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–¿Qué le parece el premio a León Ferrari en la Bienal?

–Eh... soy un hombre ligado al arte, tuve mi historia con la pintura... León Ferrari tiene todo el derecho como artista a hacer lo que quiera, pero también tiene sus costos, hay gente que se va a oponer, gente que va a gritar, gente que va a llorar, gente que lo va a aplaudir y gente que lo va a premiar con el premio mayor de la Bienal de Venecia. El hace esculturas con las que patea a todo un sector de la sociedad... me parece que tiene todo el derecho a la libre expresión, nadie puede impedírselo, pero también tiene que aceptar que haya sectores que no estén de acuerdo porque hiere su sensibilidad.

–¿Usted grita, llora o aplaude?

–No me produce mucho interés. No me interesa su obra.

–¿Por qué?

–Esto fue muy mal entendido en otras notas. El arte posterior al cincuenta se sostiene sobre el prestigio de la pintura. Se sostiene ahora un arte que... a mí no hay nada que me interese. Está bien que esté en lugares como el Reina Sofía, pero a mí no me interesa, no me dice nada, no me produce ningún sobresalto intelectual, emoción.

–Muy claro, pero como ministro de Cultura hay que salirse un poco de los gustos personales. Entonces, ¿qué haría usted con lugares como el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires o el Centro Cultural Recoleta?

–El Mamba tiene que ser así. Por suerte en esta ciudad no tenemos un solo teatro donde hay que representar de todo porque es lo único que hay. Aquí hay un Colón y otros ámbitos para otras músicas. Me parece que el Centro Recoleta debe ser un centro integral de las artes, debe albergar a las vanguardias, todas, equivocadas o no, interesadas o no, como hacen los que dicen “vamos a poner una curita en mi cuadro o hacer un tajo y vamos a hacer unos mangos”... Pero también tienen que estar pintores de La Boca, la pintura tradicional, de la academia. En el Mamba tiene que estar la vanguardia, y yo voy a ir a aplaudir lo que me guste. Acá no es el ministro, es la persona, y hay cosas que no me gustan.

–O sea que el problema no es tanto con el conceptualismo sino con el mix que hacen en el Recoleta.

–¿Por qué Pallarols, un orfebre de tal categoría, no puede estar en el Recoleta?

–Porque exhibe en el Fernández Blanco, por ejemplo...

–Sí, también es una paquetería, lo reconozco... Pero digo él como digo los fileteros. Cada institución tiene que tener un rol. El Museo Nacional de Bellas Artes tiene que albergar y mostrar toda nuestra pintura internacional, montar exposiciones de tipos sólo como Presas, Roux o Alonso, gente cerca del desenlace, digamos. Estoy en desacuerdo con que un muchacho que genera una obra para la Bienal esté ahí, tiene que estar o en el Mamba o es el Centro Integral Recoleta, que tiene que darle espacio a todos los estilos, vanguardias y figurativos. Como el Colón, que tiene que referirse a la lírica, a lo tan aceptado que puede ir al Colón.