EL PAíS › LA CáMARA BAJA DEBATíA ANOCHE EL PROYECTO PARA PERMITIR EL CASAMIENTO ENTRE PERSONAS DEL MISMO SEXO

Un día para los derechos gay en Diputados

La sesión arrancó a las 14.20 y seguía después de la medianoche. Y todo indicaba que se aprobaría. Hubo una pluralidad de argumentos en favor de la ampliación de derechos. El PRO y el peronismo disidente sumaron varias voces en contra.

 Por Emilio Ruchansky

Al cierre de esta edición, con la presencia del ex presidente Néstor Kirchner en la Cámara de Diputados y el fantasma de un cuarto intermedio, había suficientes votos a favor para reformar el Código Civil y permitir el casamiento entre personas del mismo sexo. A lo largo de las más de once horas que ya duraba esta sesión especial se escucharon discursos progresistas como el de Martín Sabbatella, quien aseguró que la norma hace que “la sociedad toda suba varios peldaños en la escalera de la igualdad”. Y también hubo argumentaciones retrógradas, como la de algunos macristas preocupados por “la procreación de la especie”, o de Ivana Bianchi, del Peronismo Federal, quien dice tener “amigos gays” pero les niega el derecho a adoptar en pareja porque “ese niño estaría en conflicto con otros niños, consigo mismo y su entorno”. Se habló de historia, de familias, de igualdad y, sobre todo –y en esto hubo acuerdo entre conservadores y liberales– de terminar con la discriminación.

La primera en hablar a las 14.20, con 186 diputados presentes y 71 ausentes, fue Vilma Ibarra, una de las autoras del proyecto de ley. Lo primero que hizo fue destacar “la lucha incansable de las y los militantes por la diversidad que lucharon para que se reconozcan sus derechos”. Luego, la diputada de Nuevo Encuentro mencionó a dos activistas, María Rachid, de la Falgbt, y César Ciglutti, de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), y agradeció a la ex diputada socialista Silvia Augsburguer, autora de un proyecto similar al suyo. Enseguida explicó que lo que se iba a debatir “es la modificación de leyes civiles en un Estado laico”, algo que no afecta a ninguna moral religiosa.

El tema de la adopción fue “un párrafo aparte” para esta diputada, consciente de que sería la principal objeción de quienes se opusieron a la reforma del Código Civil. Y aclaró los tantos: “Este proyecto no da derechos a adoptar a homosexuales y lesbianas, ya lo tienen. Ya lo hacen. La ley de adopción no impide a una persona adoptar por su orientación sexual. Lo que sí se crea con este proyecto es la igualdad para esos chicos que hoy están en inferioridad de derecho. Al no estar reconocido el coadoptante, no se les puede transferir una obra social ni pueden heredar o reclamar la pensión alimentaria de parte de ambos contrayentes. Si muere el adoptante, el niño queda huérfano porque no se reconoce legalmente a la pareja”.

En los balcones del primer piso aplaudieron a esta diputada Alex Freyre y José María Di Bello, el primer matrimonio homosexual en América latina; Norma Castillo, que acaba de casarse con Ramona Arévalo, después de estar 30 años en pareja. Un piso más arriba estaba los representantes y lobbystas de los sectores católicos, que también supieron aplaudir a todos aquellos diputados, en su mayoría del PRO y del Peronismo Federal, que optaron por el proyecto con dictamen de minoría: la unión civil ampliada o una máscara para que nadie los tachara de discriminadores.

Luego de Ibarra habló el presidente del bloque del PRO, Federico Pinedo, uno de los que más se movió entre las bancas, junto con la kirchnerista Juliana Di Tullio. Dijo que el matrimonio es una institución “valiosa” para la sociedad y habló de la importancia de los roles de madre y padre para un niño adoptado, aunque no supo decir cuán importante son estos roles. “No soy un especialista”, admitió Pinedo, quien apoyó el proyecto de unión civil. Su bloque fue la gran sorpresa de la noche: se decía que sólo una macrista de las 11 que hay en el recinto votaría a favor, pero al final fueron cuatro: Laura Alonso, Raquel “Pinky” Satragno, Paula Bertol y Soledad Martínez.

El Peronismo Federal, al igual que los radicales y el PRO, fueron los grandes opositores de la noche de “los matrimonios y algo más”, como dijo un diputado en la antesala. El puntano Mario Merlo aseguró que el matrimonio es “una celebración milenaria entre hombres y mujeres en las distintas culturas del mundo” y que “constatar la diferencia no es discriminar”. Tuvieron que pedir silencio para que pudiera continuar la sesión cuando dijo esto. Su compañera Ivana Bianchi también recibió abucheos cuando comentó: “Si esta ley sale, ¿cómo vamos a definir lo que es una familia?”. Dentro de este bloque, fue Felipe Solá el más ferviente defensor del proyecto del casamiento entre personas del mismo sexo; al mencionar el tema de la adopción gritó: “Amor y proteínas es lo que necesita un niño, ¡el amor no es propiedad de los heterosexuales!”.

En voz alta y en nombre del peronismo, la kirchnerista Juliana Di Tullio defendió la reforma del Código Civil, simplemente porque no cree “que alguien que tiene las mismas obligaciones no puede tener menos derechos”. Y recordó, a raíz del proyecto de unión civil, que cuando Eva Perón instaló el voto para las mujeres “no era para que votaran a la sociedad de fomento”. Carlos Kunkel fue hasta su banca para felicitarla. Otro compañero suyo, Alejandro Rossi, también usó un paralelismo histórico. Dijo que los afroamericanos y los judíos cuando eran discriminados podían recurrir a su familia y a sus asociaciones, “pero los putos no se lo pueden decir ni a sus padres”. Se ganó el aplauso más largo de la sesión.

La diputada radical Silvia Storni, quien convenció a varios de sus compañeros para votar a favor del dictamen de mayoría, aclaró que se debatía sobre “la dignidad humana” y no sobre “la religión, la ley de adopción y los prejuicios”. También señaló el caso del colegio Monserrat, de Córdoba, que discriminaba a las mujeres “con argumentos medievales”. Su colega Ricardo Gil Lavedra reconoció más tarde que había luchado contra sus propios prejuicios antes de votar como Storni. “Desde el 172 después de Cristo, hasta al siglo XIX, la ley excluye a personas del mismo sexo y los pone en una categoría sospechosa, lo que era una distinción desventajosa para una determinada minoría”, señaló antes de pedir “una sociedad más abierta, más libre, más igualitaria”.

Más allá del proyecto de la budista Alicia Terrada, de Unión Familiar, para que “los amigos que se sienten hermanos” puedan estar amparados por la ley, en la Coalición Cívica hubo un apoyo mayoritario, aunque no total como en Proyecto Sur y el bloque Solidaridad e Igualdad. “¿Por qué vamos a saber más que una persona individual lo que le conviene para sus derechos”, dijo Marcela Rodríguez, de la Coalición, que pidió evitar el heterosexismo mayoritario a la hora de votar. “Resulta inconstitucional el régimen diferenciado, es como la segregación que hacían en el transporte y en las escuelas con los afroamericanos en Estados Unidos”, dijo respecto del proyecto minoritario de unión civil. Luego cerró admitiendo lo que los propios militantes vienen criticándoles a los políticos: que la Justicia esté mucho más avanzada en este tema.

Compartir: 

Twitter

Vilma Ibarra, aquí con el primer matrimonio gay celebrado en el país, fue una de las impulsoras del proyecto y la primera en hablar.
 
EL PAíS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.