Miércoles, 10 de julio de 2013 | Hoy
EL MUNDO › RECLAMO PRESIDENCIAL TRAS LA REVELACIóN SOBRE EL ESPIONAJE MASIVO NORTEAMERICANO
La Presidenta pidió al Mercosur que eleve su protesta en la reunión del viernes. Dilma y su canciller ya intercambiaron reclamos con Washington, que a su vez redobla la apuesta para recuperar a Snowden. “Petróleo” y “energía”, dos de las palabras que sirvieron como filtro a la captura de mensajes.
Por Martín Granovsky
La Argentina también fue blanco del espionaje ejercido por organismos de inteligencia de los Estados Unidos. Así lo reveló ayer la investigación publicada en el diario brasileño O Globo basado en Edward Snowden, el denunciante y ex empleado de una empresa contratista del área que aún espera asilo desde el sector en tránsito del aeropuerto en Moscú. La Presidenta expresó su reacción durante el discurso en el acto por la Independencia: “Nos están espiando a todos a través de sus servicios y en mi propio país sólo escucho silencio”, dijo.
Cristina Fernández de Kirchner se mostró interesada en que la cumbre del Mercosur que sesionará el viernes realice una denuncia de la red de espionaje montada por la Agencia Nacional de Seguridad y la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos.
La Presidenta criticó a quienes en la Argentina denunciaron el llamado Proyecto X, de supuesto espionaje realizado por Gendarmería durante la gestión de Nilda Garré en el Ministerio de Seguridad, y callan frente a la recolección ilegal de datos por parte de organismos norteamericanos. “Claro, es más cool la CIA que un gendarme”, ironizó la Presidenta, que un mes atrás se desprendió de Garré y la reemplazó por el ex ministro de Defensa y ex gobernador de Santa Cruz Arturo Puricelli.
El diario O Globo había incluido ya a Brasil como uno de los principales blancos de espionaje regional junto a México, Colombia y Venezuela.
El domingo último, el canciller brasileño Antonio Patriota expresó su protesta al embajador de los Estados Unidos, Thomas Shanon. Shanon es un diplomático clave y antes fue encargado para Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado. Otra de las vías fue un reclamo elevado por el embajador brasileño en Washington, Mauro Vieira, ex representante en la Argentina durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Las palabras elegidas por Patriota la primera vez que habló en público, en una feria del libro en Paraty, fueron “grave preocupación”.
“El gobierno brasileño recibió con grave preocupación la noticia de que las comunicaciones electrónicas y conexiones telefónicas de ciudadanos brasileños estarían siendo objeto de espionaje por órganos de inteligencia norteamericanos”, dijo el canciller, que antes fue embajador en Washington.
Patriota también anunció que Brasil elevaría el asunto a las Naciones Unidas y a uno de sus organismos adheridos, la Unión Internacional de Telecomunicaciones, con sede en Ginebra, para discutir la seguridad y la privacidad de llamados y correos electrónicos.
Según los diarios O Globo y The Guardian, este último del Reino Unido, la NSA habría utilizado a una empresa contratista estadounidense que a su vez habría contratado a una empresa de telecomunicaciones con acceso o base en Brasil para capturar los millones de mensajes que utilizaron una plataforma digital.
“El gobierno estadounidense está demostrando disposición al diálogo, lo que considero alentador, a pesar de que tenemos que profundizar las discusiones”, dijo Patriota después de su primera protesta. A su vez, la vocera del Departamento de Estado, Jen Psaki, dijo que planea “continuar nuestro diálogo con los brasileños a través de los canales diplomáticos”.
La propia Dilma Rousseff se mostró cuidadosa, pero cortante. Dijo que había que enfocar el asunto “sin precipitación” y sin prejuzgar y de inmediato precisó que “la posición de Brasil es clara”. Es decir: “No estamos de acuerdo con interferencia de ese tipo, y no sólo en Brasil. Si hubiera participación de otros países y otras empresas que no son brasileñas, seguramente se configuraría una violación de la soberanía. Y también una violación de los derechos humanos”.
El diario El Tiempo, de Bogotá, subrayó en su edición de ayer que “uno de los aspectos que se destacan en los documentos es que EE.UU. parece no estar interesado sólo en asuntos militares, sino en secretos comerciales”. En un listado de la NSA del primer semestre del año, el filtro de búsqueda es la palabra “petróleo” para las comunicaciones en Venezuela y “energía” para los mensajes capturados en México.
Los programas utilizados fueron Prism y Boundless Informant. Los dos permiten acceder a correos electrónicos, conversaciones telefónicas y chats de usuarios de Facebook, Google, Microsoft y YouTube. En el caso de Colombia, el objetivo más buscado eran las referencias a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la guerrilla de las FARC.
Según informó el periodista Ignacio Ramonet en la última edición de Le Monde Diplomatique, “un primer programa entró en vigor en 2006” para “espiar todas las llamadas telefónicas que se efectúan a través de la compañía Verizon”. Señaló Ramonet que sólo en marzo pasado y considerando nada más que el espionaje dentro de los Estados Unidos fueron interceptados “unos tres mil millones de datos”. El universo de usuarios mundiales de Internet es de dos mil millones de personas. La mitad usa Facebook. Snowden dijo que un mínimo de 550 analistas evalúan la información capturada.
