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“El Fondo se prostituyó”
Por Maximiliano Montenegro
Para el FMI este programa no existe. No tiene ni una sola reforma estructural. No dice nada sobre abrir el Banco Nación y el Provincia al capital privado, algo que antes no podía faltar en cualquier documento del Fondo. Para el tamaño de la deuda argentina, 3 por ciento del PBI (de superávit fiscal operativo en el 2004) es bajo. Alcanza con lo justo para pagar intereses. ¿Cómo hacés para renegociar la deuda si nadie sabe cuánto vas a ahorrar en el 2005 y en el 2006? La calidad de los impuestos argentinos es pésima: la estructura impositiva está plagada de impuestos distorsivos que desalientan las inversiones. Vos podés pensar que lo que yo digo está mal, pero es lo que piensan en el Fondo. Evidentemente, el Fondo ha sufrido un deterioro muy grande en los últimos años. Ya no es lo que era. Se prostituyó.”
No tiene sentido debatir con la fuente. Es el economista estrella de un banco líder, posee excelentes contactos en Washington y conversa a diario con compañeros de estudio que hoy militan en las huestes del Fondo. Aunque es argentino, piensa y habla en clave FMI. Nos separa un abismo ideológico. Para él “todo lo que es mala política económica ahora lo llaman digno”.
Es ocioso argumentar que tal vez el Fondo ya no posea una receta; que a lo mejor el libreto único ardió en la hoguera que encendió la Argentina en el 2001; y que quizás, al aflojar la rienda, el organismo haya aprendido de los errores del pasado.
No lo hago. Repaso lo que me dice, chequeo las últimas declaraciones de funcionarios del staff y me doy cuenta de que la fuente tiene razón. ¡El Fondo se prostituyó! Sus economistas siguen pensando igual que siempre, veneran las mismas políticas tanto como los soldados de Osama el Corán y para aplicarlas no dudarían en extorsionar a un gobierno aún a riesgo de que tambaleara. Pero –a no ser que haya cláusulas ocultas–, el Fondo va a firmar otra cosa.
¿Por qué?
Como explicó en detalle Página/12 la semana pasada, porque hay una clara decisión política de la administración Bush de cerrar trato como sea. Por varios motivos.
- Uno: El Departamento de Estado teme a un Kirchner “descarriado”, porque lo imaginan liderando con Chávez un eje opositor a Washington en la región.
- Dos: Aunque el director de Finanzas del FMI minimizó días atrás el contagio de una nueva crisis argentina a países como Brasil y Uruguay, en el Departamento del Tesoro no comparten esa opinión.
- Tres: El default argentino amenazaba con convertirse en un enorme agujero negro en los balances de los organismos de crédito (FMI, Banco Mundial y BID), que deberían contabilizar como pérdida U$S 32.000 millones de dólares. De haberse llegado a esa instancia, Washington hubiera tenido que recapitalizarlos, y defender ante el Congreso una nueva carga para los plomeros y carpinteros norteamericanos. Un escenario de ciencia ficción para la administración Bush.
Así, por lo menos, la Argentina seguirá poniendo un billete: de 1800 a 2100 millones en intereses los próximos 3 años. Después, ya encontrarán alguna forma de cobrar el resto.