Viernes, 23 de enero de 2015 | Hoy
EL PAíS › EN UNA NUEVA CARTA, CFK DESESTIMO LA HIPOTESIS DEL SUICIDIO DE NISMAN Y APUNTO A STIUSO
A través de su segunda nota, la Presidenta afirmó que le “plantaron información falsa” al fiscal para que realice su denuncia y sugirió que el ex agente Stiuso le escribió la acusación. “Lo usaron vivo y después lo necesitaban muerto”, sostuvo.
Por Nicolás Lantos
La presidenta Cristina Fernández ratificó en una nueva carta, publicada a través de las redes sociales, su sospecha de que la muerte en circunstancias dudosas del fiscal Alberto Nisman, días después de haberla acusado de encabezar un plan para garantizar la impunidad de los sospechosos iraníes de haber participado en el atentado contra la AMIA, no fue por mano propia. La mandataria alude a una trama que involucra al ex agente de inteligencia Antonio Stiuso y que estaría vinculada con el encubrimiento del ataque terrorista, además de buscar hacer daño a la imagen interna y exterior del gobierno argentino mediante un “escándalo político y jurídico”. Además, destaca la debilidad de la evidencia presentada en su contra y asegura que la denuncia se derrumbó “como un castillo de naipes” no bien se hizo público su contenido completo.
“Hoy no tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas. Había que traerlo (a Nisman) urgente al país para aprovechar el estrépito internacional”, manifestó CFK respecto del hombre que la investigaba y a quien ayer por primera vez menciona CFK con nombre y apellido: Stiuso, ex director de Operaciones y hombre fuerte de la Secretaría de Inteligencia (SI), desplazado en noviembre del año pasado del organismo en el que se desempeñaba desde 1972. Para ella, este espía recientemente exonerado se encuentra detrás no solamente de la sospechosa muerte de Nisman, horas antes de exponer su acusación ante el Congreso, sino de la misma denuncia que el fiscal había presentado seis días antes, apuntando contra la Presidenta y otras figuras vinculadas al gobierno por haber intentado, supuestamente, negociar con Irán la impunidad de los funcionarios de ese país investigados por el atentado.
“La denuncia del fiscal Nisman nunca fue en sí misma la verdadera operación contra el Gobierno. Se derrumbaba a poco de andar. Nisman no lo sabía y probablemente no lo supo nunca. La verdadera operación contra el Gobierno era la muerte del fiscal después de acusar a la Presidenta, a su Canciller y al Secretario General de La Cámpora de ser encubridores de los iraníes acusados por el atentado terrorista a la AMIA”, sostuvo Fernández de Kirchner en su carta, donde destaca llamativos puntos de contacto entre el armado de la denuncia y las maniobras con las que se encubrió ese ataque en los primeros años posteriores a la voladura de la sede de la mutual judía: “Al informe de Nisman le ‘plantaron’ información falsa. Casi una réplica de lo que me tocó ver en la comisión que seguía la investigación de la causa principal”, aseguró.
El hombre que une los puntos es Stiuso, alias “Jaime”, alias “Stiller”, activo en la SIDE desde hace más de cuarenta años y hombre fuerte de “La Casa” por lo menos durante la mitad de ese período. Como Director de Operaciones estaba a cargo de “la ojota”, u oficina de escuchas judiciales (y eventualmente parajudiciales) de la central de Inteligencia, y desde allí extendía su influencia. Nexo con los servicios extranjeros en la investigación de la AMIA, fue el encargado de instalar, a pedido de Estados Unidos e Israel, la pista iraní como rumbo excluyente de la pesquisa. Las diferencias entre “Jaime” y la Casa Rosada eran añejas pero estallaron en noviembre, cuando la Presidenta decidió descabezar la SI y pasarlo a retiro.
Las pistas falsas que Stiuso “plantó” en la investigación de Nisman, según Fernández de Kirchner, son las de los dos “presuntos agentes de Inteligencia” que el fiscal identificó en el informe como “miembros de una ‘SIDE paralela’” que funcionaba “en conexión ‘directa’ con la Presidenta, es decir, salteando a “Stiller”. Se trata de Ramón Allan Héctor Bogado y el ex juez Héctor Yrimia, que, según información desclasificada esta semana por orden de CFK, “NUNCA habían pertenecido a la Secretaría de Inteligencia, bajo ningún carácter” (la mayúscula corresponde al comunicado de la Presidenta).
