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Página/12 publicó la exposición de Raúl Zaffaroni en la Feria del Libro de Guadalajara. Entre varios conceptos figuraban la idea de un “genocidio por goteo” y una advertencia sobre los efectos de los grandes medios en ese proceso regional.

–No me cabe duda de que los grandes monopolios u oligopolios televisivos de América Latina, debido al enorme capital de cada uno, forman parte inextricable del capital financiero transnacional –amplía el ex juez de la Corte–. Por consiguiente son parte también de su modelo de sociedad, que es una sociedad con un 30 por ciento de incluidos y un 70 por ciento de excluidos. Un modelo de sociedad excluyente. Eso influye en el debate sobre el Derecho, el sistema judicial y los juristas.

–¿En qué sentido?

–Quieren moldear un jurista que se quede en la lógica formal y no se dé cuenta de que está legitimando un proceso de genocidio por goteo.

–¿Cómo funcionaría?

–En gran parte de América latina ya la técnica no es que el Estado mate sino fomentar la violencia letal entre el 70 por ciento que ese modelo quiere excluir. No nos olvidemos de que los 23 países que superan el 20 por cien mil anual de homicidios, 18 pertenecen a América latina y Caribe y cinco a Africa. Tampoco olvidemos que también somos campeones de coeficientes de Gini, es decir de mala distribución de la renta. Este es el modelo de sociedad que quieren reafirmar los medios masivos concentrados. En toda América latina hay que prohibir constitucionalmente los monopolios u oligopolios televisivos. Sin pluralidad mediática no podemos tener democracia. Los medios monopólicos u oligopólicos están haciendo algo trágico en América latina. En los países donde hay altos niveles de violencia letal la naturalizan y lo único que proponen es la destrucción de las garantías individuales. En los países donde la letalidad es baja la exacerban al efecto de crear un aparato punitivo altísimamente represivo y en definitiva también letal.

–¿Cuál es la relación entre ese modelo, los grandes pools televisivos y los juristas?

–Lo peor que nos puede pasar en América latina es continuar recibiendo asépticamente teorías importadas como si no tuviesen contenido político, y perdernos en doctrinas que responden a teorías del conocimiento idealistas o se quedan en puros planteos normativistas. Si ideológicamente la doctrina jurídica latinoamericana no va hacia el realismo, lamentablemente no les hará ningún favor ni al Estado de Derecho ni a nuestras democracias.

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