Los textos los había escrito el cura Carlos Mugica. Fueron grabados con el acompañamiento de ritmos africanos, asiáticos y latinoamericanos. Iban a formar parte de la “Misa para el Tercer Mundo” que se pensaba distribuir entre las comunidades cristianas de base. Pero la grabación nunca llegó a repartirse entre los creyentes. En 1974, y a instancias de la Triple A que luego asesinaría al propio Mugica, la Policía Federal secuestró y destruyó las copias. La grabación, finalmente, podrá ser escuchada en su versión original treinta y tres años más tarde. Será el domingo 13 de mayo a las 16.30 en la Iglesia de la Santa Cruz de los padres pasionistas, Estados Unidos 3150. La iniciativa es organizada por amigos y compañeros de Mugica, entre ellos el sacerdote José “Pichi” Meisegeier.

La ceremonia “Misa para el Tercer Mundo” estaba inspirada en obras similares que se habían creado en Latinoamérica al compás del ascenso de la Teología de la Liberación. En la Argentina, los curas enrolados en esa visión teológica formaron el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. En lo político, los sacerdotes que lo integraron pivoteaban entre la izquierda y el peronismo. Mugica formó parte de ese espacio. A principios de los ’70, tanto él como Meisegeier quedaron al frente de capillas ubicadas en distintas zonas de la villa de Retiro.

Los textos escritos por Mugica son “oraciones litúrgicas escritas en un lenguaje directo, con contenido social y testimonial”, según comentaron los organizadores. “Son oraciones que interpelan a los hombres y mujeres de hoy, que transmiten un mensaje que nos hermana, que nos impulsa y alienta a caminar junto a los trabajadores, los jóvenes y los niños”, aseguraron los impulsores de la ceremonia. Mugica fue asesinado el 11 de mayo de 1974 en la puerta de la iglesia de San Francisco Solano, sur del conurbano, donde acababa de celebrar misa. Según algunos testigos del crimen, Mugica fue interceptado por un individuo con bigotes cuando se disponía a subirse a su Renault 4. El individuo le disparó varios tiros con una ametralladora Ingram M-10. Algunos testimonios sostienen que el asesino habría sido Rodolfo Almirón, entonces jefe de las Tres A, hoy detenido en España a la espera de su extradición.