“A principios de febrero presentaré un plan de seguridad –le dijo la ministra de Seguridad Nilda Garré a Página/12 en un brevísimo diálogo telefónico–. Por supuesto que uno de nuestros objetivos será tener más efectivos en la calle. Lo hemos hecho estos días con la Gendarmería, con nada menos que seis mil efectivos, aplicando una resolución que se firmó hace meses. Pero en el plan que nos trazamos, nuestra idea es avanzar en toda la complejidad que tiene la cuestión de seguridad. Uno de los acentos estará en enfrentar a las organizaciones que están detrás de los robos de autos. Ese delito produce numerosas muertes.” Garré se encontraba el viernes trabajando en un protocolo que tal vez se dé a conocer mañana y que tiene que ver con combatir el narcotráfico en los vuelos como el de los hermanos Juliá y Gastón Miret.

Recién ubicada en el viejo edificio de la calle Gelly y Obes, muy pequeño para un ministerio, la ministra tuvo que afrontar cuestiones más que complejas, como las tomas del Parque Indoamericano y el Club Albariño. En las próximas dos semanas se concentrará en las estrategias generales de la lucha contra la inseguridad: “Desde ya que uno de nuestros objetivos va a ser tener efectivos en la calle. Eso hace a la apreciación subjetiva de la seguridad, que la gente se sienta más segura. Pero en el plan que nos trazamos tiene que ser mucho más integral. Tenemos que dar pasos en tener cuerpos de seguridad más eficientes, más profesionales y más transparentes. Tenemos que avanzar en la utilización de tecnologías orientadas a combatir el delito y, creo una de las mayores responsabilidades es conseguir una articulación de las fuerzas: la Policía Federal, la Gendarmería, la Prefectura, la Policía de Seguridad Aeroportuaria y las policías de todos los distritos del país. Hay otro objetivo fundamental para nosotros: tener una inteligencia criminal eficiente, es decir información sobre el delito y las organizaciones criminales”.

En ese marco, “un punto clave son las organizaciones, el crimen organizado. Esto significa apuntar a las bandas que se dedican al narcotráfico, a la trata de personas, al robo de automotores. Para nosotros el delito de robo de autos es importantísimo porque se producen muchas muertes que tienen que ver con el robo a mano armada. Debido a los sistemas de seguridad de los autos, hay cada vez más robo de auto a mano armada y eso produce muertes. Ya hemos empezado los procedimientos contra desarmaderos, judicializando rápidamente todo lo ilegal que encontramos. Sí, vamos a poner el acento en enfrentar a las organizaciones que están detrás del robo de autos”, asegura Garré.

Aunque la ministra no da detalles, parece obvio que se va a constituir una mesa para que la Federal, Gendarmería, la Prefectura y la PSA evalúen información de Inteligencia sobre bandas, narcotráfico, desarmaderos, trata de personas, robos a bancos y piratería del asfalto. Hoy por hoy, cada fuerza actúa por su lado y, según se coincide internacionalmente, un caso como el del avión de los Juliá requiere mucho más de información previa, de inteligencia criminal, que de una inspección a ciegas en los centenares de aviones que salen todos los días. En realidad, así funciona en la mayoría de los países.

El equipo de Garré tendrá que trabajar en la coordinación con todas las fuerzas provinciales. También necesitará combinarse con la Metropolitana ya que en el distrito porteño convive con la Federal. El punto básico serán los convenios firmados entre la Nación y la Ciudad de Buenos Aires en 2004 y 2007. La Metropolitana tendrá que hacerse cargo de todo lo que entra en el campo contravencional, incluyendo las usurpaciones, el daño, los vendedores ambulantes, trapitos y también los cortes de calles. La ocupación del Club Albariño sería competencia de la Federal porque son terrenos de la Nación, pero el resto de los casos quedarán en manos de la Metropolitana, en la medida en que está poniendo cada vez más comisarías.

Quienes rodean a la ministra están convencidos de que el método aplicado en el Club Albariño será el utilizado para casos similares. Primero diálogo, persuasión. Pero si se percibe que detrás de un hecho de esa naturaleza hay una banda, como en el caso del Club Albariño, en que varios sujetos buscaban lucrar con los terrenos y mandaban a otras personas a hacer la toma, se actuará contra la banda. Hace unos días, la Gendarmería desocupó un predio utilizando numerosos efectivos. Hubo diálogo previo y las pocas familias que ocupaban el lugar, aceptaron irse. La cantidad de efectivos tuvo que ver con la estrategia de poner inmediatamente el predio en condiciones para que no se vuelva a intentar una toma. De todas maneras, en el ministerio insisten en que “la prioridad es el diálogo”.

También Asuntos Internos de las fuerzas será una prioridad para Garré y su equipo, sobre todo porque la consigna es poner el acento en la transparencia. En la Policía Federal encontraron un primer jefe que estaba denunciado en la Justicia y otro jefe afrontando también un durísimo cuestionamiento judicial, que incluía el procesamiento de varios comisarios. “Sin dudas buscaremos los oficiales idóneos para Asuntos Internos en cada fuerza, pero habrá una supervisión muy estrecha del ministerio. Tendremos un control severo”, reflexionó Garré.

El diálogo de este diario con la ministra fue muy breve porque en el atardecer del viernes trabajaba en el protocolo sobre vuelos y narcotráfico. Se supone que se establecerán métodos y controles distintos a los actuales y habrá que ver cómo se coordina todo con la Aduana y con la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). Tanto la Aduana como la PSA tienen perros adiestrados para detectar droga, pero no está claro cómo se pueden evitar operaciones en las que, por ejemplo, la cocaína va escondida entre el fuselaje y los tapizados de un avión. En el caso del vuelo de los Juliá y Miret por ahora es una hipótesis y los españoles no informaron todavía cómo iba oculta la droga, pero seguramente el protocolo contemplará estrategias para prevenir maniobras de ese estilo.