Miércoles, 19 de julio de 2006 | Hoy
EL PAíS › ACTO CENTRAL POR EL ANIVERSARIO DEL ATENTADO A LA AMIA CON CRITICAS AL GOBIERNO
En el recordatorio del ataque, en Pasteur al 600, dirigentes de la comunidad judía y familiares de las víctimas reclamaron que se lo declare un crimen de lesa humanidad para que la causa no prescriba. Acusaron al Gobierno por “no romper el manto de impunidad”. El presidente Kirchner no fue, pero hubo varios ministros presentes.
El reclamo para declarar imprescriptible la causa AMIA se mezcló ayer en la voz de los oradores en Pasteur al 600 con un pedido al Gobierno para que rompa relaciones con Irán. A su vez, el representante de los familiares de las víctimas del atentado terrorista del 18 de julio de 1994, Luis Czyzewski, aludió a la responsabilidad del Estado: “Señor presidente –señaló– la Justicia y usted tienen la gran tarea de romper el manto de impunidad que rodea la causa AMIA; después de tres años de gobierno no alcanza con decir que la causa AMIA es una vergüenza nacional”.
Exactamente a las 9.53, como sucede desde hace doce años en Pasteur al 600, comenzaron a ulular las sirenas. A esa hora exactamente se produjo el atentado terrorista que redujo a escombros el edificio de la AMIA y cobró la vida de 85 personas sin que hasta hoy se haya podido identificar y detener a los responsables del bombazo criminal. Por eso la pancarta que presidió ayer el escenario del acto de este año dice con letras blancas sobre fondo negro: “Buscamos justicia, encontramos impunidad”. Como en estos doce años, más de cinco mil personas se concentraron ayer para recordar a las víctimas. Sobre el escenario había 85 rosas y otras tantas velas en homenaje a los muertos en el atentado.
Muchas de las personas llevaban fotografías de sus familiares o amigos muertos y pancartas con la palabra Justicia. Algunas no pudieron reprimir el llanto cuando el sonido estridente de la sirena inundó la calle. “Para que los muertos no mueran dos veces, una por la bomba y otra por el olvido y la indiferencia, encenderemos una vela y pondremos una rosa en el nombre de cada víctima”, anunció el locutor luego que las miles de personas reunidas hicieran un minuto de silencio. Entonces comenzaron a nombrar a cada uno de los 85 muertos mientras se encendían las velas.
“Una vez más nos encontramos todos juntos para reclamar justicia, para encontrar a los autores, a los cómplices y encubridores de esta barbarie, pero hasta ahora poco se ha conseguido”, arrancó el titular de la AMIA, Luis Grynwald. Destacó “el compromiso demostrado en los últimos tiempos para señalar y evitar la impunidad, pero lamentablemente hasta ahora esos esfuerzos no han dado con la verdad”.
“No nos alcanza con lo que tenemos –insistió Grynwald– necesitamos una respuesta digna y convincente, no nos alcanzan las pocas respuestas encontradas, que los culpables estén en libertad y que se hayan destruido innumerables pruebas, no nos alcanzan doce años de discursos y estar a fojas cero.” Grynwald se refirió luego a la intervención de Irán en el atentado: “Hay sobradas pruebas que señalan la responsabilidad de Irán como ideólogo del atentado. ¿Qué esperamos para romper relaciones diplomáticas con Irán y ponernos a la vanguardia de la acción ejemplificadora del mundo libre y democrático?”. Y subrayó que el ataque a a la AMIA fue “un acto de terrorismo internacional por lo que se lo debe declarar crimen de lesa humanidad para que no prescriba”.
“¿Estamos seguros que ahora contamos con fuerzas de seguridad para evitar otros atentados? –inquirió–. ¿Hicimos los esfuerzos necesarios para que en la Triple Frontera no sigan ingresando terroristas?”
