EL PAíS › POR QUE SE FUE EL JEFE DEL CUERPO V
Falacias sobre Palacios
Luego de pedir que no se informaran las causas de su pase a retiro, el general Palacios intentó convertir su despedida en un acto político. Es un error ocultar las graves causas, pasadas pero también presentes, que lo hacen incompatible con el perfil de un Ejército para el siglo XXI.
Por Horacio Verbitsky
Luego de entregar al general Daniel Camponovo la jefatura del Cuerpo de Ejército V, el general de brigada Gonzalo Angel Palacios se quejó ante una radio de Bahía Blanca por las “mentiras y trascendidos” ante los cuales dijo sentir “impotencia”. El tenso discurso de despedida en el que rechazó supuestas “calumnias” y descalificó a sus “críticos” fue aplaudido a rabiar por una tribuna de retirados de Ejército y Armada, integrantes del Círculo de Amigos del Cuerpo V, que preside el ex secretario de Educación de la última dictadura y Gustavo Perramon Pearson, el rector de la Universidad Nacional del Sur y varios sacerdotes.Ya en el casino de oficiales, el Comandante de Operaciones Navales, Contraalmirante Eduardo Luis Avilés, le entregó una réplica del sable de Brown. También habló, como ciudadano amigo de Palacios, un tercer compañero de golf y tragos, Raúl Hilario Fernández Orozco, uno de los dos fiscales que pidieron la aplicación de la pena de muerte durante la dictadura militar. El otro fue Jorge O. Casanovas. En 1984, Fernández Orozco no fue confirmado como fiscal y fue defensor de algunos de los militares procesados por violaciones a los derechos humanos. Luego Carlos Menem lo designó juez y hoy integra el Tribunal Oral Federal que debe juzgar los crímenes de la guerra sucia. El intendente Rodolfo Lópes (con s) le entregó un regalo a Palacios, y en un video preparado como recuerdo por los coroneles del cuerpo, Lópes, Avilés y Palacios se abrazaban sobre un tanque de desfile como buenos amigos. Un oportuno corte de luz impidió que se extendieran estas exhibiciones obscenas. Lópes es un allegado al gobernador Felipe Carlos Solá. No había representantes del ministerio de Defensa y Palacios se quejó en el reportaje de que nadie había dado la cara para explicar las causas de su retiro. Tiene razón. Pero es irónico que él lo diga: el gobierno no hizo públicas las razones de su pase a retiro para no “manosearlo”, porque Palacios se lo pidió así a su amigo, el jefe de Estado Mayor Roberto Bendini. Las provocativas palabras de Palacios muestran que esa delicadeza fue un error, porque esas explicaciones no se le deben a él, sino a la sociedad. A falta de una clara explicación oficial circularon diversas falacias sobre Palacios:
- Lo objetan por haber “tomado un curso” en la Escuela de las Américas. Palacios no fue alumno sino instructor en la SOA, lo cual no es lo mismo, y de una materia tan sugestiva como contrainsurgencia. Pero además, su designación allí obedeció al conocimiento que tenían de él sus autoridades, ya que fue uno de los oficiales que en 1979 participaron en la misión clandestina en Centroamérica, cuando la dictadura decidió hacer política exterior enseñando a secuestrar y torturar a los camaradas del istmo. Esa actividad fue coordinada por el Ejército argentino con la CIA, a espaldas del gobierno de Jimmy Carter y sin conocimiento de la estructura formal de la Cancillería Argentina. Además, en los archivos de la secretaría federal de Derechos Humanos figura el desempeño de Palacios en 1977 en el Regimiento de Infantería de Monte 28, de Tartagal. En esa unidad, que fue entrenada por los Rangers estadounidenses, funcionaba un campo clandestino de concentración en el que había entonces 300 detenidos-desaparecidos. Palacios era jefe de personal del Regimiento y ayudante de campo del Comandante de la unidad, es decir funciones de responsabilidad.
- Ya había sido ascendido por Kirchner sin que nadie lo objetara. Palacios fue promovido a Coronel, el primer grado que requiere confirmación legislativa, en 1995. Ya entonces, con la firma de su presidente fundador, Emilio Mignone, el CELS objetó su ascenso. A raíz de eso su promoción se retrasó y el ex presidente Carlos Menem insistió en 1997. Mignone volvió a objetarlo, esta vez con el apoyo de los demás organismos de derechos humanos. Oficiales con sus antecedentes “no sólo no deben ser premiados con ningún ascenso, sino que deberían ser sancionados” sostuvieron el CELS, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, APDH, Familiares, LADH, MEDH ySERPAJ. A pesar de ello, Palacios fue ascendido. En noviembre de 2001, durante la presidencia de Fernando de la Rúa y cuando el Jefe de Estado Mayor era Ricardo Brinzoni, Palacios ascendió a general de Brigada. Nunca bajo el actual gobierno.
- El ascenso de Palacios había sido aprobado por el presidente Néstor Kirchner pero la nueva ministra de Defensa Nilda Garré revió esa decisión. Las tres fuerzas enviaron su propuesta de ascensos al Senado en borrador, para ganar tiempo en la reunión de antecedentes, de modo de conseguir una rápida aprobación cuando el Poder Ejecutivo firmara el decreto. Kirchner nunca lo firmó: resolvió excluir a Palacios antes de designar a Garré.
- También fueron objetados los ascensos de los generales Gallardo y Dick y del coronel Cáceres Monié. Raúl Gallardo y Enrique Dick ascendieron de coronel a general de brigada en 2003, por lo cual les falta por lo menos dos años antes de ser considerados para la promoción al grado superior. El coronel de caballería Miguel Alberto Cáceres Monié hizo el curso de cadete en la Escuela de las Américas y es pariente del ex jefe de la Policía Federal durante la dictadura de Onganía y Lanusse, general Jorge Esteban Cáceres Monié. Nadie, ni dentro ni fuera del gobierno, consideró que eso justificara discriminarlo y objetar su ascenso.
- Se trata de una fijación en el pasado. No es así. Las objeciones del ministerio de Defensa a Palacios también se basan en su actuación como Comandante del Cuerpo V de Ejército. Este año Palacios condujo un ejercicio basado en una hipótesis de conflicto armado con Chile, pese a la ostensible política de cooperación regional puesta en ejecución por el entonces ministro José Pampuro, en coordinación con sus pares chilenos, Michel Bachelet y Jaime Ravinet. Tan estrecha llegó a ser esa relación que en 2004 Pampuro y Ravinet fueron el puente para la recomposición de las relaciones, agitadas por la designación del canciller argentinófobo Ignacio Walker. Las Fuerzas Armadas de ambos países realizaron un ejercicio conjunto en Santa Cruz, en noviembre del año pasado y mañana se firmará en Buenos Aires la formación de una brigada conjunta para operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas. Cuando el ministerio de Defensa le pidió explicaciones por ese ejercicio a contramano de la política oficial, Palacios se escudó en una antigua Directiva Estratégica Militar (DEMIL) dictada durante el gobierno de Carlos Menem. Es formalmente cierto que esa DEMIL no había sido derogada, pero en ningún otro lugar del país se la aplicó y nadie fue sancionado por ello. Cuando Defensa supo de la ejercitación dispuesta por Palacios, instruyó al Estado Mayor Conjunto para que la derogara, cosa que ocurrió de inmediato, meses antes de la designación de Garré. Es decir que la negativa al ascenso de Palacios tiene tanto que ver con el pasado como con el futuro. Su perfil es incompatible con el que corresponde a un general del siglo XXI y las murmuraciones que promovió en lugar de retirarse con discreción lo ratifican.