Martes, 20 de septiembre de 2011 | Hoy
EL PAíS › EN SAN JUAN, DECLARó COMO TESTIGO DE SU APROPIADOR JORGE GUILLERMO GOYA MARTíNEZ ARANDA
El joven que en 2008 recuperó su identidad por la búsqueda de su hermano mayor se niega a acusar al militar retirado Luis Tejada. Declaró que lo crió “por orden de un superior”. Los abogados de Abuelas consideran que su interpretación no altera el delito.
“Hoy tengo cuatro padres y cuatro hermanos”, aseguró Jorge Guillermo Goya Martínez Aranda ante el Tribunal Oral Federal de San Juan. Se refirió a sus padres biológicos, Francisco Luis Goya y la mexicana Lourdes Martínez Aranda, secuestrados por el terrorismo de Estado en 1980 y desaparecidos desde entonces, y al matrimonio del ex suboficial de inteligencia Luis Tejada y Raquel Quinteros, acusados y en pleno juzgamiento por su apropiación. Propuesto como testigo de la defensa de los supuestos apropiadores, Jorge también les dijo a los jueces que cree que Tejada lo llevó a su casa “por orden de un superior” y que lo inscribió en el Registro Civil provincial como propio y lo crió “por amor”. En tanto, despegó totalmente a su madre del delito del que se la sospecha responsable: “Ella no sabía nada, siempre estuvo ajena a esta historia”. El abogado de Abuelas de Plaza de Mayo Mariano Gaitán, quien junto con María Inés Bedia encabeza la querella, consideró que la declaración del hijo apropiado “es consecuencia de los delitos de los que fue víctima, por lo que su valor como prueba es relativo. Jorge declaró en función de la vida que llevó, de las circunstancias que experimentó. Es normal que haya creado vínculos afectivos con sus apropiadores”.
En diálogo con Página/12, Gaitán explicó que la defensa del matrimonio acusado, liderada a partir de ayer por Humberto Conti y Eduardo San Emeterio –el matrimonio Tejada Quinteros cambió dos veces de abogados– integró a Jorge como testigo “una vez vencido el plazo de aportes de prueba”. Sin embargo, “como víctima tiene derecho a declarar, a contar su historia”. La versión que señala a los acusados como sus apropiadores indica que Jorge llegó junto con sus padres biológicos a Argentina en 1980, por el paso fronterizo que une Mendoza y Chile. Allí fueron detenidos por militares, torturados en por lo menos dos centros clandestinos de la provincia y finalmente trasladados a Buenos Aires. Jorgito, en cambio, habría quedado en manos de Tejada, con quien vive hasta hoy en San Juan. Recién 28 años después, en 2008, recuperó su identidad.
El joven comenzó a relatar su historia desde el final, cual si ése fuera un nuevo y obligado comienzo, aunque sin dejar de justificar el accionar de sus presuntos apropiadores. Le contó al tribunal sanjuanino que Tejada recién le confesó que no era su hijo “el día en que la Policía Federal hizo un allanamiento en mi casa para llevarse cosas mías para hacer un ADN”; que en esa confesión, el militar le dijo que lo tomó “porque recibió la orden de un superior de que quedara a su cuidado hasta que se regularice la situación”, pero que “frente a la posibilidad de que yo fuese a parar a cualquier lado o que desapareciera, él lo hizo por amor y para protegerme”; declaró que Tejada le explicó que “por las circunstancias, la única manera de hacerlo era asentándome como hijo propio”.
La enunciación de datos se convirtió en postura inmediatamente después: “Fue la mejor decisión y la más valiente, porque entiendo que corría grave riesgo mi persona”, consideró Jorge en relación con las excusas de Tejada. “He tenido una buena vida, he sido mimado y amado, muy contenido, y nunca sentí una diferencia con mis hermanos”, añadió.
Sin embargo, Jorge no sólo habló del militar retirado. Su testimonio tuvo el claro objetivo de despegar totalmente a Quinteros del caso. “Ella no sabía nada y siempre estuvo ajena a esta historia”, remarcó y aseguró que, hasta el día del allanamiento, “ella creía que yo venía de una relación extramatrimonial de él (por Tejada)” y que cuando se enteró de la verdad “quedó muy conmocionada”.
La declaración del muchacho recuperado aporta un nuevo punto de vista al caso. Sin embargo, la querella no teme. “Para nosotros está muy clara la distinción entre lo que es un delito identificado por la ley y efectivamente probado con los elementos aportados hasta ahora en la causa y los sentimientos que Jorge tenga para quienes cometieron ese delito. Esas son cuestiones del ámbito de lo privado en la vida de Jorge. A la Justicia le corresponde juzgar si un hecho es delito acorde con la ley: si estas personas lo sustrajeron, lo apropiaron y durante 28 años le ocultaron su origen. No si lo criaron o no con amor”, concluyó Gaitán.
No obstante, el Tribunal aceptó que hoy, la última audiencia de aporte de prueba del juicio, declare el padrino de bautismo del joven apropiado y hermano del acusado, Oscar Alberto Tejada. Su testimonio, que serviría para dar firmeza a la estrategia de poner a salvo a Quinteros, se sumará al del militar retirado y, probablemente, al de su esposa.
La recuperación de su identidad fue otro de los puntos que Jorge mencionó en su declaración. Como si la versión de los hechos relativos a su apropiación que eligió creer no fuera demostración suficiente de su actitud frente al matrimonio acusado, el joven remarcó que a partir de que el juez Ariel Lijo le reveló su verdadera identidad, tiene “cuatro padres y cuatro hermanos”: “Estoy tratando de sumar y no de restar en mi vida”. Ante la sorpresa de los presentes, y en relación con Tejada y Quinteros, sentenció: “Los reconozco como a mis padres. Yo soy Carlos Alberto Tejada, porque así soy públicamente conocido y es cómo más cómodo me siento”.
Según explicó Gaitán, la Justicia “le dio la posibilidad de llevar su nombre de pila”, pero no el apellido Tejada: “Ese apellido es consecuencia de un delito. Más allá de sus sentimientos, la Justicia no puede convalidar un delito”, concluyó. En tanto, el juez Lijo “lo puso en contacto con la Oficina de Regularización de Documentación” para comenzar los trámites de los cambios. “No se presentó”, apuntó el abogado.
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