ESPECTáCULOS › WALTER DONADO, ENTRENADOR Y PROVEEDOR DE ANIMALES, Y AHORA TAMBIEN ACTOR

“Yo no me subo al caballo de la fama”

Personaje increíble, ex combatiente de Malvinas, consigue animales para la ficción. Trabajó en el film El perro.

 Por Mariano Blejman

El televisor encendido en Animal Planet las 24 horas del día. Un perro flaquito que no se parece a su amo. Otro perro, el de Los Roldán junto al de Mosca y Smith en el Once, programas de Telefé. Unos tucanes, una tarántula que se hizo famosa en Dominico, alguna que otra cucaracha también adiestrada por el exótico Walter Donado. Son postales de la casa del dealer de animales de la mediática Argentina. No es un zoológico, pero podría ser una veterinaria de Avellaneda, donde vive desde hace 42 años. Donado volvió a hacerse famoso por su rol en El perro de Carlos Sorín, aunque ya era conocido en el ambiente por manejar animales. Pero con el director de Historias mínimas encaró un rol protagónico delante de la cámara por primera vez. Aunque por lo general, Walter Donado –que hace de sí mismo en el film estrenado hace unas semanas– había estado en el espectáculo, pero siempre detrás de cámara. Se dedicaba a conseguir animales para la ficción con su empresa Zoofilms: Animales de película.
“El primer culebrón me lo regaló una tía”, cuenta Donado en entrevista con Página/12. Era una víbora verde y negra, y al poco tiempo había conseguido una boa constrictor. Aunque su contacto inicial con los animales, ironiza Donado, fue cuando tuvo que ir a pelear a Malvinas en 1982, estando en la colimba. “En la trinchera escuchábamos por radio a uno que se parecía a Palito Ortega, pero era más progresivo. Después supe que era Baglietto.” Donado escuchaba Pastoral, Charly García “y apareció Mirtha, de regreso y nos rompió la cabeza”. Donado combatió, quedó detenido y fue transportado en el barco “Queen Elizabeth”. “Cuando Astiz parecía héroe”, cuenta. “Después supimos quién era. Días antes de la guerra, estuvimos llevando camiones en una manifestación contra el gobierno militar que se hizo en Plaza de Mayo. Nos tiraron de todo, nos cagaron a piedrazos. Dos días después, los mismos que nos puteaban estaban vivando al borracho de Galtieri.”
Cuando volvió al continente se hizo camionero, hasta que un amigo lo hizo entrar en Celulosa Argentina. Otro amigo le preguntó si quería alquilar su víbora para una película. “Me pagaban una quincena en un solo día.” Ese amigo está preso o en Brasil, Donado no sabe, pero recuerda que era una época dura. Que el tipo traficaba y parece que lo agarraron. Cuando Donado entendió que podía ganar en un día media quincena dentro de Celulosa, supo que ahí estaba su futuro. Consiguió una leona que se llamaba Wake Up. “Los felinos son jodidos, hay que criarlos de chicos. Los leones avisan cuando van a morder, los osos en cambio no son expresivos. La mitad de mi mano está insensible por las mordidas”, cuenta Donado.
En todos estos años, Donado sólo hizo lo de ahora: “¿Trabajar? Nunca”, dice y mira a su mujer, que comparte la pasión por los animales además de llevar la contabilidad de Zoofilms. Ella recuerda una anécdota que lo pinta de alma y cuerpo (inmenso cuerpo): “A los diez días de salir, vino a mi casa. Vio que tenía una cotorra y me preguntó: ‘¿No te animarías a llevarlo a la tele?’”, le dijo. Y así afianzó su amor. Donado ama a los reptiles, también a los tigres y a los leones. Pero dice que jamás trabajaría con chimpancés, porque hay que maltratarlos.
