Con la piel aún bronceada por el verano europeo, el reelecto jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, reconoció públicamente por primera vez desde que se realizaron las primarias que el gobierno nacional hizo una “muy buena elección”. A la vez, el ingeniero responsabilizó a la oposición por aquel resultado y vaticinó que le será “prácticamente imposible” darlo vuelta en las presidenciales del 23 de octubre próximo. Además, se negó a definir a qué candidato apoyará en esos comicios: “El voto es secreto”, justificó.

Macri aprovechó una conferencia de prensa que ofreció tras la habitual reunión de su gabinete para hacer un pase de factura generalizado a “la oposición” por la victoria del kirchnerismo en las elecciones primarias: “El 14 de agosto claramente el gobierno nacional ha hecho una muy buena elección, producto de méritos propios y seguramente de fallas del lado de la oposición”. Pataleó por la desunión y recordó cuando llamó a los opositores a unificarse: “Lamentablemente, yo había hablado en marzo cuando convoqué a todos a sentarnos en una mesa, debatir proyectos, unificar propuestas y ver si podían quedar menos candidatos y que la interna fuese interna”.

Y siguió: “Dado que no me fue bien, resigné mi candidatura manteniendo el compromiso a futuro de trabajar por una unidad. La Argentina necesita que trabajemos mancomunadamente, que haya más unidad de criterio, menos agresión, que haya más debate”. Para el jefe de Gobierno, “en las internas, la oposición perdió la oportunidad de una real selección en la cual aquellos que tuvieran propuestas similares unificaran criterios”. Según su análisis, sucedió que “una mayoría argentina que estaba a favor de un cambio no se viese representada por la variedad y pluralidad de propuestas que hacían imposible canalizar esa vocación de cambio”.

Además de críticas, Macri mostró su desconfianza en que se pueda revertir la situación en octubre: “La matemática es cruel y esa diferencia obtenida el 14 de agosto, junto con la división que existe en la oposición, hace que se presente como prácticamente imposible que pueda dar vuelta la elección”, se lamentó.

El macrismo no cuenta con un candidato presidencial propio ni cerró filas tras alguno de los que participaron de las primarias. No obstante, participó en agosto, y lo hará también en octubre, con una “lista corta” de postulantes a diputados nacionales por la Ciudad de Buenos Aires, encabezada por el actual diputado Federico Pinedo. Macri se escudó en esa propuesta ayer para retacear su apoyo a los competidores de la Presidenta: “Mi voto es secreto, me reservo a quién votaré”, lanzó, antes de huir por la tangente: “Estamos contentos, en las internas nos fue muy bien, fuimos la segunda fuerza en la ciudad, y esperamos que los porteños nos acompañen aún más en las elecciones de octubre, para que podamos sumar diputados que ayuden a este debate y esta convivencia”, apostó. En las primarias, Pinedo obtuvo el 16 por ciento de los votos, y en el PRO aspiran a que en octubre pueda alcanzar al menos un 20 por ciento, lo que les permitiría llevar tres diputados al Congreso.

Finalmente, sobre el impuesto de Alumbrado, Barrido y Limpieza en la ciudad, Macri reconoció que está estudiando un incremento debido a que “hace cuatro años que está congelado”, frente a la variación del índice inflacionario. “El ABL está congelado en la ciudad de Buenos Aires hace cuatro años, lo que estamos buscando es que lo que se pague sea justo y represente las necesidades que tiene el gobierno de pagarles mejor a sus docentes, a sus médicos y a sus enfermeras, por ejemplo”, dijo el jefe de Gobierno porteño.