Miércoles, 3 de noviembre de 2010 | Hoy
EL MUNDO › OPINIóN
Por Juan Gelman
Esa frase solía evocar mansiones inglesas, reuniones de británicos distinguidos alrededor de una mesa de té servido en porcelanas, un mayordomo seguramente llamado James. Ya no. Ahora brota en la mente el Tea Party, el sector más ultraderechista de EE.UU., con un think-tank que difunde pensamientos bastante antiguos. Se denomina Liberty Central (LC, por sus siglas en inglés) y, para honrar su nombre, promueve con orgullo la intolerancia, el racismo, el jamás abortos, el nunca matrimonios gay. Lo dirige Ginni Thomas, esposa del juez Clarence Thomas, miembro de la Corte Suprema, y abriga a 54 “agrupaciones amigas” como la ultracatólica Tradición Familia y Propiedad (TFP), una réplica independiente de la TFP que en 1960 fundó en San Pablo el político, periodista y escritor Plinio Correa de Oliveira.
Este Plinio odiaba la Revolución Francesa, el protestantismo, el catolicismo liberal, el marxismo, claro, y opinaba que la Inquisición española era “la página más bella de la historia de la Iglesia” porque, mientras duró, la Iglesia Católica se expurgó de herejes a sí misma”. La TFP estadounidense no se queda atrás: en su lista de amigos figuran Propietarios de Armas de EE.UU. –organismo que insiste en que cada ciudadano estadounidense debe tener su ametralladora o al menos un revólver–, Proyecto de Soberanía de Missouri –que propugna la insurrección armada para derribar al gobierno– y 52 adictos más (www.libertycentral.org). Siempre estuvo vinculada con la derecha más extrema, incluida la Fundación Internacional por la Libertad (IFF, por sus siglas en inglés).
La IFF se creó en los años de Reagan y es sobre todo conocida por el apoyo que prestó al régimen de apartheid sudafricano. Pero su activismo ocupó otros frentes: según el investigador Richard Bartholomew, “TFP jugó un papel en el golpe de Estado brasileño de 1964 y se alega que en Uruguay recibió explosivos del agregado militar de la Embajada de Brasil para atacar locales comunistas. El director de la revista chilena de TFP, Jaime Guzmán, se convirtió en el ideólogo del régimen de Pinochet” (//barthnotes.wordpress.com, 25-2-08). La homónima argentina fue fundada por Mario Amadeo y su líder más famoso fue Cosme Beccar Varela.
TFP/EE.UU. se dedica, entre otros menesteres, a reclutar jóvenes mediante prácticas curiosas como las militares de la Edad Media. En julio pasado promovió un “Llamado a la hidalguía caballeresca” en un campo de Louisiana. Según el sitio del grupo, “se enseñaron algunas técnicas nuevas como el uso de la lanza y la arquería medievales. Los combates con espadas de utilería tuvieron mucho éxito, así como los simulacros de guerra en el bosque tropical que rodea a la propiedad” (www.tfpstudentaction.org , 18-7-10). No se aclara que estos ejercicios son brutales ni se especifica el número de brazos y piernas rotos durante su transcurso.
El Tea Party se autopresenta como un movimiento popular, pero no conocería su ascenso súbito sin las fortunas del billonario petrolero David H. Koch y de Rupert Murdoch, dueño del extendido imperio mediático News Corporation, que cuenta con el grupo de canales Fox y Sky, los periódicos The Wall Street Journal, The Sun, Times y un centenar más que no cejaron en su apoyo a unos 150 candidatos republicanos de ultraderecha en las recientes elecciones intermedias. Todos ellos se oponen al aborto, algunos hasta en casos de violación, y sobre todo quieren una política más dura en todos los planos, más libertad de mercado, menos impuestos, recortes de los poderes del gobierno y del presupuesto federal. Sharron Angle, una de ellos, exigió que desaparecieran el Departamento de Educación y el Organismo de Protección Ambiental.
El sostén a los candidatos del TP no sólo fue mediático. Koch, con una fortuna personal de 3600 millones de dólares y propietario con su hermano Charles del megapolio Koch Industries, cuyos ingresos anuales se estiman en 100.000 millones de dólares (www.newyorker.com, 30-8-10), canalizó ingentes sumas de dinero por intermedio de la fundación Americans for Prosperity, que preside, y de la Freedom Works que financia para alimentar las campañas electorales de los candidatos del TP. Todos enarbolaron la bandera republicana y cabe suponer que forman parte de una pugna interna por el control del partido.
El ex juez y pastor de la iglesia New Millenium de Little Rock, Wendell Griffen, definió así la ideología del TP: su “patriotismo” consiste en “un ataque constante a la idea de que EE.UU. acoja a las personas de cualquier nacionalidad, creencia y origen étnico”; su suprematismo blanco subliminal es un viejo cáncer del país, nunca eliminado porque en todas las épocas de la historia estadounidense, los políticos lo usaron para ganar el apoyo de la mayoría blanca (//ethicsdaily.com, 1-11-10). Las crisis económicas originan a veces la expansión de movimientos populistas. No todos son de izquierda.
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