Entre el público que seguía las palabras de los oradores se encontraban los ministros de Interior y de Educación, Aníbal Fernández y Daniel Filmus; el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y los secretarios de Culto, de Cultura y de Derechos Humanos, Guillermo Oliveri, José Nun y Eduardo Luis Duhalde, respectivamente. También participaron en el acto el actual jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Telerman, y el ex jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra; el ex secretario de Cultura, Gustavo López, y la ex responsable de Derechos Humanos de la Ciudad, Gabriela Alegre, así como el diputado Miguel Bonasso y la ex diputada Patricia Bullrich. En otra zona estaban el embajador de los Estados Unidos, Lino Gutiérrez, y el de Israel, Rafael Eldad.
Esta vez no estuvieron el presidente Néstor Kirchner –que se encontraba en el Paraguay– ni su esposa, la senadora Cristina Fernández, quien estaba enferma, según la disculpó Alberto Fernández.
“Desde la más burocrática frialdad actuaron quienes debieron desempeñarse como servidores públicos”, afirmó el constitucionalista Daniel Sabsay, otro de los oradores. Su exposición apuntó a la urgencia de que se declare la “imprescriptibilidad” de la causa por el atentado a la AMIA y alertó sobre la “extrema vulnerabilidad” de la Argentina ante la falta de justicia en esta causa. “El encubrimiento se ha extendido a los tres poderes del Estado en estos doce años”, denunció y pidió que se reconozca al atentado como “delito de lesa humanidad” para “impedir una posible prescripción que hoy se cierne como una sombra sobre la causa”.
El discurso más escuchado, el que provocó más respuestas de los presentes y también el más enérgico, fue el de Czyzewski, por la agrupación Familiares de las Víctimas del atentado, y padre de Paula, una joven de 21 años que murió entre los escombros de la mutual judía.
“A usted le decimos –expresó dirigiéndose al presidente Néstor Kirchner– que después de tres años de gobierno no alcanza con decir que la causa de la AMIA es una vergüenza nacional, tampoco alcanza con firmar un decreto por el que asume la responsabilidad del Estado de haber violado los derechos humanos, hoy todavía faltan respuestas, resultados que no tenemos para dejar de tener la sensación de que no se avanza lo necesario.”
“No sólo deben ser imprescriptibles las causas que involucran al terrorismo de Estado que sufrimos todos los argentinos; la de los atentados también debe serlo”, subrayó. Czyzewski también apuntó hacia la justicia al señalar que la impunidad se consagró cuando “los jueces del tribunal oral dictaron los fallos de hace un año y medio” absolviendo a los involucrados en la llamada conexión local. “Desde entonces tenemos la sensación de bronca e impotencia.”
Al juez federal Ariel Lijo, quien investiga las irregularidades cometidas por su colega Claudio Bonadío, le pidió también que cite a los ex funcionarios menemistas Hugo Franco, Andrés Antonietti, Carlos Ruckauf, Carlos Corach “y sobre todo Carlos Menem”, lo que provocó gritos y consignas desde el público. Asimismo, reclamó que “no deje de investigar a fondo a (el ex titular de la AMIA) Rubén Beraja”. “Hágalo –exclamó–, no sólo hay que reclamar que no haya impunidad afuera, tampoco debe haber impunidad adentro de la colectividad judía.” En esa línea también cuestionó al Consejo de la Magistratura y al Congreso.
El acto finalizó a las 11 y la gente se desconcentró en silencio. El jefe de Gabinete respondió entonces a los periodistas, por los reclamos de los oradores al Gobierno. “Veremos qué se está perdiendo en la burocracia y si hay algo que corregir lo corregimos, porque para nosotros este tema es tan importante como para los familiares y para todos los argentinos”, señaló Fernández, aunque consideró que las críticas “están mezcladas con el dolor”. Recordó también que la hija de Czyzewski fue su alumna, “comprendo absolutamente su dolor”. Sobre la declaración como delito de lesa humanidad y la imprecriptibilidad de la causa indicó que “no es un problema del Poder Ejecutivo”, porque “hay que corregir una legislación, la discusión sobre qué es terrorismo y tipificarlo es un problema que existe en todo el mundo y se mezcla con delitos políticos”.
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