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La reforma constitucional que haría que la Argentina se pareciera a Italia

Una ONG inspirada por el juez de la Corte Raúl Zaffaroni, el politólogo José Manuel Martínez y el antropólogo Mario Rabey plantea que es imperioso cambiar el sistema de gobierno actual por uno parlamentario, al menos en la ciudad. Cromañón, dicen, es la prueba. Invitan a debatir este miércoles.

 Por Irina Hauser

Para presentarse en sociedad prefirieron no hacer un cóctel ni un acto de lanzamiento. En cambio, llamaron a un gran debate. Los mueve la convicción de que, tras la crisis en el gobierno porteño, se impone la necesidad de discutir una reforma constitucional, primero en la ciudad, y más adelante a nivel nacional. Son una ONG que se define como Instituto de Políticas Públicas (IPP). Sus inspiradores componen un trío polifacético: el juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni, el politólogo José Manuel Martínez y el antropólogo Mario Rabey. Sus aspiraciones son importantes: lograr reemplazar el sistema presidencialista por uno parlamentario. “Un Poder Ejecutivo con minoría parlamentaria siempre es débil, eso es lo que puso de manifiesto el juicio político a (Aníbal) Ibarra. Mi temor es que la ciudad refleje el futuro del país”, dice Zaffaroni a Página/12.

Más de un año antes del incendio de Cromañón, Zaffaroni advertía: “El presidencialismo está agotado”. La invitación a discutir una reforma constitucional es para el miércoles próximo en la Facultad de Derecho de la UBA. Como se cumplen diez años de la sanción de la Constitución de la Ciudad, “es un buen momento para hacer un balance”, dice la convocatoria. Están invitados funcionarios de los tres poderes, algunos de ellos ex constituyentes como Enrique Rodríguez, Norberto Laporta y Alicia Pierini. El jefe de Gobierno, Jorge Telerman, hablará en la apertura.

“No es que haya fracasado la Constitución de 1996. Fue puesta en un terreno en el que había cuatro partidos, pero hoy en la Legislatura hay veintipico de bloques. Hay una dinámica política nueva”, señala Zaffaroni, que presidió la comisión de redacción de la Convención Constituyente y encabeza el Consejo Consultivo del IPP. “Sin apoyo parlamentario, para el Ejecutivo se dificulta la gobernabilidad y la aprobación de leyes. Llega un punto en que todo se negocia a través de la Banelco, comprando votos”, agrega. El penalista pronostica que, si se elige jefe de Gobierno en el escenario actual, todo apunta a una intervención federal en 2008.

Mientras las elecciones porteñas ya desataron la danza de candidatos (ver las páginas 4 y 5), el politólogo José Manuel Martínez plantea que “antes de hablar de candidaturas hay que hablar de cambiar las reglas del juego”. Martínez es secretario del Consejo Directivo del IPP, que a la vez está integrado por once intelectuales jóvenes, sin trayectoria política. Son abogados, politólogos, sociólogos y economistas. “Cromañón evidenció que el gobierno de Ibarra era ficticio. Telerman arrastra el mismo problema. En 2007 habría un triple empate y el que gane en segunda vuelta no tendrá mayoría legislativa. El diseño institucional está en estado de entropía”, dice Martínez, consultor en el Proyecto de Modernización del Estado.

Si se hiciera –es una hipótesis– una reforma para instalar un sistema parlamentario antes de las próximas elecciones, se votaría una nueva Legislatura y las peleas sobre los nombres para el cargo de jefe de Gobierno tendrían que saldarlas los legisladores. Ellos tendrían que elegirlo. Duraría lo mismo que el Parlamento o lo que dure el apoyo. Por otro lado, habría un gobernador o jefe de Estado, que según el esquema que definan los constituyentes sería elegido por la Legislatura o por el voto directo. Tendría una función protocolar y facultades como la de disolver el cuerpo legislativo en caso de crisis y llamar a nuevas elecciones. Los ministros, por ejemplo, también serían nombrados por los legisladores.

Rabey, antropólogo y presidente del IPP, sostiene que “la Constitución actual es de avanzada pero poco aplicable”. “Se nota en las instituciones de participación popular: a las audiencias públicas va poca gente; el referéndum se quiso usar para ver si Ibarra debía seguir en el cargo pero no para lo que estaba previsto, como temas ambientales. Hay un plan estratégico ambiental, pero la ciudad se deteriora”, ejemplifica este ex decano de Sociales de Jujuy e investigador del Conicet.

“Para nosotros la ciudad sería un laboratorio de gobierno parlamentarista”, dice Martínez. “No urge a nivel nacional, donde hay un liderazgo fuerte y, en todo caso, lo que falta es oposición”, agrega Zaffaroni. En los últimos días, el tema quedó sobre el tapete con el debate sobre la nacionalización de los hidrocarburos: el Gobierno dice que para plasmarla en Argentina habría que cambiar primero la Carta Magna; de lo contrario los recursos naturales se provincializarían.

En los talleres del seminario de este miércoles, no sólo se debatirá sobre los sistemas presidencialista y parlamentario, sino sobre los organismos de control, las políticas públicas y la participación ciudadana. En el cierre, hablará Zaffaroni.

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“Un Ejecutivo con minoría parlamentaria es débil. Se vio con el juicio a Ibarra”, dice Zaffaroni.
Imagen: Gustavo Mujica
 
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