Domingo, 12 de septiembre de 2010 | Hoy
EL PAíS › UN ESTUDIO INDICA QUE EL GOBIERNO PORTEÑO NO TIENE NI LA CAPACIDAD DE EJECUTAR SU PROPIO PRESUPUESTO
La imagen de gestión es hueca: la Ciudad es el único distrito donde aumentaron la pobreza, el desempleo y la falta de salud por la incompetencia en la ejecución de presupuesto. Hay dinero, pero no lo saben gastar.
Por Roberto Navarro
La toma de más de veinte colegios porteños en reclamo de mejores condiciones edilicias es un hecho inédito en la historia de la educación pública desde el retorno de la democracia. Pero lejos de ser un hecho casual, es el resultado de la mediocre administración macrista. La Ciudad tiene superávit fiscal primario y financiero, y no depende de la voluntad del gobierno nacional, como suele victimizarse Mauricio Macri: el 90 por ciento de sus recursos los recauda la administración porteña. De hecho, como el 75 por ciento de la recaudación surge del Impuesto a los Ingresos Brutos, la Ciudad se beneficia con la política de impulso al consumo del gobierno nacional. Pero hasta con esas ventajas, Macri no sólo no mantiene los edificios escolares sino que preside la única jurisdicción del país en la que creció la desocupación y la pobreza. Según un informe de la Fundación para el Análisis de Políticas Públicas, dirigida por Leonardo Botto, entre 2008 y 2010 el desempleo en la ciudad subió un 48 por ciento y la pobreza aumentó un 18. Por su bajísimo nivel de gestión, el gobierno porteño subejecuta las partidas destinadas a salud, educación, trabajo y gasto social, entre otras. Por eso sus indicadores económicos y sociales evolucionan por debajo del promedio nacional.
Durante la crisis internacional desatada en 2008, el gobierno nacional y el de la mayoría de las provincias implementaron políticas anticíclicas para evitar la suba del desempleo y la pobreza. En la Ciudad se ejecutó poco más de la mitad del presupuesto en gastos de capital, con el que contaba para enfrentar el mal momento. Así, el índice de pobreza pasó de un 5,3 por ciento en el segundo semestre de 2008 a un 6,1 en el segundo de 2009, un incremento del 18 por ciento en un año. En el mismo período, Salta bajó su índice de pobreza del 22,7 al 13,5 por ciento, Neuquén del 12,7 al 8,1 y Santa Cruz del 2,2 al 1,1 por ciento.
El desempleo porteño tuvo una evolución similar durante la crisis. En el segundo trimestre de 2008 era del 5,3 por ciento. En el segundo semestre de 2009 había saltado al 7,8 por ciento, una suba de casi el 50 por ciento. A diferencia del promedio nacional, la ciudad no recuperó empleo. En el primer trimestre de 2010 la desocupación aún se mantenía en el 7,7 por ciento. Tomando los mismos períodos, la desocupación nacional pasó del 7,9 por ciento en 2008 al 9,1 en 2009 y volvió al 7,9 por ciento en 2010. El contraste con el promedio nacional es revelador de la falta de políticas públicas para sostener y recuperar el empleo. En el primer trimestre de 2009 el Gobierno de la Ciudad, que debía gastar aproximadamente un 25 por ciento del presupuesto anual del Ministerio de Trabajo en ese período, sólo ejecutó el 6 por ciento. En el primer trimestre de 2010 batió su propio record de ineficacia y apenas ejecutó el 4 por ciento del presupuesto anual.
“Si sacamos la cuenta de lo que nos cuesta cada alumno de las escuelas públicas, es claro que nos convendría pagarles un colegio privado.” La frase del ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, muestra el sesgo ideológico de fuerte naturaleza conservadora. Esa es una de las razones por las que el gobierno de Macri prioriza otros gastos en desmedro de los que afectan a las responsabilidades de su administración con la esfera pública.
A contramano de la política nacional, que triplicó el porcentaje del presupuesto destinado a Educación, Macri lo disminuyó año tras año desde que asumió. El informe de Fappu revela que el presupuesto de 2008 preveía un monto de 310 millones de pesos para inversión en educación pública, el de 2009 bajó a 270 millones y el de 2010 fue de sólo 120 millones. Así, el recorte de educación pública fue del 60 por ciento.
Estas cifras son las que figuran en los presupuestos presentados por Macri y aprobados por su mayoría en la Legislatura porteña, pero la ejecución fue mucho menor. En 2008 se ejecutó el 55 por ciento de los 310 millones de pesos votados; en 2009, el 49 por ciento de los 270 y en el primer trimestre de 2010, apenas el 7 por ciento, a pesar de que lo habitual es reparar las escuelas en el período estival.
Los colegios privados tuvieron mejor suerte. En 2008 el presupuesto en subsidios a la educación privada fue de 490 millones de pesos, en 2009 subió a 700 millones y en 2010 a 805 millones. En los dos primeros años, estos presupuestos se ejecutaron en un cien por ciento. Más allá de la afinidad de la administración macrista por lo privado, el cumplimiento de estos presupuestos no se debe a una mayor eficacia sino a que ejecutarlos supone simplemente girar los fondos.
El Fappu realizó una comparación de la ejecución de gastos entre el primer trimestre de 2009 y el mismo segmento de 2010. El trabajo revela que el nivel de gestión no mejoró y en algunos casos empeoró, pese a que se trataba del tercer año de administración macrista. Dividiendo el presupuesto en cuatro trimestres, se espera que en cada uno se ejecute aproximadamente un 25 por ciento. Pero el Ministerio de Salud ejecutó un 19,1 por ciento en el primer trimestre de 2009 y un 17 en el de 2010. El Ministerio de Promoción y Acción Social ejecutó un 14,1 por ciento en 2009 y un 13,2 este año. El de Vivienda gastó un 5,7 por ciento el año pasado y sólo un 2,9 este año. Y el de Agua Potable y Alcantarillado, un 3,3 por ciento en 2009 y un paupérrimo 0,5 en el año en curso.
La estrategia de la campaña electoral de Mauricio Macri fue mostrarse como un empresario exitoso, un hombre de gestión que venía a solucionar los problemas de “la gente”. A tres años de su llegada aún no logró poner en marcha la burocracia porteña para poder gestionar. La contratación en el sector público requiere de planificación y redacción de los proyectos, confección de pliegos de bases y condiciones, trámite de licitación, adjudicación del contrato y finalmente la ejecución del contrato. La administración macrista aún no ha logrado aprender a desarrollar en tiempo y forma este proceso.
Una de las primeras definiciones de la palabra economía es “la administración de los escasos recursos”. Los recursos con que cuenta Macri no son escasos: en el primer semestre de 2010 su gobierno tuvo 835 millones de pesos de superávit primario y 692 millones de pesos de superávit financiero (después del pago de los servicios de la deuda). El problema es que sus ministros no gastan sus presupuestos. O porque no quieren o porque no saben, el dinero queda en caja y las consecuencias de su inacción se ven en un mayor nivel de pobreza y de desempleo y en una cada vez menor calidad en las condiciones de salud y educación. Lo que están haciendo los alumnos estatales con la toma de escuelas es hacer visible la pobre administración macrista.
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