ESPECTáCULOS › PAGINA/12 PRESENTA DESDE MAÑANA TRES DISCOS FUNDAMENTALES DE LUIS ALBERTO SPINETTA
El artista más influyente de la historia del rock nacional
La colección, que incluye los CD “A 18’ del sol”, “Pelusón of Milk” y “Estrelicia-MTV Unplugged”, abarca tres momentos clave de su trayectoria. Funciona, además, como ventana para asomarse a la creación de un artista indispensable de los últimos treinta años, que influyó en varias generaciones de músicos argentinos.
Por Claudio Kleiman
Luis Alberto Spinetta. La sola mención de su nombre plantea un desafío para el que escribe y para el que escucha: ¿cómo abordar la obra de un músico elegido. En una encuesta realizada por el suplemento No de Página/12 a fines de 2001, Spinetta fue considerado como el artista más influyente de la historia del rock argentino. Está claro, se trata de un artista cuya música y poesía mantienen una vigencia y popularidad únicas cuando se cumplen 35 años de su debut discográfico (para más datos, con el simple de Almendra, “Tema de Pototo (Para saber como es la soledad)” y “El Mundo Entre las Manos”, de 1968). Un artista cuya obra recorre cinco décadas y otros tantos grupos (Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Spinetta Jade y Los Socios del Desierto), además de las diversas etapas de su carrera solista, con 33 álbumes grabados, sin contar recopilaciones, y un voluminoso portfolio de temas inéditos. Spinetta ha influenciado a varias generaciones de argentinos y es admirado casi unánimemente por sus colegas músicos de todos los géneros, pero especialmente dentro del rock, donde su figura se alza como el standard –prácticamente inalcanzable– sobre el cual tienen que medirse todos los que han llegado después.
Salvando las distancias, podría establecerse una comparación con la influencia que han ejercido Los Beatles –de los cuales Spinetta se reconoce como alumno dilecto– a nivel internacional: fueron los primeros, y los mejores. Su legado alcanza a varias generaciones; su figura se reactualiza permanentemente y sus canciones se cantan en fiestas y fogones a la vez que se estudian en los conservatorios. Sí, podría decirse que –más que ningún otro– Spinetta es “nuestro beatle”. Al igual que las piedras preciosas (jade, diamante, topacio) a las que alude repetidamente en su poesía, la obra de Spinetta es una joya de múltiples facetas, y la colección que se edita a partir de mañana con Página/12 presenta tres momentos claves de su carrera. A 18’ del sol, Pelusón of Milk y Estrelicia-MTV Unplugged son tres álbumes de diferentes épocas, que pueden oficiar como ventanas para asomarse a la creación de un artista cuya obra –si bien en estado de mutación permanente– está recorrida por una coherencia insobornable, que es precisamente una de las claves de su influencia.
A 18’ del sol
Podría decirse que este disco, aparecido originalmente en 1977, inaugura la carrera solista de Spinetta (si bien hay uno anterior –editado primero como La búsqueda de la estrella y luego como Spinettalandia y sus amigos—, realizado en 1971 tras la disolución de Almendra). Pero a partir de A 18’ del sol, todas sus producciones, inclusive las realizadas con agrupaciones como Jade y Los Socios del Desierto, incluirían su apellido en primer término. Es un álbum que marca un “antes y después” en la obra de Spinetta, porque representa su encuentro con el jazz, descubrimiento que modificaría para siempre su universo armónico y su concepción de la instrumentación y los arreglos. “Sabía que lo que estaba haciendo era suficientemente peligroso a nivel musical. Me propuse investigar”, decía Luis en 1983 en una entrevista con Pipo Lernoud. “Que aparecieran cosas en la guitarra que no fueran parecidas a otras, escuchar un tipo de música que nunca me había permitido escuchar con libertad, porque tenía la sensación de que el jazz era música para tipos con un whisky en la mano, apoyados en la barra de un boliche oscuro. Y después me di cuenta de que el jazz es la libertad, que no se fija límites a la inspiración, te podés imaginar cualquier temática y trabajar sobre eso”.
