Viernes, 1 de abril de 2011 | Hoy
EL PAíS › GABRIELA MICHETTI Y HORACIO RODRIGUEZ LARRETA RINDIERON EXAMEN ANTE EL PRO
El jefe de Gobierno sometió a una serie de preguntas que sus posibles sucesores debieron responder frente a los funcionarios PRO. Larreta buscó mostrarse descontracturado. La diputada habló de su programa de gestión y aseguró que mantendrá el equipo.
Por Werner Pertot
El duelo de los duelos. La confrontación de las confrontaciones. El primer debate de la campaña porteña se dio sin cámaras, ni periodistas, en un recoleto salón del Buenos Aires Design y ante la mirada de los dirigentes del PRO. Allí, Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta debieron responder a las preguntas de Mauricio Macri, que quiso que contaran en público cuáles son sus debilidades, por qué quieren ser jefes de Gobierno y qué harían si pierden la interna. Michetti, quien no ocultó demasiado que el encuentro de tinte empresarial no era de su agrado, pasó dos videos para mostrar que ella trabaja en equipo y que no piensa cambiar todo el gabinete si gana. Rodríguez Larreta intentó mostrarse más humano: prescindió de su amado Powerpoint y contó detalles de su infancia y de su vida conyugal. “Bueno, piensen más preguntas, que en 30 días tenemos otra reunión”, concluyó Macri, ante la sorpresa de varios.
La reunión del gabinete ampliado del PRO tuvo el tono de los retiros espirituales y los meetings corporativos al que Macri tiene acostumbrado a su tropa. Se trata, en realidad, del tercer encuentro del “Programa de Desarrollo de Capacidades de Conducción”. Iba a ser en el Club de Amigos, pero lo cambiaron a último momento por un lugar que le permitiera un mayor control de los asistentes, que no pasaron de las ochenta personas. La exclusividad se cobró algunos heridos: invitaron a que se retirara al director del Banco Ciudad, Mario Morando, y al lobbysta de Nidera, Mateo Goretti, quien forma parte de la Fundación Pensar. Los larretistas acusaban al secretario general Marcos Peña de estar detrás de esto.
La primera parte estuvo destinada a hacer una “evaluación 360” de la gestión: se mostraron videos de las segundas líneas hablando del desempeño en cada área, luego dividieron a los dirigentes en grupos de trabajo y los pusieron a trabajar sobre “sus frustraciones e ilusiones”. Michetti no estuvo en ese primer tramo, mientras que Rodríguez Larreta se mostró con su sonrisa habitual a las 8.30. La ex vicejefa se resistió bastante a tener que participar de esta suerte de minidebate con Rodríguez Larreta, en frente de un público que –en su mayoría– era partidario del jefe de Gabinete. Macri debió insistirle en varias oportunidades hasta que aceptó. Ayer, varios de sus dirigentes cercanos le dijeron: “No sabemos por qué tenés que exponerte a esta suerte de casting ante un auditorio 99 por ciento larretista”. Varios de los gestos de la diputada reflejarían esta idea.
Cerca de las 11 hicieron un coffee break antes de las exposiciones de los dos precandidatos a jefe de Gobierno. Hace cerca de un mes, Macri les entregó las preguntas que tenían que contestar. Algunas de ellas eran:
- ¿Por qué quiere ser jefe de Gobierno?
- ¿Cómo piensa darle continuidad al equipo?
- ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de segunda gestión?
- ¿Cuáles son sus desafíos personales y los que enfrenta como grupo?
- ¿Qué fortalezas y debilidades tiene que mejorar?
- ¿Por qué cree que va a ganar? ¿Qué haría si pierde la interna?
Cada uno tuvo 45 minutos para hablar y se estableció como regla que no podían escucharse. Michetti, a la que le tocó segunda, se fue a tomar un café abajo mientras Rodríguez Larreta hablaba. El jefe de Gabinete desplegó un discurso guionado y estudiado, pero que logró sorprender a más de un macrista paladar negro. Todo el esfuerzo estuvo dedicado en mostrarse como una persona más sensible y descontracturada.
