Las primeras investigaciones sobre el origen de las múltiples amenazas de bomba en la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini dieron con un primer responsable. Un alumno del colegio habría realizado uno de los llamados desde el teléfono celular de su madre. Los estudiantes, que ayer fueron evacuados cinco veces por llamados intimidatorios, recibieron la noticia con desconfianza y alegaron que falta “saber quién hizo las otras 49”. Los padres se reunieron en asamblea y redactaron un documento en el que pidieron la renuncia del rector Juan Carlos Viegas y su equipo de trabajo: el pedido será entregado hoy en el Rectorado de la Universidad de Buenos Aires (UBA), de la que depende la escuela. Mientras, ante las dificultades para sostener la actividad escolar, algunos profesores toman las pruebas integradoras de fin de año en la plaza o en locales de comida rápida de la zona.

Tras la detección del estudiante que hizo una de las amenazas, el juez federal Norberto Oyarbide interrogó ayer por la mañana al menor y a su madre. Según surge del trabajo judicial, el adolescente habría utilizado el teléfono celular de su madre para llamar y dejar una de las amenazas que se efectuaron el 29 de octubre pasado.

“En principio, rechazamos todas las amenazas de bomba, pero dicen que este chico, que nadie sabe quién es, hizo un llamado, pero todavía falta reconocer las otras 49”, planteó Julián Asiner (PO), presidente del centro de estudiantes. “Lo más sospechoso –agregó– es que mientras el chico declaraba recibimos cuatro amenazas más, y la policía misma nos dijo que en un determinado momento empezaron a ser voces de adulto las que se escuchaban.”

Al margen de las amenazas, continúa el conflicto interno desatado desde la asunción de las nuevas autoridades en el Pellegrini. Los padres siguen insistiendo con el pedido de renuncia del rector Viegas. Ayer se reunieron en asamblea y votaron la redacción de una carta dirigida a los consejeros superiores de la UBA y al rector de la universidad, Rubén Hallú. Allí describieron la situación del colegio desde que salió el anterior rector, Abraham Gak, hasta el presente. En el documento destacaron como una “contradicción inadmisible que para continuar un proyecto pedagógico exitoso” se nombrara “como parte de una negociación política, y sin ningún criterio académico o pedagógico, a personas que están abierta y públicamente enfrentadas a tal proyecto”. Sobre lo acontecido en las últimas semanas indican que “la pasmosa inacción que han mostrado ante las reiteradas y cotidianas amenazas de bomba recibidas en el último mes ha puesto en riesgo la continuidad del ciclo escolar y la integridad física de nuestros hijos”. Concluyen declarando que “ante tan abrumadora evidencia, y para evitar que la degradación del clima de convivencia en la escuela desemboque en alguna tragedia, exigimos la renuncia inmediata del rector Viegas y de los vicerrectores Esturo y Bernava, y la inmediata democratización de la escuela”. Hoy, a las 9, los padres marchan al Rectorado de la UBA para entregar el documento con sus firmas.

Mientras continúa con la investigación judicial por las reiteradas amenazas, la vida diaria del colegio sigue su curso con altibajos. Cada vez que aparece el personal policial de la comisaría 17 que interviene en la evacuación, los alumnos y el personal de la escuela se trasladan a la plaza Rodríguez Peña hasta que la brigada de explosivos de los bomberos termina la inspección y permite el reingreso. “Algunos profesores están tomando examen en la plaza o en bares. Estamos intentando que todos puedan rendir e incluso propusimos ir a un edificio prestado, pero las soluciones tienen que venir de parte de las autoridades”, contó Martín Lerner (Libres del Sur), presidente electo del centro de estudiantes.