EL PAíS › LOS TRABAJADORES DE LA LINEA 60 RATIFICARON EL PARO POR TIEMPO INDETERMINADO

Los colectivos siguen estacionados

Los choferes rechazaron en asamblea la propuesta del Ministerio de Trabajo. El ministro Carlos Tomada reclamó “responsabilidad” en los dirigentes porque –consideró– “están dadas las condiciones para levantar las medidas”.

Los choferes de la línea 60 rechazaron los seis puntos propuestos por el Ministerio de Trabajo para destrabar las negociaciones con la empresa Micro Omnibus Norte SA (Monsa), y durante la jornada de ayer siguieron con el paro por tiempo indeterminado. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, apeló a la “responsabilidad de los dirigentes”, porque consideró que “están dadas las condiciones para levantar las medidas”. El ministro ya admitió “ciertos incumplimientos en el pago de haberes” por parte de la empresa, pero afirmó que el paro por tiempo indeterminado “no es una metodología aplicable a un servicio público” porque afecta a “Dios y María Santísima”. También advirtió a los trabajadores que deben levantar la medida si desean alcanzar una “solución definitiva”. Tras el fracaso de la negociación del miércoles, no hubo más diálogo entre las partes. Desde la comisión gremial interna le respondieron a Trabajo que Monsa “pague primero lo que debe” en concepto de salarios mal liquidados y recién “después” los trabajadores levantarán el cese de actividades que comenzó el lunes pasado.

Para los choferes, nada de lo sucedido en las últimas horas modificó lo decidido por la asamblea de ayer a la mañana, donde aprobaron la realización de “cortes en Capital y el Gran Buenos Aires” en una “hora pico” a establecer. En diálogo con Página/12, el delegado Hugo Schwartzman dijo que ayer “no hubo reunión en Trabajo ni ningún tipo de acercamiento con la empresa, que no quiere dialogar con nosotros, sino que hace varias semanas manda empleados vestidos como choferes que portan armas, a lo que se suma que no atienden a los delegados y nos deben vacaciones, horas extra, francos y días por enfermedad mal liquidados”. Respecto de la conciliación obligatoria dictada por Trabajo y desconocida por los empleados, el representante gremial explicó que “ya la cumplimos entre el 8 de marzo y el 8 de abril”, porque “el conflicto viene desde enero”. En la cabecera de Constitución repartieron volantes explicativos, y en la otra punta del recorrido hubo un corte en la colectora de la Panamericana, en Ingeniero Maschwitz.

“Hasta que no se deposite la plata que nos deben, no vamos a levantar la medida”, advirtió el delegado Néstor Marcolín y argumentó que la última propuesta del ministerio fue rechazada “precisamente porque no había suficientes garantías de que se pudiera cumplir en esas condiciones”. Según el delegado, la empresa “está ofreciendo plata en concepto de vales, como si el problema primordial fuera un pequeño reclamo económico, y como ignoran nuestras demandas estamos en paro y asamblea permanente”. Días atrás, en un comunicado, la comisión interna había exigido “el cumplimiento del dictamen resolutivo del 3 de junio del Ministerio de Trabajo, la expulsión de la patota sindical y el reconocimiento del cuerpo de delegados elegido democráticamente por cuarta vez”.

La viceministra de Trabajo, Noemí Rial, había advertido que, ante la desobediencia de los choferes a la segunda conciliación obligatoria, “se cayó” la disposición, lo que “implica que los trabajadores no percibirán los 600 pesos” ofrecidos, y alertó que se analizarán “los pasos a seguir”. El delegado Angel Perticaro replicó que la funcionaria “toca de oído”, porque “es muy facilista criticar las cuestiones ajenas cuando no se padecen día a día” y dijo que “lo establecido en la resolución (rechazada) fue un parche, no una solución definitiva”.

Mientras la solución se aleja, el conflicto recrudece. El delegado Schwartzman dijo que “a uno de los delegados le quemaron el auto en la puerta de la casa y a otro compañero lo amenazaron junto a su familia”. Y ayer se cruzaron el presidente de la licenciataria de la línea 60, Marcelo Pasiuto, con otro de los delegados, Néstor Marcolín. Según Pasiuto, hay una minoría que decide las medidas, y la acusó de haber tomado la empresa con violencia. Marcolín le contestó que la huelga es “unánime y legítima”, al tiempo que describió que el lunes pasado “uno de los empleados contratados por la empresa recientemente sacó un arma y se la puso en las costillas a un trabajador: fue la primera vez que alguien sacó un revólver en nuestras asambleas”.

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Los empleados exigen que Monsa “pague primero lo que debe” en concepto de salarios mal liquidados.
Imagen: Télam
 
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