En la carta, recuerda que incluso “con fecha 12 de noviembre de 2014, la Secretaría de Inteligencia denunció criminalmente al Sr. Bogado por la posible comisión del delito de ‘tráfico de influencias’, ya que se presentaba ante funcionarios de Aduana como personal de Inteligencia” y que “el 7 de agosto de 2013 se recibió en la Secretaría de Inteligencia un oficio librado por el Tribunal Oral en lo Criminal N 1 en una causa por el delito de ‘extorsión’ en el cual se solicitaba saber si Ramón Allan Bogado prestaba servicios en dicha dependencia”, lo que también se respondió de forma negativa. “Dichas actuaciones tuvieron lugar antes de que asumieran las actuales autoridades de la Secretaría y quien puso en conocimiento de las mismas a sus superiores fue precisamente el entonces Director General de Operaciones, Ing. Antonio Horacio Stiuso”, agrega CFK.
En ese punto, la Presidenta trae a cuento unas declaraciones de Nisman realizadas la semana pasada, luego de presentar su denuncia. Allí el fiscal aseguró que Stiuso era quien le proveía de la información con la que confeccionó el informe. “Si Stiuso era el que le daba toda la información que Nisman pedía y tenía, es más que evidente que fue el propio Stiuso el que le dijo (¿o le escribió?) que Bogado e Yrimia eran agentes de Inteligencia. ¿Es posible que se haya olvidado que él mismo lo había denunciado en noviembre del año pasado y se había iniciado causa judicial? Y si se había olvidado un hombre tan memorioso ¿no consultó con la oficina de Recursos Humanos?”, agregó, antes de recordar que el juez de la causa AMIA, Rodolfo Canicoba Corral, manifestó que “en lugar de colaborar” Stiuso “terminó dirigiendo la investigación”.
En otro fragmento de su mensaje, la Presidenta destaca la forma que eligió el diario Buenos Aires Herald respecto del texto completo de la denuncia, difundido anteayer: “Nada nuevo”, tituló el matutino en lengua inglesa para graficar las serias fallas de las que adolece la imputación, cuya falta de pruebas fue incluso destacada por la jueza María Servini de Cubría, la primera en recibir la denuncia de casi 300 fojas, pero sin evidencias. También destacó “el análisis de Horacio Verbitsky, “Alerta roja”, publicado en Página/12, o el de Raúl Kollmann en el mismo diario, páginas 2 y 3... pero ya saben, no faltarían quienes los impugnaran pese a ser ambos periodistas quienes han analizado y seguido el caso AMIA desde sus orígenes. Incluso Horacio Verbitsky preside el CELS, que representa familiares de víctimas del atentado que integran el colectivo Memoria Activa”. Para CFK, el Herald, junto con Página/12 y otros medios “derribaron como un castillo de naipes lo que fue presentado como ‘la denuncia del siglo’, que demostraría nada más ni nada menos que la complicidad de la Presidenta de la República, de su Canciller, y del Secretario General de La Cámpora, en el encubrimiento de los iraníes acusados de haber participado en el atentado a la AMIA hace 21 años”.
Para Fernández de Kirchner “todo” lo que le imputaba Nisman “es falso”: así, “los agentes no son agentes”; “Interpol, en la persona de su ex jefe Ronald Noble, demolió la acusación sobre las alertas rojas afirmando que lo que decía Nisman era falso”; “el comercio con Irán decrece en vez de aumentar luego del Memorándum”; “el Gobierno nunca compró petróleo a Irán”; y “los que venden granos no son ni la Presidenta, ni el Canciller, ni el Secretario General de La Cámpora, sino en forma privada y sin intervención del Estado, entre otras, las firmas: Bunge, Cargill, Nidera, Oleaginosa Moreno de la firma suiza Glencore, Aceitera General Deheza, Molinos Río de La Plata, Vicentin, e inclusive el Sr. Jorge Aranda, directivo de Clarín, quien triangula operaciones de venta de arroz a Irán a través de la firma Molinos Libres SA”, empresas que, destaca, “no son precisamente ‘amigos’ del Gobierno, como gusta adjetivar Clarín a algunos que no responden a sus directivas o invitaciones”.
