Cuentos narrados por Julio Cortázar; poemas recitados por Jorge Luis Borges; entrevistas a los científicos argentinos de reconocimiento mundial. Esas cintas, entre otras tantas, serán las compañeras de lujo de los relatos de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, de Hijos que buscan a sus padres detenidos desaparecidos y nietos recuperados en el reservorio de memoria en formato audiovisual que comenzó a erigirse dentro de la sala de consulta Gustavo “Cuchi” Leguizamón, de la Biblioteca Nacional. Las historias “de luchadores y luchadoras” narradas por ellos mismos son el eje central del Programa de Derechos Humanos que nació hace muy poco tiempo dentro de esa institución y que está en pleno desarrollo. “La biblioteca no podía quedar aislada de la política de derechos humanos que se desarrolla a nivel general en el país desde los últimos diez años, así que el programa llega para poner un grano más de arena a este desarrollo colectivo”, definió el director del Departamento de Cultura de la biblioteca, Ezequiel Grimson.

La idea original tenía que ver con crear “un desarrollo específico relativo a los derechos humanos dentro de la biblioteca que, como bien se sabe, es una institución de resguardo de la memoria”. Grimson compartió esas ganas con su asesor, Daniel Campione, y quien se convirtió en la coordinadora del proyecto, Graciela Blancat. Juntos pensaron en un proyecto que fuera capaz de vincular memoria y reflexión, dos cuestiones que consideran primordiales en relación con los derechos humanos.

La generación de un archivo audiovisual que resguarde los testimonios de los y las luchadoras por los derechos humanos de Argentina, por un lado, y actividades de debate abiertas al público en general que sirvieran, al mismo tiempo, de difusión y concientización sobre el tema, por otro, se convirtieron en las dos líneas de acción que concretaron aquellas cuestiones y que resultaron en los dos elementos que inauguraron el Programa de Derechos Humanos de la Biblioteca Nacional.

“Recién estamos empezando a armar las listas y a convocar a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo”, confesó Blancat. Ellas serán las primeras voces de una lista larga que atraviesa diferentes etapas del país, a las que se les pedirá –desde el programa– que se cuenten de una manera “completa y humana, que puedan repasar su vida antes de ser atravesados por el hecho que los volcó a la lucha y cómo siguieron desde entonces”, mencionó la coordinadora del programa. A medida que se vayan generando, los documentos estarán disponibles para todo aquel que quiera consultarlos o repasarlos en la Sala de Consulta Gustavo “Cuchi” Leguizamón, que funciona en el tercer piso de la biblioteca.

No es, por caso, el primer archivo que resguarda las voces de los derechos humanos nacionales. El Archivo Nacional de la Memoria, sin ir más lejos, es el summum de esa intención. Sin embargo, Grimson aclaró que la iniciativa hacia el interior de la Biblioteca Nacional no busca “reemplazar ni oponerse a otras ya existentes, sino sumar a la política general de Memoria, Verdad y Justicia”.

El puntapié lo darán aquellas mujeres atravesadas por los delitos de lesa humanidad de la última dictadura, pero esa “etapa más dramática del país” no será la única mencionada. “Para abarcar toda la secuencia de violaciones a los derechos humanos en Argentina, la mayor cantidad de testimonios es lo más adecuado”, sostuvo Campione, que aseguró que la combinación de voces de “diferentes generaciones” logrará “pintar el abanico de muchas luchas en defensa de esos derechos que, en realidad, son una misma”.

Esa lógica, la de abrir el foco y echar un vistazo sobre las varias situaciones en las que los derechos humanos de argentinos y argentinas han sido violentados, también son lineamiento de los encuentros de debate que diseñan Grimson, Blancat y Campione en el seno del programa a su cargo. “Creemos que es necesario seguir debatiendo sobre esta temática acercando la mirada a diferentes hechos puntuales de nuestra historia.” El primer encuentro, que se realizó a principios del mes pasado, juntó a personalidades de diferentes esferas –periodismo, literatura, política, por mencionar algunas– relacionadas de alguna manera con los fusilamientos de José León Suárez. “La puesta en común de sus diferentes miradas sobre un mismo tema, sumadas a las del público, logran una riqueza de entendimientos impecable”, concluyó la coordinadora.