Miércoles, 22 de junio de 2011 | Hoy
LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
Roberto Samar y Emiliano Samar advierten sobre el uso de los estereotipos en el humor mediático y lo que ello conlleva de discriminación, advirtiendo que existen nuevos marcos legales que necesitan ahora de cambios culturales.
Por Roberto Samar * y Emiliano Samar **
Los discursos humorísticos que circulan en los medios masivos tienden a fijar estereotipos, los cuales con el tiempo impregnan nuestro sentido común y condicionan la forma en que interpretaremos a los demás. Esta fijación de características negativas sobre ciertas comunidades facilita la naturalización de la discriminación.
En ese sentido, en las últimas décadas, en algunos programas de entretenimiento circulaba un discurso que colocaba a quien elige como objeto de deseo a alguien de su mismo sexo en el lugar del “chivo expiatorio”. A modo de ejemplo recordemos dos casos: Fabián Gianola, en el programa Los Benvenuto o Hugo Arana en Matrimonios y algo más.
Actualmente, con menos fuerza, estos mensajes siguen circulando. Como denuncia el Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión, el programa de televisión que conduce Ariel Rodríguez Palacios, La Cocina del 9, transmitido por Canal 9, emite enunciados discriminatorios de forma constante haciendo chistes y comentarios de carácter homofóbico.
En estas producciones el personaje gay es ridiculizado, al menos, por dos características que se le imprimían desde una mirada burlona: la primera lo estigmatizaba como “la chica histérica”; y la segunda dejaba ver cómo, desde lo corporal, también había una construcción prejuiciosa acerca de la forma de caminar, el timbre de voz, el movimiento de sus manos y de sus ojos, etcétera.
La sensibilidad, la superficialidad y el miedo se destacaban con una carga peyorativa y como calificativos que atravesaban sólo a lo femenino. Estas mismas características eran exacerbadas en un hombre, siendo esto motivo de burla.
En ese sentido, estábamos frente a una “discriminación social”, la cual es definida por el sociólogo Carlos Belvedere como la exclusión social legitimada y/o institucionalizada basada en un estereotipo que naturaliza una identidad social mediante la sutura en torno de rasgos particulares a los cuales se les adscriben dogmáticamente como indisociables características negativas que no le son necesarias.
Es decir, en los chistes se naturalizaban prácticas que cargaban a la identidad “gay” de características que no le eran propias. La complejidad del problema radica en que al operar desde el humor no apelaban a la racionalidad, sino que actuaban sobre nuestro sentido común profundizando sus efectos.
En algún punto esta ridiculización generaba la exclusión y el miedo de las personas que elegían amar a alguien del mismo sexo. Como sostiene el Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión, “la risa y la comicidad no sólo niegan la condición ideológica de los prejuicios sino que refuerzan la diferencia y reproducen las relaciones de desigualdad”.
Romper estos estereotipos instalados durante años es una tarea colectiva que demandará tiempo. Probablemente el establecimiento del matrimonio igualitario y la plena implementación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual fomenten la existencia de nuevos discursos y nos facilite la difusión de nuevas formas de ver el mundo. Quizás proponernos desde los medios de comunicación la revisión de las prácticas cotidianas sea la tarea que sigue ante las nuevas leyes que responden a un cambio cultural necesario que se viene gestando.
En ese sentido, no es lo mismo una cosa que otra, porque en el discurso, en el día a día, en la manera de referirnos a los otros y las otras está la semilla del cambio.
Todos y todas tenemos el deber de revisar las prácticas que durante años dejaron su surco. Todos y todas debemos preguntarnos qué se esconde detrás de frases que repetimos sin pensar: “negro de mierda”, “es un judío”, “manejás como una mina”, “¿qué sos, mariquita?” y la lista sigue, claro. La tarea es nuestra. El cambio cultural está en marcha. Las leyes dan marco legal al cambio. Ahora es nuestra tarea diaria la que marcará el camino. Matrimonio igualitario, ley de medios, Día de la Diversidad Cultural Americana... se abrió el juego, se abre el camino... andemos.
* Licenciado en Comunicación. Docente de Filosofía Política Moderna, UNLZ.
** Profesor de Enseñanza Primaria. Docente Teatral. Coordinador del proyecto “Hacia una escuela libre de discriminación”. Docentes por la Diversidad / UTEe-Ctera.
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