Cisjordania. El comandante Guy Inbar dijo que tras la aprobación inicial y publicación del plan, la opinión pública tiene 60 días para presentar objeciones. Los detalles del plan serán ultimados por un equipo de profesionales, lo que podría llevar hasta tres años, dijo el militar, y una vez que el plan esté listo, necesita aprobación del gobierno.
Pese a que el proyecto aún debe cumplir todas esas etapas, el presidente palestino, Mahmud Abbas, dijo a periodistas en Ramallah que el proyecto E-1 representa una línea roja. Asimismo, afirmó que le pidió al representante permanente palestino en Nueva York que inicie consultas con el presidente del Consejo de Seguridad de la ONU para mantener una sesión sobre los asentamientos.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP) quiere que el Consejo de Seguridad adopte una resolución vinculante que fuerce a Israel a detener todas las actividades relacionadas con asentamientos en Jerusalén oriental y Cisjordania.
Estados Unidos, la ONU y parte de la comunidad internacional criticaron a Israel por relanzar sus planes de expansión de las colonias. Cinco países europeos, entre ellos el Reino Unido y Francia, más Brasil, Australia y Egipto convocaron a los embajadores israelíes para cuestionar la medida.
Anteayer, la ANP advirtió que si Israel continúa con estas medidas, podría denunciarlo por crímenes de guerra ante la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya, una posibilidad que se abre para los palestinos ahora que son un Estado observador de la ONU.
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