Lunes, 25 de abril de 2011 | Hoy
Alfredo Bisordi casi nunca faltó a las audiencias. Sus cruces vehementes con los jueces eran habituales, sobre todo al comienzo. El paso del tiempo doblegó un poco su verba inflamada, pero en el alegato final volvió a su tono beligerante. En esa ocasión, en la que fue nombrando a muchos de los testigos que declararon en el juicio por los rangos que habían ocupado en la organización Montoneros, acusó a Lucila Larrandart de parcialidad. Le reprochó su paso por la Conadep. Y habló de “linchamiento judicial” de su defendido.
–¿Cómo le cayó la actuación de Bisordi?
–Yo creo que Bisordi no tiene experiencia en juicios orales. La querella pidió que lo sancionáramos. Yo rechacé la sanción y cuando lo hice dije que esperaba que con el paso de tiempo y la experiencia mejorara su conducta. Pienso que lo de Bisordi es impericia, más que una conducta hecha a propósito.
–La querella dice que Bisordi mintió durante su alegato para tergiversar las declaraciones de los testigos. Por eso pidieron una sanción.
–Ellos dicen que Bisordi no se limitó al derecho de defensa, pero yo creo que lo suyo fue una torpeza profesional. Nadie puede pensar que va a engañar a todos los jueces que estuvieron presenciando la prueba. Por eso, a mí me parece que lo hace más bien por una falta de experiencia con las causas penales. Como que todavía no dejó de creerse... A mí me dijo un día: “¡Recuerde que fui superior suyo!”. ¡Esto es un disparate! O sea, forma parte de su propia torpeza. Porque siendo defensor yo no puedo escupir para arriba, enfrentarme con el tribunal y perjudicar a mi cliente. O faltar el respeto.
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