Sábado, 20 de septiembre de 2014 | Hoy
EL MUNDO › OPINION
Por Andrés Fontana *
Es inevitable asociar Malvinas a la reivindicación independentista de Escocia. En ambos casos hubo un referéndum y en ambos casos con relación al gobierno de Londres. Pero no hay similitud jurídica ni histórico-política.
Escocia tiene una identidad nacional y una historia que forman parte de la cultura occidental. Los habitantes de las islas Malvinas son una población implantada con fines de ocupación colonial, que merece todo nuestro respeto y garantías de protección de sus intereses y modo de vida, pero no son parte en una disputa de soberanía entre dos Estados, uno que ha usurpado por medios militares una porción del territorio nacional del otro y este que lo reclama por medios pacíficos, con el respaldo del derecho internacional, resoluciones de la ONU y explícitos apoyos de otras naciones en los planos regional e internacional.
Los habitantes de Malvinas no son un pueblo originario de ese territorio y muchos –muchos más que lo que se difunde internacionalmente– emigran al alcanzar edad universitaria y no regresan. En los términos de ocupación actuales, la situación no es viable cultural ni poblacionalmente a largo plazo. Esto demuestra que el referéndum que se realizó en Malvinas fue sólo una maniobra con fines políticos y no una consulta genuina para deslindar posturas basadas en interpretaciones divergentes de una identidad nacional y la forma más conveniente de canalizarla.
* Especialista en relaciones internacionales.
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