Además, involucra en la trama al PRO: “El supuesto agente iraní Jorge Alejandro Khalil”, aparente vínculo del gobierno nacional con Irán en la trama relatada por Nisman, “aparece asociado comercialmente a su hermano Alberto Amado Edgardo Khalil, quien se desempeñó como Director General de Asuntos Jurídicos de la Legislatura porteña”, cargo al que renunció “8 días después del procesamiento y dictado de prisión efectiva al ex Jefe de la Policía Metropolitana Jorge ‘el fino’ Palacios por espionaje telefónico, entre otras personas, a familiares de víctimas de la causa AMIA”, recuerda. “Resulta extraño –agrega– que quien profesa con tanto fervor la fe islámica, lo cual merece mi mayor respeto, y es incondicional defensor de la República Islámica de Irán, algo completamente legal en Argentina, se asocie con dirigentes de un partido manifiestamente anti-iraní. Porque si bien los parientes no se eligen, los socios comerciales sí.”
Para la Presidenta, “la acusación de Nisman no sólo se derrumba, sino que constituye un verdadero escándalo político y jurídico” en el que “el estrépito de la denuncia, aún sin pruebas ni sustento, plagada de información ‘plantada’, quedaba sepultada por la muerte del fiscal”, pocos días después de que el ataque terrorista en París del 7 de enero sacudiera a la opinión pública mundial. “Al fiscal Nisman no lo hacen volver sólo para denunciar algo que sabían no tenía sustento y que no podía perdurar –señala–. Lo usaron vivo y después lo necesitaban muerto. Así de triste y terrible.” En ese sentido, agrega, “Nisman mismo expresa en su chat cuando dice que no lo imaginaba tan pronto refiriéndose a lo que venía a hacer en su retorno imprevisto. Lo que nunca pudo imaginar es que el tiempo no solamente había comenzado a correr para la ‘denuncia del siglo’, sino también para su propia vida”.
En ese contexto, Fernández de Kirchner se pregunta si “tal vez lo hicieron venir por lo ocurrido en Francia” o tal vez la denuncia, “pensada para la campaña presidencial (...) se adelantó por los cambios efectuados en la Secretaría de Inteligencia”. La pregunta que ronda en la mente de la mandataria es “por qué se iba a suicidar” el fiscal, reforzando la idea que ya había dejado caer en su primera carta publicada luego de conocerse la noticia, en la que hablaba de un “caso de ¿suicidio?”, colocando esa palabra entre signos de pregunta.
También, dice que es “por lo menos raro” que haya utilizado el arma que le había proporcionado un día antes su colaborador Diego Lagomarsino, y pidió “que se le otorgue mucha protección”, así como “que se ordenen sumarios e investigaciones lo más rápidamente posible sobre la propia custodia del fiscal Nisman” para saber “si informaron inmediatamente de descubierto el hecho al 911 o a sus superiores” y “cómo se permitió el ingreso al lugar donde estaba el cuerpo del fiscal Nisman a un médico privado de una obra social antes de dar cuenta al juez, a sus superiores, a los forenses”.
La segunda carta de la Presidenta despertó críticas de la oposición, quienes la acusaron de haber dado un “sorpresivo giro” por dudar ahora de que la muerte de Nisman se haya tratado de un suicidio, reiterando un argumento con origen en los medios de comunicación opositores y que no se condice con el texto de la primera carta, en el que ella ya expresaba sus dudas. Desde el gobierno nacional ratifican que “no hubo ningún cambio” en la postura oficial con respecto al caso. “Es una situación sensible y antes de sacar conclusiones esperamos que la fiscal y la jueza estén a la altura de las circunstancias y actúen de la mejor forma posible –manifestaron desde Casa Rosada ante la consulta de este diario–. La postura de Cristina siempre fue la misma, no cambió: es un caso que despierta muchas dudas, tal como dijo en su comunicado.”
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