Como preámbulo de las manifestaciones anunciadas para el lunes contra Tabaré Vázquez, unos treinta vecinos de Gualeguaychú realizaron escraches sorpresivos en Buenos Aires. Primero en el aeropuerto de Ezeiza, donde mostraron pancartas contra Botnia frente a la cola de embarque de un vuelo a Helsinski donde habrían estado dos importantes directivos de Botnia. Luego, en la casa de la embajadora finlandesa, en cuya vereda rompieron huevos podridos para dar “una idea de lo que son las emanaciones” de la planta.

Ivana Vilches fue una de las voceras de la delegación de la asamblea ambiental. “En el aeropuerto había bastante (efectivos de) seguridad, pero nos trataron bien, estuvimos 45 minutos con el escrache. Llevamos remeras contra Botnia, banderas argentinas y pancartas en inglés y finlandés, y cantamos consignas contra las papeleras”. La vecina identificó a los escrachados como Marko Janhunen, gerente de relaciones públicas de Botnia, y Kirsi Seppalainen, directora de Comunicaciones de la empresa finlandesa; sin embargo, los voceros de la compañía desmintieron que ayer alguno de los dos hubiera pasado en Ezeiza. “Están en Finlandia”, aseguraron. Los asambleístas aseguran que reconocieron al gerente de relaciones públicas.

La protesta frente a casa de la embajadora Rita Jolkonen, ubicada en Martínez, fue la primera en su tipo, ya que hasta ahora todos los escraches se habían hecho al edificio de la embajada.

Ayer, al igual que el jueves, las reacciones más fuertes se produjeron en el gobierno uruguayo. Preocupado por la posibilidad de que el presidente Vázquez pase un mal momento en su visita a Buenos Aires, el embajador oriental, Francisco Bustillo, acusó a los asambleístas de ser “un pequeño grupo de intolerantes”. Bustillo tuvo que informar además sobre una amenaza de bomba por la que evacuaron el edificio de su embajada. Una brigada antiexplosivos recorrió el lugar y constató que la amenaza era falsa. “No me produce intranquilidad ni preocupación”, sostuvo el embajador, aunque aseguró que “sí tristeza porque el pueblo argentino no merece que una fiesta como la asunción presidencial se pueda empañar”.

Bustillo será el único funcionario que acompañará a Tabaré Vázquez durante su visita a Buenos Aires. El presidente uruguayo, que llegará para asistir a la ceremonia de traspaso del gobierno el mismo lunes, se quedará aquí por pocas horas. Ha acortado su permanencia en la Argentina y no dio a conocer la agenda con la que se moverá: en los últimos días sólo trascendió que su avión aterrizará en el sector militar del aeroparque metropolitano y que de ahí Vázquez se trasladará al Congreso Nacional.

El mandatario se limitará a participar de los dos actos protocolares que se realizarán ese día, el del Congreso y el de la Casa Rosada; en cambio, no irá a la cena de despedida ofrecida por Néstor Kirchner el domingo, ni al lanzamiento del Banco del Sur. La ausencia en ambos eventos fue confirmada por su vocero, Gustavo Antúnez.

Vázquez fue el primer presidente en llamar a Cristina Kirchner el 28 de octubre para felicitarla por el triunfo electoral, y en esa oportunidad prometió asistir a la asunción. Sin embargo, la relación con la Casa Rosada volvió a entrar en crisis cuando autorizó la entrada en funcionamiento de Botnia mientras se realizaba la Cumbre Iberoamericana de Presidentes en Santiago de Chile.

Como la agenda de Vázquez en Buenos Aires no fue anticipada, no están claros el lugar y horario del escrache que realizará la asamblea de Gualeguaychú. “Estamos trabajando en varios grupos con la idea de manifestarnos en diferentes lugares de Buenos Aires, porque (Vázquez) está jugando a las escondidas”, señaló Vilches. La vecina también advirtió que si el presidente uruguayo “viene a la Argentina para la asunción de la presidenta, nosotros vamos a cruzar al Uruguay para hacer allá una acción”. Los asambleístas intentaron pasar con su protesta a Fray Bentos hace dos semanas, pero no pudieron hacerlo porque el gobierno uruguayo cerró el cruce en los tres puentes internacionales.