Domingo, 29 de noviembre de 2009 | Hoy
EL PAíS › DEBATE ENTRE LOS DIRIGENTES DE LOS PARTIDOS DE IZQUIERDA
Compartieron un panel en el ciclo Marxismo 2009. Coincidieron en destacar el protagonismo que adquirió el sindicalismo de base. No faltaron las chicanas y los pases de factura que evidenciaron una vez más las divisiones de ese espacio.
Por Adriana Meyer
El marxismo unió lo que la política no pudo. Dirigentes de los principales partidos de izquierda compartieron un panel en el ciclo Marxismo 2009, organizado por el Instituto de Pensamiento Socialista (IPS). Hubo chicanas, pases de facturas y algunos acuerdos básicos tales como el protagonismo que viene ganando el sindicalismo clasista, expresado en los conflictos de Kraft y el subte. Al auditorio del recuperado hotel Bauen, colmado por el público, acudieron Guillermo Pacagnini, del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST); Christian Castillo y José Montes, del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS); Néstor Pitrola, del Partido Obrero (PO), y Guillermo Sánchez, de Izquierda Socialista (IS) para debatir sobre “las tareas y los desafíos del movimiento obrero hoy”.
A Pacagnini le tocó abrir el debate y comenzó destacando que “la clave de este momento es que el movimiento obrero tomó el centro de la escena, que el activismo combativo está en la raíz, la cocina y al frente de las grandes luchas como la de Kraft y el subte”, y enfatizó que uno de los desafíos de la izquierda es “elevar lo sindical a lo político porque hay una materia prima tremenda”, pero para lograrlo consideró que es necesaria la tan mentada unidad de la izquierda.
Le siguió Pitrola, quien puntualizó que Kraft y el subte “son los mayores emergentes de un proceso, que incluye también huelga en Sociales, lucha del cuerpo de delegados de Coto, huelga en Altos Hornos Zapla, la autoconvocatoria a la huelga en Tucumán. Es una juventud que se organiza, emerge y choca contra la burocracia sindical”. Y agregó que “todo esto se da en el marco de la crisis del Partido Justicialista, en un gobierno que tomó la agenda de la Unión Industrial y con un alto nivel de descomposición y corrupción de esa burocracia, que es uno de los principales sustentos del kirchnerismo”. A su criterio, “no alcanza con un programa estatutario antiburocrático, sino que tiene que ser de independencia política”. En ese momento metió la primera cuña de la noche, cuando cuestionó la decisión del Sindicato Ceramista de Neuquén de integrarse a la CTA de esa provincia. Y al representante del MST le cuestionó haber sido responsable del “divisionismo en Suteba”. Sobre el conflicto del subte, afirmó que “hay un operativo político para desactivar esa lucha sin la inscripción del nuevo sindicato”.
Guillermo Sánchez (IS) repudió “la brutal agresión que sufrió el delegado Sergio Folchini, de Smata Volkswagen, a manos de una patota de la burocracia”. Luego abordó las coincidencias con los anteriores panelistas, afirmó que “el gobierno de Cristina es proimperialista”, y que “las patronales quieren que la crisis la paguen los trabajadores”, y sentó posición respecto de la CTA al calificar que “cumple el mismo rol traidor, propatronal y prokirchnerista que la CGT”. Este dirigente docente consideró que “está desesperada la burocracia sindical porque la gente tiene bronca y ganas, y ve que es posible echar a patadas a estos traidores”. Y apuntó que los partidos de izquierda tienen la responsabilidad de evitar que estos nuevos delegados se dividan. Sánchez destacó que otro desafío es “luchar contra la criminalización de la protesta” y atacó a Pacagnini al decir que “la división que propició el MST permitió que Pedraza recuperara TBA Mitre”. El mismo razonamiento aplicó para describir que en Suteba el PTS, el PO e IS fueron unidos pero como el MST fue a elecciones con lista propia “perdimos 12 seccionales”.
Christian Castillo y José Montes (PTS) dividieron su tiempo para no alterar el equilibrio de las fuerzas que estaban en la mesa. “No es casual que la agrupación Desde Abajo haya ganado en la interna de Kraft, que el compañero Poke Hermosilla no haya firmado el acta en aquel momento, el rol del compañero Raúl Godoy y los ceramistas, Hernán García de la interna de Mafissa despedido por luchar, o Carlos Artacho, que organizó una oposición clasista a la burocracia en Foetra: es una orientación sistemática para hacer avanzar a lo mejor de la vanguardia obrera”, enumeró Castillo. Este docente universitario recogió el guante de Pitrola y justificó la decisión de los ceramistas de entrar en la CTA. “Entran con un programa, un plenario o asamblea de base para barrer a la dirección actual –explicó–. Para los periodistas parece una novedad que existe la clase obrera, de hecho el periodismo sindical ha desaparecido”, arrancó Montes. “Hay un nuevo sentimiento antiburocrático en los trabajadores jóvenes, que no le deben nada al peronismo ni a los burócratas, y una muestra es que las patotas antes eran los más jóvenes de los sindicatos y ahora los tienen que ir a buscar entre los barras de los clubes”, dijo este delegado de Astilleros Río Santiago. Montes dejó en claro que “la CTA tiene métodos similares a la CGT”.
Luego de un breve momento de preguntas del público, donde el delegado despedido de Kraft Oscar Coria planteó la necesidad de apuntalar con la presencia de todos los sectores de izquierda el Plenario de Trabajadores Clasistas que se reunió recientemente en Neuquén, cada panelista hizo su réplica. Pacagnini respondió algunas críticas y terminó afirmando que “somos todos trotskistas” y reivindicó que “la lucha del subte es un ejemplo que se mantiene como una referencia”.
Pitrola le respondió a Coria. “A nosotros no nos invitaron”, dijo sobre el Plenario de Neuquén y agregó: “Reivindicamos la unidad de los sindicatos por rama”. También señaló que “45 mil docentes votaron a la lista multicolor de la izquierda” en la elección provincial. Cuando el micrófono llegó a sus manos, Montes aclaró que los sindicalistas de la llamada burocracia descalifican a los combativos llamándolos “zurdos o troskos”, pero afirmó que “muchos de los compañeros del Plenario de Trabajadores Clasistas no son militantes del PTS, como tampoco lo es la mayoría del Sindicato Ceramista de Neuquén, o de la interna de Kraft”. Para el dirigente, “adoptar el programa de estos compañeros es, como diría Marx, un paso adelante en el movimiento real, y miren qué locos, qué sectarios que somos los del PTS, impulsamos que los trabajadores dejen de confiar en los patrones, en los Kirchner, en los partidos patronales y empiecen a pensar que no sólo hay que organizarse sindicalmente sino también para una herramienta política propia”.
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