Primero habló de su infancia: contó que tenía un padre severo y que su madre murió cuando él tenía seis años. Dijo que, como él era el hermano mayor, le tocó hacerse cargo de las obligaciones de la familia y que de allí le viene la obsesión por el trabajo. “Como éste es uno de los días más importantes de mi vida, quiero tener a mi lado a mi esposa”, les dijo. Enseguida, según lo planeado, Bárbara Diez se plantó a su lado y les contó que al asistir había hecho una excepción, ya que era un día muy importante para su marido. La wedding planner les mencionó que había interrumpido un compromiso muy importante que tenía (el casamiento de Luisana Lopilato, por el que cobró alrededor de 25 mil dólares).
Rodríguez Larreta contó, entonces, que a Diez la conoció cuando tenía 35 años y que la hija de ella decía: “Mamá, ¿cómo te vas a casar con ese señor gordo y pelado?”. Dijo que esto lo deprimió mucho porque sintió que nunca iba a poder vincularse con ella. Relató que ahora le preguntó si le puede decir “papá” y se ganó uno de los cuatro aplausos, para los que hacía estudiadas pausas, mientras iba y venía por el salón. Se ocupó de dialogar con algunos de los funcionarios, en especial los que apoyan a Michetti. Al ministro de Desarrollo Urbano, Daniel Chain, le dijo que esperaba seguir trabajando con él. “En mi familia siempre se habló de fútbol y de la política. Nací para esto. Siento que puedo ser el mejor candidato”, remarcó. “Impresionante Horacio. Hizo un stand up. Se merece un Martín Fierro”, lo felicitaron desde el grupo de los amigos del Cardenal Newman.
Descontenta con el encuentro, Michetti empezó algo fría: “Qué difícil. No sé cómo llegué acá”, comentó. Con las diapositivas en mano, se fue soltando y mostró los ejes de lo que sería su gestión. A diferencia de Rodríguez Larreta, improvisó buena parte de su exposición. “Hay que renovar los sueños, que son más profundos que los objetivos y las metas. Tenemos que renovar los sueños internos junto con los de la gente”, les propuso a los funcionarios, a los que les mostró dos videos para convencerlos de que ella juega en equipo. En el primero, el ex entrenador de Las Leonas, Cachito Vigil, hablaba del elemento mágico que une a los equipos. En el segundo, el director Daniel Barenboim decía: “Se habla mucho del poder del conductor. ¿Quieren que se los muestre?”. Entonces se levantaba y hacía un gesto de director de orquesta. “¿Ustedes escucharon algo?”, les preguntaba. La moraleja: lo que vale es el equipo.
“Yo les ofrezco lo que soy y mi capacidad de ir mejorando. Si les sirve mi aporte, ya me preparé para gobernar. No estoy peleando, ni compitiendo. Sépanlo”, concluyó Michetti, quien recordó que ella de chiquita había descubierto la sensibilidad por los sectores desprotegidos, cuando trabajó en parroquias, en la Cruz Roja y el Rotary Club. La precandidata no contestó qué haría si no la eligen. Rodríguez Larreta había dicho que “seguiría trabajando en la gestión, como siempre”.
“Si tuviera que opinar sobre el resultado, yo diría: distensión. Fue un evento para bajar las banderas de rivalidad interna”, opinó Federico Pinedo. Al final, Paula Bertol la felicitó a Michetti y le dijo: “¿Por qué no están los dos juntos? Sería maravilloso”. La precandidata no pudo ocultar su cara de espanto. Antes de pasar a los sanguchitos, todos recibieron planillas anónimas para evaluar el encuentro y Macri les aclaró que en un mes habrá otro encuentro igual. Luego vendrá la definición.
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