El Tiempo de Bogotá analizó que “en marzo del año pasado, Colombia y Venezuela volvieron a figurar con fuerza entre los objetivos de espionaje, según los documentos de la NSA” y emparejaron a Brasil. “Fue el 5 de ese mes, cuando murió el presidente Hugo Chávez. Era el fin del ciclo del chavismo. Comenzaba un nuevo juego político en América del Sur. Aunque no es posible saber cuántos mensajes exactamente fueron interceptados en la región, en una escala de los más espiados Brasil está detrás de Estados Unidos, que tuvo 2349 millones de mensajes vigilados durante enero.”
“Sentí un frío en la espalda”, dijo Cristina Fernández de Kirchner ayer en Tucumán, tras comentar el espionaje y el hecho de que el presidente boliviano Evo Morales fuese tratado “como un ladrón” cuando su avión no recibió autorización para aterrizar en España, Portugal y Francia una vez que despegó de Moscú rumbo a La Paz.
La presidenta argentina fue parte de los mandatarios que viajaron a Cochabamba en solidaridad con Morales: José Mujica, de Uruguay; Rafael Correa, de Ecuador, y Nicolás Maduro, de Venezuela. Dilma envió a su consejero especial de asuntos internacionales, Marco Aurélio García.
Los bolivianos hicieron un gesto recíproco ayer. A pesar de que la fecha protocolar argentina en el exterior es el 25 de Mayo, como el embajador argentino en Bolivia había organizado festejos culturales en La Paz con eje en el 9 de Julio, ayer Morales y su vice Alvaro García Linera fueron hasta la embajada.
Luego de agradecer a Cristina, recordó a Juana Azurduy y a Cornelio Saavedra. “Esta historia nos une cada vez más –dijo Morales–. Yo diría que rápidamente el mejor homenaje, con disculpas de algunos embajadores, a los guerrilleros de la independencia, a nuestros próceres de la liberación, a los últimos hombres que dieron su vida por esta patria como Néstor Kirchner, es ser anticolonialista, porque la lucha histórica de nuestros pueblos es ser anticolonialista y antiimperialista.”
El caso Snowden y el espionaje sobre América latina se entrecruzan cada vez más. Las revelaciones sobre intercepción y captura de datos amplían el debate sobre el acoso al avión de Evo Morales. Ambas cosas, a su vez, se combinan con la presión cada vez más fuerte para que Snowden, de 30 años y ex empleado de la contratista de inteligencia Booz Allen, sea enviado a los Estados Unidos o al menos no reciba ningún trato amistoso. Jay Carney, portavoz de Barack Obama, dijo ayer que “el único viaje que Snowden debe hacer es de regreso a los Estados Unidos para hacer frente a la Justicia”, donde es buscado “por delitos graves”. Es el primer pronunciamiento público de la Casa Blanca luego de que fueran conocidas las ofertas explícitas de Venezuela, Nicaragua y Bolivia de recibir a Snowden. Ofertas que obviamente requieren una negociación internacional para que Snowden pueda salir de Moscú y el avión que lo transporte tenga las autorizaciones de sobrevuelo de las que careció Evo Morales, quizás como un aviso. Mientras tanto, Snowden está obligado a la vida de Tom Hanks en La Terminal, la película que recrea el caso de un refugiado iraní que vivió en el aeropuerto Charles De Gaulle entre 1988 y 2006, es decir 18 años.
En América latina, o al menos fuera de la Argentina, la cuestión agitó no sólo a los gobiernos sino a dirigentes políticos al margen del oficialismo.
Por parte de los gobiernos, el presidente peruano Ollanta Humala hizo un llamado para que el Congreso de su país investigue. Jorge Glas, vicepresidente de Ecuador, dijo que los actos de espionaje “son inaceptables”. Pidió “explicaciones sobre las acusaciones y denuncias internacionales porque es preciso que haya transparencia y respeto por las normas internacionales y el marco jurídico que protege la privacidad de las telecomunicaciones”.
En Colombia, los senadores Juan Manuel Galán y Camilo Romero reclamaron que el gobierno de Santos, el mayor socio militar de los Estados Unidos en Suda-mérica y uno de los mayores del mundo tras Israel y Egipto, eleve una protesta formal si se comprueba conducta irregular por parte de la inteligencia de los Estados Unidos.
En Brasil, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2012) dijo que si los datos se comprueban “el gobierno brasileño debe protestar formalmente por la invasión de soberanía e impedir que la violación de derechos tenga lugar, aunque se sepa que los medios tecnológicos actuales dotan a los Estados, y también a las organizaciones privadas, de instrumentos de apoderamiento de informaciones que intentan escapar de los controles legales”.
El presidente de la Federación de Industrias del Estado de San Pablo, Paulo Skaf, dijo que “cualquier espionaje es condenable y un abuso, sea contra personas físicas o contra empresas, lo cometa el gobierno que lo cometa”. Dijo que había que esperar las respuestas de los Estados Unidos al reclamo brasileño y que esas respuestas deberían esclarecer todas las dudas. “El gobierno norteamericano tendrá que hacer algún tipo de reparación”, afirmó también el presidente del centro empresario más poderoso de Sudamérica.
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