Martes, 18 de noviembre de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › UNOS TREINTA MIL PáJAROS MURIERON EN GUALEGUACHú POR EL USO DE AGROQUíMICOS
El gobierno de Entre Ríos confirmó que la mortandad de pájaros y otros animales ocurrida el mes pasado se debió al abuso de productos químicos en la producción agraria. La Asamblea de Gualeguaychú dijo que “es un tema que no dominamos”.
Por Pedro Lipcovich
Finalmente, se produjo la temida catástrofe ambiental en Gualeguaychú: más de 30.000 pájaros como palomas, loros y cardenales murieron por “abuso de agroquímicos”, según determinaron las autoridades locales. A esa mortandad hay que sumarle la de halcones, zorros, peludos y otros animales que se intoxicaron por alimentarse de los pájaros envenenados. La causa no vino desde el otro lado del río, sino de éste, y el responsable no fue un extranjero, sino “el más poderoso propietario de tierras de la zona”, según una fuente de la investigación. Un funcionario provincial de Recursos Naturales denunció “el uso de sustancias tóxicas sin control por ingenieros agrónomos”; además, la fumigación indiscriminada produciría “intoxicación de peces en arroyos de la zona”.
Todo empezó cuando, en octubre pasado, un hombre que iba por un camino vecinal, cerca de Gualeguaychú, se espantó al ver la tierra cubierta de pájaros muertos. La investigación estableció que “un productor de girasol había puesto cebos tóxicos para combatir a los loros que se comen la semilla; el agroquímico que usó está permitido pero en dosis menores”, resumió Rubén Sarli, subsecretario de Producción Agrícola y Recursos Naturales de Entre Ríos.
Conrado González, director de Recursos Naturales de esa provincia, destacó que el tóxico “no sólo afecta a las especies atacadas, sino a otros animales que las consumen; en definitiva, la mayor parte de la fauna queda bajo los efectos de un veneno sin control”. El funcionario subrayó que “está prohibida la venta de agroquímicos sin ‘receta agronómica’, comparable con la receta médica, firmada por un ingeniero agrónomo que se hace responsable de administrar del producto”.
Según una fuente de los organismos de control provinciales, “quien causó la mortandad es el terrateniente más poderoso de la zona, dueño de 13 mil hectáreas”, cuyo nombre no fue dado a conocer.
El guardafauna Alfredo Casella contó que “en 34 hectáreas registramos unas 30 mil aves muertas, principalmente palomas y loros, pero también especies como cardenales, y, al ser época de nidificación, por cada hembra muerta hay que contar cuatro huevos que quedaron sin incubar”. Pudimos determinar que el veneno tenía efecto residual, ya que, junto a cadáveres en mal estado, había pájaros todavía agonizantes. Además, en cuanto morían se les reventaba el buche y el grano quedaba expuesto a ser comido por otro pájaro. También murieron comadrejas, zorros, zorrinos, peludos, caranchos, chimangos, halcones y halcones peregrinos, por consumir pájaros intoxicados.
González subrayó el riesgo de los agroquímicos clorados: “En general están prohibidos, aunque algunos productos contienen algo de cloro: esta sustancia no suele tener efecto inmediato, pero se acumula en los tejidos y, años después, causa daños graves”. Otra toxicidad “bastante común” se produce “cuando un avión fumiga dos lotes separados por un arroyo y, en vez de detenerse, rocía el agroquímico por encima del agua, lo cual produce intoxicación de peces”.
Consultada la Asamblea de Gualeguaychú, un vocero contestó que “es un tema que no dominamos, ya que la asamblea se formó alrededor del conflicto con Botnia”.
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