Miércoles, 2 de marzo de 2011 | Hoy
Por Sebastian Abrevaya
Réplica. “Che, gorila, che, gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”, le gritaron a la temperamental diputada de la Coalición Cívica Fernanda Gil Lozano cuando interrumpió a los gritos el mensaje de CFK, que en ese momento se refería a los juicios por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar. Gil Lozano espetó desde su banca que el Gobierno no hace nada para combatir “la desaparición de mujeres por la trata” de personas. Apenas se acallaron las manifestaciones de repudio a Gil Lozano, la Presidenta recogió el guante y recordó las escandalosas condiciones de trabajo en las que fueron encontradas cientos de personas en distintas empresas multinacionales del sector agropecuario.
Nombrados. Durante una hora y cuarenta minutos, Cristina Fernández hizo unas pocas referencias con nombre y apellido. Salvo al que fuera su esposo Néstor Kirchner, fueron contadas las alusiones puntuales de la primera mandataria. La diputada fueguina Roxana Bertone y el senador Daniel Filmus tomaron como una bendición la mención presidencial en medio del discurso de CFK. La primera suena como posible candidata a gobernadora y el segundo enfrenta a los ministros de Economía, Amado Boudou, y de Trabajo, Carlos Tomada, en la interna del kirchnerismo por la candidatura a jefe de Gobierno porteño. El presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, con quien el Gobierno mantiene una tensa relación, recibió varios elogios, igual que la vicepresidenta, Helena Highton de Nolasco.
Familia. La familia de la Presidenta siguió atentamente su discurso en la misma Cámara baja. Ofelia Wilhem, la madre de Cristina Fernández; Giselle, la hermana de la mandataria, y Florencia Kirchner se ubicaron juntas en un mismo palco. La hija de CFK llegó sola al Congreso y aplaudió los cánticos de los jóvenes K en recuerdo de su padre, Néstor Kirchner. De Máximo Kirchner se dijo que estuvo en el Parlamento, aunque no se lo vio en público.
Agradecimiento. “¿Cómo se llama ese diputado?”, inquirió Cristina Fernández, en medio de la enumeración de iniciativas que serían llevadas al Congreso este año, como una ley penal tributaria, una nueva ley de adopción, entre otras. “Orsolini”, respondió el radical cobista Daniel Katz, refiriéndose a su compañero de bancada y ex vicepresidente de la Federación Agraria, que le había reclamado a CFK una nueva ley de uso de la tierra. La mandataria retomó su discurso y le agradeció a Orsolini por hacerle acordar de que el oficialismo también enviará al Congreso este año una ley sobre ese tema. De todas maneras, la Presidenta sostuvo que la medida debe ser “lo suficientemente inteligente para que no tenga un sesgo antiinversor que nos plantee a los argentinos como xenófobos”.
Enojo. Opacado por los cantitos de “Cobos Presidente” que llegaron desde las tribunas, el precandidato de la UCR, Ricardo Alfonsín, tuvo también su momento de protagonismo. Cuando la Presidenta exponía los datos del bajo rendimiento legislativo durante el año 2010, Alfonsín volvió a levantarse de su banca, igual que lo hizo en el inicio de las sesiones el año pasado. “Me levante porque no es momento de venir a retar al Parlamento”, dijo el diputado radical, enojado por la recriminación oficial tras el fracaso de la estrategia del Grupo A.
“Betina”. La Presidenta recordó los augurios apocalípticos de principios de 2010, en los que la oposición aseguraba que la jefa del Ejecutivo iba a transformar al Gobierno en “una vetocracia” para frenar la ola de iniciativas sancionadas por el antikirchnerismo en el Parlamento. CFK recordó que fue la presidenta con menos vetos, después de Néstor Kirchner, y agregó que el record de vetos lo tiene el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, “con el 9,28 por ciento”. “¿Se acuerdan que decían que esto iba a ser una vetocracia? Parecía que yo iba a ser Betina, en vez de Cristina”, ironizó.
Ausencias. A pesar de que hubo varios ausentes, faltaban lugares para albergar a los 257 diputados y 72 senadores en el recinto de la Cámara baja. Entre los legisladores que no asistieron se destacaban Elisa Carrió, que según dijeron faltó por motivos de salud, y la peronista disidente Graciela Caamaño, quien tenía que rendir un examen de Derecho. Tampoco se vio a los peronistas salteños Juan Carlos Romero y Sonia Escudero ni a los puntanos Adolfo Rodríguez Saá y Liliana Negre de Alonso.
Afuera. “Cristina Presidenta 2011” fue la proclama que cantaron miles de militantes que asistieron ayer a las inmediaciones del Congreso. Los bombos y las trompetas acompañaron los cantos de los manifestantes, en su mayoría jóvenes, que observaron el discurso de la Presidenta a través de una pantalla gigante. Hubo cantos en recuerdo de Néstor Kirchner y también estuvo presente el clásico pingüino inflable, esta vez con el agregado de unas alas de ángel, en homenaje al ex presidente. En las calles aledañas se colgaron pasacalles de varios intendentes del conurbano bonaerense, como los de Lomas de Zamora, Florencio Varela, José C. Paz y Berazategui. Asimismo hubo representantes de la Juventud Sindical, de Camioneros, UPCN y de los judiciales. El Movimiento Evita, la JP Descamisados, Colina, La Cámpora y la Federación de Tierra y Vivienda fueron las agrupaciones que asistieron. Además, participaron el Movimiento Peronista Revolucionario, la Corriente Nacional Martín Fierro, el Frente Transversal, el MUP, la Corriente Nacional y Popular, la Tupac Amaru y el Frente de Mujeres Kirchneristas, entre otras. Los militantes se ubicaron frente a la valla colocada delante de la explanada del Congreso, sitio que fue elegido por la jefa de Estado para saludarlos cuando se retiró luego de haber pronunciado su discurso.
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