EL PAíS › LOS ACUERDOS ENTRE ENARSA, PDVSA, PETROBRAS Y REPSOL YPF TRAZAN UN NUEVO PANORAMA
Sudamérica quiere bailar con ritmo propio
La estratégica alianza entre tres empresas estatales y una privada que, en los hechos, actúa muy cercana a su gobierno, amenaza cambiar el posicionamiento energético de la región ante el mundo. El viraje de Venezuela es un desafío para Estados Unidos.
Venezuela dispondrá de petróleo propio en Argentina, una refinería para procesarlo y una cadena de comercialización para vender el combustible. Repsol YPF explorará y extraerá crudo en Venezuela en el que se considera el mayor reservorio de crudo pesado y extrapesado del mundo. Petrobras se asocia a Pdvsa para instalar una gigantesca refinería en el nordeste brasileño, en donde procesará crudo que ambas, también asociadas, extraerán en Venezuela. Enarsa, la novel empresa estatal argentina, será socia local de Pdvsa en la refinación y comercialización. Toda la movida quedó concretada en apenas 24 horas, a través de acuerdos simultáneos firmados en Brasilia entre la tarde del jueves y la tarde del viernes. Tres gobiernos latinoamericanos y un cuarto, el de España, a través de su estrecha vinculación con la firma petrolera participante en los acuerdos, quedaron ligados en una estrategia común de integración que los coloca en el escenario grande del combate petrolero mundial. Un rumbo del que será difícil dar marcha atrás, pero por el que tampoco va a ser fácil avanzar sin confrontar con otros poderosos intereses.
Con diferentes intereses y por distintos caminos, los protagonistas principales y secundarios de esta historia llegaron a un punto de encuentro. Punto que podría tener muy pronto nombre propio: Petrosur. Significativamente, fue el único protagonista privado de esta historia, Repsol YPF, el que reivindicó ese nombre, al encabezar el comunicado con la sugestiva frase: “En el marco de la creación de Petrosur, Venezuela y Argentina dan entrada a Repsol YPF en su gran alianza petrolera”.
Antonio Brufau, titular de la petrolera española, arribó en las últimas horas del jueves a Brasilia, poco después del anuncio de los presidentes Kirchner y Chávez sobre la incorporación de la red de estaciones Rhasa y la de la marca Sol Petróleo a la cadena Pdvsa-Enarsa. A través de un acuerdo marco de carácter regional, Repsol YPF se aseguró una participación destacada en la producción petrolera venezolana, fundamentalmente en la prometedora faja petrolífera del Orinoco, al sudeste del país, considerada como uno de los mayores reservorios de crudo pesado y extrapesado del mundo.
Repsol YPF y Pdvsa constituirán dos empresas mixtas, ambas con participación mayoritaria de la segunda, que operarán en forma conjunta en el bloque Junín 7 (faja del Orinoco), una, y en el área Barúa-Motatán (al oeste), la otra, con perspectivas de ampliar su acción a otras áreas vecinas. Dentro de la estrategia de Repsol, este paso significa asegurarse importantes reservas en la región fortaleciendo su potencial económico para disputar espacios con las petroleras estadounidenses y británicas de primera línea. Y ampliar su producción en Venezuela en un 60 por ciento, al pasar de 100 mil a 160 mil barriles diarios. Aspectos particularmente trascendentes en estos días, cuando volvieron a arreciar los rumores de un intento de British Petroleum-Amoco por capturar, en forma hostil, el control de su competidora española.
Como parte del mismo acuerdo, Repsol YPF le cederá a Pdvsa la disponibilidad de hasta el 10 por ciento de la producción de petróleo procedente de las concesiones que posee en Argentina. El comunicado de la compañía española aclara que “esta operación no afectará la titularidad de las concesiones, propiedad de Repsol YPF”. Esta compañía seguirá siendo la única operadora de los yacimientos y Pdvsa podrá disponer del crudo, sin oblar un centavo a cambio. El 10 por ciento de la producción de crudo de Repsol en el país representa un volumen de 39 mil barriles diarios, suficientes para alimentar las refinerías de Rhasa en Campana y de Ancap en La Teja (Uruguay) con sus actuales capacidades de procesamiento. La estatal uruguaya Ancap formará parte del acuerdo con Enarsa y Pdvsa como dueña de la red de estaciones Sol.
La asociación de Pdvsa con Petrobras para erigir una importante refinería en Pernambuco cierra el otro flanco de la alianza multinacionalhispanoamericana. Con una impresionante capacidad de procesamiento de 250 mil barriles diarios, el emprendimiento se convierte en la llave que abra la puerta de Brasil como una alternativa de salida al petróleo venezolano que compita con Estados Unidos. Pdvsa es hoy el quinto productor mundial y el primer proveedor de la primera potencia mundial. Si la mirada de Hugo Chávez empieza a virar al sur, la conmoción se hará sentir.
Si la estrategia de Repsol YPF contempla como uno de sus ejes “la intensificación de sus relaciones con las compañías nacionales de petróleo en aquellos países donde está presente”, como lo expresó en su comunicado de ayer, la de Venezuela va en el mismo sentido. De los siete bloques en los que dividió la faja del Orinoco, en la primera le dio participación a Repsol YPF, pero las seis restantes las reserva para compartirlas con “empresas estatales del resto del mundo” (diario El Mundo, de Madrid, 22 de agosto pasado). Petrobras está parada en el primer lugar de la cola.
Argentina hizo el gesto político al crear una empresa estatal, Enarsa, en abril de 2004. Sin capital, por ahora se permite subir al escenario y ser parte del elenco, aunque sin papel protagónico. No es poco, si se tiene en cuenta que la alianza tiene un importante flanco político. Y en este diamante, Enarsa se puede considerar, con derecho, una de las cuatro puntas.