El descubrimiento del jazz ocurrió a través de su amistad con el tecladista Diego Rapoport, quien recién llegaba de los Estados Unidos y era un fanático admirador de Bill Evans. El denominado jazz-rock estaba enplena eclosión en esa época y Spinetta se deslumbró con la música de John McLaughlin, Herbie Hancock, Billy Cobham, Weather Report. Junto a Rapoport, forma la primera versión de la banda Spinetta, con su hermano Gustavo en batería y Marcelo Vidal en bajo (esta formación registra “Viento Del Azur”, incluida en el álbum). Luego se incorporan Osvaldo López, un baterista de formación jazzística, y Machi Rufino, el bajista de Invisible, para grabar el resto de las canciones de A 18’ del sol, un disco radicalmente diferente a todo lo que había hecho Luis hasta ese momento. Había improvisaciones jazzísticas, métricas complejas, la instrumentación ya no se apoyaba sólo en la guitarra. Hasta se incluyen dos temas instrumentales, “Telgopor”, que da nombre al álbum (que supuestamente representaba la distancia entre la Tierra y el Sol. Luis luego se dio cuenta de que el cálculo era erróneo, pero igualmente decidió dejarlo como una “licencia poética”).
Inclusive en las letras, Spinetta abordaba una temática intimista, hecho influenciado por el nacimiento de su primer hijo, Dante, que llegó al mundo un día antes del recital despedida de Invisible, en el Luna Park. En consonancia con este búsqueda introspectiva, Spinetta reflota un tema que pertenecía a la mítica “ópera” inédita de Almendra, la bellísima “Canción Para los días de la vida”, que interpreta solo con su guitarra acústica.
Pero Spinetta tampoco ignoraba los hechos terribles que estaban sucediendo en el país, y lo deja entrever en algunos versos, como éstos de “La eternidad imaginaria”: “Y la luz de tu estrella inerte/incandescerá sobre las tumbas/y vivos y muertos/serán llevados hasta las praderas mismas/de la eternidad imaginaria”.
Si bien fue recibido con muchas críticas de parte de la prensa y de su propio público, que se resistía a aceptar el cambio, A 18’ del sol perdura como un gran álbum, y sus lineamientos marcarían toda la obra de Spinetta de allí en adelante (para comprobarlo, no hay más que escuchar su última producción de estudio, Silver Sorgo). El propio Luis manifiesta su entusiasmo con respecto a este disco. En el libro de Eduardo Berti, Crónica e Iluminaciones, dice: “Fue la mejor grabación que hice en mi vida. Yo estaba muy entusiasmado y excitado, había un cope tan grande que todo salió con una gran fluidez”.
Pelusón of Milk
Luego de ensayar distintas formaciones de la banda Spinetta, Luis graba un controvertido disco en Estados Unidos, se dedica a la reunión de Almendra –con quienes recorre el país y graba un álbum en vivo y otro en estudio– y cristaliza todas estas experiencias con una nueva agrupación de corte jazzístico, Spinetta Jade. Pero en 1991, es la llegada de un nuevo descendiente, su hija Vera (la menor de los cuatro), lo que promueve su retorno a un formato más cancionístico e intimista, luego de producciones complejas como Tester de violencia y Don Lucero. Y es en este formato donde Spinetta suele entregar algunas de sus joyas más preciadas. Pelusón of Milk se parece a “Spinetta de entrecasa”, decía Luis a Gloria Guerrero en la revista Humor. “Hay canciones acústicas, con guitarra acústica, las melodías son frescas, tiene una buena selección de material como para que sea entretenido”.
Pelusón of Milk es un álbum solista en el sentido más literal de la palabra: Spinetta grabó casi todo solo, con algunas esporádicas contribuciones de Mono Fontana y Claudio Cardone en teclados, Javier Malosetti en bajo (casualmente, los músicos que lo secundaron en su experiencia más reciente, Electroakustic) y Guille Arrom en guitarra. Pero aquí Spinetta es el dueño del circo: él compuso, arregló, produjo y grabó todas las voces –en las cuales puso un especial cuidado– e instrumentos como guitarras, bajo, teclados, sequencers y samplings. Una vez más, Spinetta se muestra a la vanguardia de la experimentación sonora,combinando instrumentos “orgánicos” con bases secuenciadas y sonidos sampleados, modalidad que sería utilizada masivamente solo muchos años más tarde. Pelusón... también es el primer álbum de Spinetta en aparecer simultáneamente en formato CD, y la versión digital contiene tres temas más que el LP homónimo. El hit fue “Seguir viviendo sin tu amor”, cuyo clip fue muy difundido, pero las gemas abundan. Entre ellas, las acústicas “Cielo de ti” y “Jilguero”, las “beatlescas” “Ganges” y “Jilguero”, y temas rockeros donde asoma la influencia de Police, como “Hombre de lata” y “Ella Bailó”.
