Miércoles, 17 de septiembre de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › GOBIERNO, ORGANISMOS Y ESTUDIANTES RECORDARON LA NOCHE DE LOS LáPICES
Cristina Kirchner presidió la conmemoración por los 32 años del secuestro y desaparición de los estudiantes secundarios de La Plata. Participaron Estela Carlotto y Hebe de Bonafini.
Por Julián Bruschtein
El público principal no eran los militantes peronistas que también estaban presentes, sino los centenares de estudiantes del Colegio Nacional de La Plata Rafael Hernández. A ellos se dirigió la presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando dijo que “esta reconstrucción (por la puesta en valor del colegio) no es una obra arquitectónica, no es sólo la recuperación de un monumento histórico, es la reparación de nuestra propia memoria y recuerdos, por los que no están”. El marco lo daba la conmemoración de los 32 años del secuestro y desaparición de estudiantes secundarios platenses que reclamaban por el boleto estudiantil por parte de la dictadura militar en 1976, uno de los cuales, Claudio De Acha, cursaba en el Nacional y era compañero de la hermana de la Presidenta, Giselle Fernández.
A las 10 de la mañana los estudiantes ya se encontraban sentados frente al escenario a la espera del acto. Por fuera del vallado perimetral que separa al colegio de la calle se encontraban las organizaciones de derechos humanos y los militantes peronistas. Llegando las 11 se presentó la banda local (el bajista era preceptor del colegio), que logró arrebatar la atención de los alumnos que aguantaron más de tres horas en sus lugares sin problemas.
Cuando llegó la comitiva presidencial, cerca de la una de la tarde, apareció en el rostro de los estudiantes un gesto de alivio. De a uno fueron subiendo el gobernador Daniel Scioli, el intendente Pablo Bruera, los ministros nacionales Florencio Randazzo, Juan Carlos Tedesco, Julio De Vido y el ex presidente Néstor Kirchner. Fue allí cuando Cristina Fernández destacó en su discurso que no era “un día de tristeza, al contrario, de alegría, porque en aquellas épocas duras de enfrentamiento había alegría porque se quería cambiar un mundo, una sociedad a la que vivíamos como injusta”. E insistió en que el país que se está construyendo es “por el que lucharon aquellos estudiantes con acceso a la educación, movilidad social, educación y derechos para todos”. Luego hizo énfasis a la crisis financiera actual, con la frase sobre “ese Primer Mundo que nos pintaron como la meca y al llegar se derrumba como una burbuja” (ver página 5).
Las rejas marcaban la cancha y del lado de afuera en cuanto terminó el set de la banda de rock se empezaron a escuchar más fuerte los bombos y platillos peronistas. A esa altura el frío ya había calado hondo en los presentes, sobre todo cuando una llovizna amagó arruinar el acto. A pesar de ello se mantuvieron en sus lugares y el primer aplauso de reconocimiento se lo llevaron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, entre las que estaban Hebe de Bonafini y Estela Carlotto, cuando subieron al escenario junto con el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, y los sobrevivientes de La Noche de los Lápices Emilce Moler y Pablo Díaz. Como quien juega de local, el que recibió el mayor reconocimiento fue el rector Gustavo Oliva, cuyo apellido corearon los chicos. Oliva habló antes que la Presidenta y remarcó la idea de “responder a la indiferencia con compromiso, salir del perpetuo diagnóstico y observación para intervenir en la resolución de los problemas, abandonar la neutralidad y dar lugar al protagonismo”.
“Es muy bueno recordar lo que pasó, hay que tenerlo muy en cuenta para no olvidar. Nosotros somos los beneficiarios de lo que ellos hicieron”, comentó a este diario Ricardo, estudiante de 5º año. Los estudiantes del colegio platense están acostumbrados a la práctica de la memoria, ya que las aulas llevan los nombres de los desaparecidos que pasaron por allí y que suman noventa y seis. “Lo que pasó durante la dictadura no puede volver a pasar. Y los que torturaron y mataron tienen que estar en una cárcel común”, estalla Micaela entre un grupo de amigas que comentaban el aniversario y subrayaban que ellos tenían “la misma cuando los secuestraron”.
En el final, la Presidenta evocó el derrocamiento del general Juan Perón en septiembre de 1955, el del presidente chileno Salvador Allende en el mismo mes de 1973, y la situación por la que pasa Bolivia, por lo que llamó “a todos, en el país y en la región, a unirnos muy fuerte para defender principios de libertad, de democracia, de educación, de trabajo y de construcción”.
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