Lunes, 26 de octubre de 2015 | Hoy
EL PAíS › EL CANDIDATO DEL FRENTE PARA LA VICTORIA Y EL DE CAMBIEMOS COMPETIRáN POR LA PRESIDENCIA EL 22 DE NOVIEMBRE
En un lento recuento, Daniel Scioli se imponía en la madrugada por menos de dos puntos a Mauricio Macri y definirán en segunda vuelta. María Eugenia Vidal dio el batacazo en la provincia de Buenos Aires ante Aníbal Fernández.
Por Fernando Cibeira
En un lento y apretado escrutinio, el candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, se imponía al cierre de esta edición por una diferencia de casi dos puntos al postulante de Cambiemos, Mauricio Macri, con lo que por primera vez en la historia la presidencia se definirá en un ballottage, fijado para el 22 de noviembre. A las 3, Scioli obtenía el 36,4 por ciento contra el 34,7 de Macri, una diferencia mucho menor que la de las PASO y de la que pronosticaban todas las encuestas. Para el resultado nacional fue clave lo sucedido en la provincia de Buenos Aires, donde Cambiemos hizo una gran elección y María Eugenia Vidal rompió todos los pronósticos al derrotar por más de cuatro puntos a Aníbal Fernández en la competencia por la gobernación. El candidato de UNA, Sergio Massa, conservó la tercera ubicación con el 21,2 por ciento, y Nicolás del Caño, del FIT, le ganó la pulseada por el cuarto puesto a Margarita Stolbizer, de Progresistas, por el 3,3 por ciento a 2,6.
Es de imaginar que a partir de hoy el Frente para la Victoria deberá comenzar un profundo análisis de la elección, en la que Scioli no sólo no superó su cosecha en las primarias de agosto para ganar en primera vuelta, como se había planteado, sino que retrocedió dos puntos. En dos distritos que se había propuesto mejorar, como Córdoba y Ciudad de Buenos Aires, la suba fue casi imperceptible, mientras que la provincia de Buenos Aires sacó alrededor de 3 puntos menos.
Todo lo contrario sucedió con Macri, de quien en algún momento incluso se dudó de que pudiera retener lo que Cambiemos había sacado en las primarias en las que compitió contra Ernesto Sanz y Elisa Carrió. Sacó 5 puntos más. En la provincia de Buenos Aires sumó un 4 por ciento mientras que en Córdoba ganó con el 53 por ciento, quedándose con buena parte de los votos de José Manuel de la Sota.
En rigor, si se hacía la comparación en votos, Scioli conseguía una cosecha muy parecida a la de las PASO, de alrededor de 8.500.000 votantes. Con lo cual podía deducirse que la gran mayoría de quienes no fueron a votar en las primarias y lo hicieron ayer –votó más del 80 por ciento del padrón– lo hicieron por Macri.
Mucho antes de que la Dirección Electoral diera el primer resultado oficial, la certeza del ballottage quedó reflejado en el discurso de Scioli en el Luna Park agradeciendo por “la nueva muestra de confianza”. “Convoco a los indecisos y a los independientes”, dijo el candidato del Frente para la Victoria desde el atril junto a su compañero de fórmula, Carlos Zannini, poco antes de las 22. A su derecha sus colaboradores más cercanos, y a la izquierda su familia y funcionarios. Fue el virtual inicio de su campaña para la segunda vuelta.
“Existen dos visiones diferentes sobre la Argentina”, dijo, en la que “nuestra prioridad son los humildes, los trabajadores y la clase media”. Reivindicó el gobierno de Cristina Kirchner, la defensa de los derechos humanos y la defensa de “nuestra independencia económica”. No muy común en él, hizo una alusión directa a su rival. “Si fuera por Macri no tendríamos Asignación Universal por Hijo, Aerolíneas Argentinas, Anses y le hubiéramos ido a pagar sin condicionamientos lo que decía el juez Griesa”, lanzó un enfático Scioli, que se presentó como el más experimentado para hacerse cargo del país. Saludó junto a su mujer, Karina Rabolini, y aseguró que “en una hora nos vemos”, pero no volvió a aparecer.