Estrelicia
Luego, Spinetta atraviesa una tormentosa relación con las compañías discográficas, construye su propio estudio de grabación, La Diosa Salvaje, y se sumerge en un largo silencio. Pasarían seis años (si exceptuamos la música de la película Fuego gris, editada sin su autorización) hasta que diera a luz un nuevo álbum y nuevo grupo, Los socios del desierto, con Manuel Wirtz en batería y Marcelo Torres en bajo. Pero en 1997, Spinetta parecía decidido a recuperar el tiempo perdido. Luego de firmar un jugoso contrato con la multinacional Sony y editar un álbum doble al frente Los Socios, con un sonido más rockero y la friolera de ¡33 canciones nuevas!, decide aceptar la propuesta de MTV para realizar un recital unplugged. ciclo que estaba en pleno auge en ese momento.
Una vez más, Luis se propuso hacer las cosas a su manera. En primer lugar, fue el unplugged más largo de la historia de MTV (una hora y media); por otra parte, en lugar de realizar una simple recopilación de éxitos en formato acústico, incluyó una mitad de temas nuevos, lo que confiere un valor particular a Estrelicia, ya que esas canciones (muchas de ellas, como “Fuji” y “Jazmín”, inspiradas por su amor de entonces, Carolina Peleritti), sólo están incluidos en este álbum. El concierto se realizó en Miami, y Spinetta contó para la ocasión con una versión ampliada de Los socios del desierto (además de Wirtz y Torres están Mono Fontana en teclados y Nico Cota en percusión). También participa Rodolfo García (ex baterista de Almendra), que toca el acordeón en “La miel en tu ventana”, y una orquesta de cuerdas dirigida por Carlos Franzetti (prestigioso músico argentino radicado en Estados Unidos, que ya había trabajado anteriormente con Spinetta en La La La, su disco conjunto con Fito Páez). Este aporta un majestuoso arreglo orquestal para “Laura Va”, el clásico de Almendra.
El músico se da tiempo para recorrer otros momentos de su pasado, empezando por “Barro tal vez”, una hermosa zamba que compuso cuando tenía solo 13 años, para llegar hasta “Mi sueño de hoy”, del álbum de Los socios del desierto. Hay homenajes a Pescado Rabioso (“La sed verdadera”, de Artaud) e Invisible, con “Durazno sangrando”, probablemente uno de los temas más perfectos de su catálogo. También revisa su visión de un futuro posnuclear (provista de una ironía rayana en el humor negro), en “Yo quiero ver un tren”. La voz de Spinetta está en gran forma en esta ocasión, y la delicada instrumentación da un carácter homogéneo a la sucesión de temas de momentos tan diferentes. En una entrevista realizada en ocasión del unplugged, Luis reflexionó con respecto al sonido acústico: “Es como que la música lírica, suave –que es tan rica para decir cosas y que tiene lenguajes tan sutiles–, luce a veces sumamente infantil. En ese sentido es quizás más revolucionaria que otras cosas, porque lo más difícil en la actualidad es convencer en base a la dulzura. Se ve que el chumbo rinde más. La otra vez lo fui a ver a Joao Gilberto, y me pareció tan imponente como cuando fui a ver a Living Colour, que me parece una de las mejores bandas de rock de los últimos años. El tipo con su voz, su guitarra y su composición llena todo el espacio, y te sume en una atmósfera, una pureza y una verdad tan grandes, que después te cuesta elpropio unplugged. Te cuesta pensar en términos de semejante dosis de ternura y de sabiduría. Es algo que el mundo tiende a rechazar, no a aceptar.”