En los últimos años, su empresa creció. Ahora tiene cinco personas que recorren los canales paseando animales. Su primera película fue Amazonas, un bodrio filmado en Misiones con mujeres desnudas en una supuesta isla salvaje. Después vino La galería del terror de Enrique Carreras, con Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Beatriz Salomón y Susana Romero. “Era verdaderamente de terror”, cuenta Donado. En sus primeros tiempos, la diferencia entre la legalidad y la ilegalidad no era tenida en cuenta. “Lo mío es lo exótico”, dice ahora Donado; está en contra del tráfico de animales, suele trabajar con zoológicos y admite que durante los ‘90 se fue legalizando porque no podía tener nada. “¿Tenés los papeles de la víbora?”, le preguntaron más de una vez.
Con Isabel Sarli trabajó en La dama regresa, donde ella se la pasó peleándose con su director Jorge Polaco. La Sarli aparecía con una perrita, y Donado llevó también un chancho. Tuvo que conseguir 100 perros de un día para otro. Ahora, el empresario tiene un campo de 25 hectáreas en Brandsen, pero en los ‘80 todo era precario. Zoofilms nació cuando lo llamaron para hacer una película de Gerardo Sofovich con Susana Giménez y Juan Carlos Calabró, entre otros. En un momento de la trama, Calabró se perdía en la selva y aparecían monos, chimpancés, arañas, y Donado comenzó a vivir de alquilar animales. Ahora cobra unos 500 pesos por día, en el caso de animales simples como los perros. Un león puede valer 10 mil pesos la jornada. “Pero se alquila una vez por año y lo tenés que alimentar todo el tiempo”, cuenta. Donado empezó La noche del domingo de Sofovich llevando un cocodrilo, a la otra semana mandó una boa. Después se peleó con sus socios y siguió solo. Sofovich lo había increpado: “O estás conmigo, o no estás”. Y Donado estuvo. Cinco años. Después Sofovich se cansó y Donado tuvo que volver a remar solo. Eso fue a fines de los ‘80.
Todo lo que hacen los animales, lo hacen por la comida. El castigo no convence. “En Mundo Marino van a ver que detrás de cada pirueta hay un balde rojo con comida.” Aprendió a trabajar con aves en un documental de Yogurt Yoplait para lo cual vino un francés adiestrador de pájaros, él se hizo su asistente. Después viajó a Francia para trabajar en el Castillo de las aves en París. También le consiguió el mono para el hombro de Marcello Mastroianni en De eso no se habla de María Luisa Bemberg. Donado llegó a trabajar con el mismísimo David Carradine, famoso por su papel en la celebrada Kung Fu, en El guerrero y la hechicera (de 1983, inédita) y también en La misión de Robert De Niro (1986). Colecciona cucarachas, gusanos, hormigas. Tiene 400 flamencos, 40 perros, 20 caballos. Durante la crisis del 2001, llevaba y traía animales por el mundo. Aquí participó de Imagining Argentina (el bodrio de Antonio Banderas sobre los desaparecidos) con un perro que atacaba al célebre actor.
También trabaja con hormigas. Cuenta que llevó una vez un oso hormiguero a una filmación en Uruguay y el animal se puso a lengüetear el pixelado del monitor. “Las hormigas son lo más difícil.” En esa misma película había viajado al Uruguay un experto en hormigas, traído especialmente de los Estados Unidos. El experto tenía que mostrar una hilera caminando: “El especialista puso dos vidrios y largó las hormigas, pero se fueron por los costados. Después puso un tubito de vidrio, pero las hormigas se pusieron a hacer espiral”. Donado se quedó en la puerta pensando. Tomó una hormiga entre sus dedos y la aplastó contra el piso dejando una línea con el ácido que tienen dentro. Milagrosamente, las hormigas comenzaron a seguir la línea. Donado encaró al asistente de dirección, le mostró lo que había descubierto y el especialista se quedó sin trabajo.

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Donado hizo de su pasión zoológica una próspera empresa.
 
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