Viernes, 6 de junio de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › UN POLICIA ABSUELTO POR UNA MUERTE
La Justicia absolvió ayer a un ex policía federal acusado de asesinar de un tiro en la cabeza al adolescente Marcelo Javier Báez, de 16 años. Se trata del ex suboficial de la comisaría 42ª Justo José Luquet. El joven fue ultimado, en 2002, tras robar unas pocas monedas y cigarrillos de un kiosco de diario en el barrio porteño de Mataderos. Para el Tribunal Oral en lo Criminal Oral (TOC) 18 de la ciudad de Buenos Aires, el agente “no es penalmente responsable” de la muerte del pibe Báez. La Fiscalía había reclamado una condena de 17 años de prisión por el delito de “homicidio”.
“Pocas veces vi una situación tan grosera que garantice la acción de un asesino. La acusación fiscal fue impecable y no había ninguna prueba de que Luquet actuó en su legítima defensa”, sostuvo la abogada María del Carmen Verdú, de la Coordinadora Contra la Represión Policial e institucional (Correpi). Para la entidad se trató de un caso de “gatillo fácil”.
El fallo de los jueces María Cristina Camiña, Armando Chamot y Estela Cárcamo provocó indignación en los familiares de la víctima. “La verdad es que nunca pensé que iba a ser así. No creía que le iban a dar los 17 años, pero sí que lo iban a condenar. El trabajo del fiscal fue muy bueno. Ahora siento un dolor muy grande”, dijo Elisa, hermana del pibe asesinado.
El fiscal Guillermo Pérez de la Fuente consideró que Luquet “logró lo que buscaba” y que el proyectil que causó la muerte partió de la pistola reglamentaria del entonces policía y que “impactó donde (el ex policía) apuntó”. En su defensa, Luquet había asegurado que disparó para repeler una agresión de la víctima hacia otro policía, pero el fiscal recalcó que, cuando este efectivo declaró como testigo negó haber visto a Báez empuñar un arma.
Si bien cerca del cuerpo de Báez, próximo a su mano derecha, fue hallado un revólver Pucará calibre 38, el fiscal sostuvo que el arma no había sido disparada por el adolescente, que era zurdo.
La madre de la víctima, Liliana Peralta, afirmó: “Mi hijo fue fusilado. Si supuestamente había hecho algo malo, el policía tenía que haberlo esposado y llevado a la Justicia, pero le disparó a la cabeza y no le dio oportunidad de nada”.
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