Jueves, 2 de agosto de 2007 | Hoy
EL PAíS › HOMENAJE CAMPESINO A COLABORADOR DE ANGELELLI
Organizaciones campesinas de La Rioja se reunieron en la ciudad de Chepes para realizar un homenaje a Wenceslao Pedernera, fundador del Movimiento Rural Campesino, asesinado en 1976.
Por Martín Piqué
Esa montaña, la precordillera, esos valles secos donde caen apenas cien centímetros de lluvia al año tienen (mucha) historia. Son los dos lados de la Cuesta de Miranda, en La Rioja, donde el silencio es el eterno compañero de la aridez. Por esas tierras caminó Wenceslao Pedernera, campesino que estudió hasta tercer grado, obrero golondrina en los viñedos de Mendoza, organizador del movimiento rural católico, colaborador del obispo Enrique Angelelli. Pedernera fue asesinado por cuatro encapuchados en su casa de Sañogasta el 25 de julio de 1976. Le pegaron veinte balazos delante de su mujer, Coca, y sus hijas María Rosa, Susana y Estela. El fin de semana pasado, organizaciones campesinas de La Rioja hicieron un homenaje en su memoria. El encuentro, que también fue debate, desnudó lo que todos imaginaban: que la realidad de hace treinta años –de concentración de la tierra y acceso restringido al agua– no cambió nada o, en todo caso, empeoró. “Acá está todo igual, exactamente igual. Por lo que me dice la gente de (la localidad de) Aminga, el agua se la quedó toda Menem”, contó a Página/12 Rafael Sifre, ex compañero de Pedernera que se exilió en Roma por orden de Angelelli. Así logró salvarse.
Hacía mucho que en la provincia natal de Carlos Menem no se organizaba un encuentro así. Casi diez organizaciones de La Rioja y de las provincias aledañas invitaron a recordar a Pedernera, a conocer la tarea de organización de los campesinos que intentó llevar adelante y a retomar su legado trunco. Entre los convocantes estuvieron la Asociación de Emprendedores de Chepes (AECheLaR), la Asociación de Pequeños Productores del Noroeste de Córdoba (Apenoc), la Asociación de Agricultores, Ganaderos y Artesanos de Guandacol, las cooperativas Selius y Mis Dos Tierras, el Movimiento Nacional Campesino Indígena y la Federación Argentina de Estudiantes de Agronomía (Faea). También participaron técnicos, la mayoría agrónomos, que trabajan para el INTA y el Programa Social Agropecuario de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Las actividades se desarrollaron en la escuela 114 de la ciudad de Chepes.
Sifre fue uno de los principales impulsores del encuentro. Ex colaborador de Angelelli, amigo y compañero de Pedernera, Sifre todavía es recordado por los pobladores de Aminga. En esa localidad cercana a Anillaco se instaló la primera sede del Movimiento Rural Campesino: él estuvo entre los fundadores. Una de las primeras actividades fue reclamar la expropiación de unas tierras que habían quedado improductivas tras la muerte de sus propietarios. “Pedimos que se expropiara y que se las entregaran a una cooperativa de campesinos. Así iban a ser más productivas que si se las dividía en parcelas. En un primer momento el gobernador militar de la época de Lanusse nos dijo que sí”, recordó Sifre. Para avanzar con la expropiación, los campesinos crearon la cooperativa Codetral (Cooperativa de Trabajo Rural Amingueña Limitada).
La iniciativa parecía contar con el apoyo del candidato a gobernador Carlos Menem. En la campaña había prometido que apoyaría a Codetral pero una vez electo hizo todo lo contrario. Su hermano Amado incluso organizó una manifestación de terratenientes que apedreó al obispo y lo echó de Anillaco. También encabezó una partida armada que expulsó de Aminga a Sifre y a Carlos Di Marco, otro dirigente que trabajaba con los campesinos. Por sugerencia de Angelelli, Sifre y Di Marco se mudaron a la localidad de Vichigasta. Fue allí donde compartieron militancia con Pedernera. “Era un campesino que había hecho hasta tercer grado. Un tipo solidario que vivía con su familia, por sus hijos y su mujer era capaz de todo”, lo describió Sifre. Pedernera había nacido en San Luis, durante muchos años había trabajado como obrero golondrina en la vendimia. Poco después conoció a quien sería su mujer, Coca. Por esa época lo eligieron delegado en el sindicato de peones rurales y se incorporó al movimiento rural católico. También tuvo un paso fugaz por la Juventud Peronista.
Pedernera sabía que lo iban a matar, pocas horas antes de ser asesinado habló de eso con su familia. “La noche en que supo que iba a morir habló con sus tres hijas y les dijo ‘Papá va a morir, van a decir que era un ladrón, que le gustaba quedarse con cosas que no eran de él, pero la verdad es que muero por luchar por la libertad y la justicia’”, contó Sifre. Pedernera se había instalado en Sañogasta con su familia y otros colaboradores de Angelelli; querían evitar la escalada represiva que había empezado a apoderarse de la provincia.
Lo fusilaron en su casa en la madrugada del 25 de julio. Murió horas después en el hospital de Chilecito. “La familia quedó destruida. Una de sus hijas se fue a vivir a Mendoza”, contó Sifre.
En la escuela 114 de Chepes se proyectó un video con imágenes de Pedernera. Entre los asistentes se mezclaban las generaciones; estaban los que habían protagonizado los setenta y estaban quienes pretendían ser los herederos. La nueva camada del movimiento estaba representada por Ramiro Mena, de AECheLaR, y Martín Merlo, de la Asociación de Agricultores, Ganaderos y Artesanos de Guandacol. “Wenceslao estaba tratando de construir una organización campesina. Hoy hay un montón de desafíos fuertes en esa línea. En Chepes estamos tratando de agrupar a los campesinos sueltos y consolidar las cooperativas que ya existen”, dijo Mena.
Hijo de los dirigentes del PRT-ERP Domingo Mena y Ana María Lanzillotto, secuestrados junto con Mario Roberto Santucho en Villa Martelli, Mena vivió varios años en Etiopía, adonde viajó como misionero laico. Allí trabajó como director de escuela y dio clases de computación, inglés y física. De Africa volvió con una mujer hermosa, Dillawork, con quien hoy tiene un hijo, Gabriel. “En una villa Stella Maris de Bahía Blanca descubrí que las cosas que me indignan son las mismas que indignaban a mi viejo y mi vieja”, contó Mena a Página/12. Portavoces de una generación, Mena y Merlo creen que la tarea de Pedernera y sus compañeros quedó inconclusa. “Acá hay un conflicto bastante fuerte con el agua. La misma gente que tiene casi toda la tierra, la familia Brizuela y Doria, tiene la comisión directiva del consorcio de usuarios de agua”, dijo Merlo.
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