Desde que cerró el comicio, el bunker de Cambiemos en Costa Salguero fue un jolgorio, con un gran cartel que atravesaba el escenario dando por hecho el ballottage. La candidata a vicepresidente, Gabriela Michetti, y, principalmente, María Eugenia Vidal, fueron las animadoras sobre el escenario con la serie de frases o slogans de campaña encadenados con la que arman sus discursos. “Estar cerca”, “vamos a estar con vos”, “ustedes nos ayudaron”. A eso de las 23 anunciaron la aparición de Macri.
“Hoy cambia la política de este país”, afirmó el candidato presidencial. Macri se esforzó en enviar buenas ondas a quienes ayer no lo votaron a quienes agradeció casi más que a quienes sí lo hicieron. “Voy a trabajar mañana, tarde y noche para ganarme su confianza”, aseguró. Toda la dirigencia de la alianza se encontraba sobre el escenario, incluyendo a los felices Sanz y Carrió. “Si crece cada uno de los argentinos, construimos la Argentina que soñamos”, cerró Macri antes de arrancar el consabido baile con su hija Antonia sobre los hombros. Los globos amarillos fueron reemplazados por los celestes y blancos. Los festejos se prolongaron hasta la madrugada.
Las denuncias de fraude, que al comienzo del escrutinio amagaron con reaparecer –Carrió ya había avisado– enseguida quedaron en el olvido con las buenas noticias.
La jornada electoral se presentó mansa y tranquila, incluso más de lo que fueron las primarias de agosto. El ministro de Justicia, Julio Alak, las evaluó como “las elecciones más controladas y fiscalizadas de la historia”. En su balance, apenas cerrado el comicio, anunció que había votado el 79 por ciento del padrón –luego se comprobaba que era más del 80–, lo que representaba “un 5 por ciento de gente más que los que participaron en las primarias abiertas”.
El director electoral, Alejandro Tullio, prometió entonces que los primeros resultados estarían tarde, “para las 23”, con la idea de hacer “una carga homogénea de todas las provincias”. Pero el margen se estiró mucho más allá e, insólitamente, hasta la medianoche no había cargado un solo dato. Alak y Tullio hicieron a esa hora una nueva aparición y lo prometieron “en minutos”, justificando la demora en que faltaban los números de la mayoría de la provincia de Buenos Aires. Para entonces ya habían hablado todos los candidatos. En la primera carga, Macri aventajaba a Scioli y Vidal a Fernández, con lo que se entendió porqué la excesiva prudencia para dar a conocer números.
El impactante triunfo de María Eugenia Vidal en Buenos Aires marca el fin de la hegemonía del peronismo en el distrito más importante del país desde hace 28 años. El macrismo arrasó en el interior provincial mientras que se quedó con varias intendencias del conurbano. Un dato ilustrativo fue que Aníbal Fernández y su compañero de fórmula, Martín Sabbatella, perdieron en sus respectivos distritos, Quilmes y Morón. Fue significativo el corte de boleta: Scioli consiguió en la provincia 300 mil votos más que la fórmula para la gobernación.
También se eligió gobernador en otras diez provincias. La oposición unida celebró el amplio triunfo del radical Gerardo Morales en Jujuy ante el justicialista Eduardo Fellner. En Santa Cruz, en un lento recuento, Alicia Kirchner se imponía en la pulseada por la gobernación y Máximo Kirchner resultaba electo diputado. En Chubut, el peronista opositor Mario Das Neves se imponía por muy poco al gobernador Martín Buzzi. El justicialismo y aliados ratificaban su condición de favorito en Formosa, Misiones, Catamarca, La Pampa y San Juan, lo mismo que Alberto Rodríguez Saá en San Luis. En Entre Ríos, el kirchnerista Gustavo Bordet también se imponía por poco ante el ruralista Alfredo De Angeli.
En cuanto a la elección para el Congreso, el Frente para la Victoria conservó la mayoría propia en el Senado y la primera minoría en Diputados. El macrismo también mostraba crecimiento en este rubro.
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