Viernes, 24 de julio de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › UN ESTUDIO REVELA QUE EL 34 POR CIENTO DE LOS TRAVESTIS Y EL 2 POR CIENTO DE LAS MUJERES TRABAJADORAS SEXUALES SON PORTADORAS DEL VIRUS
Más del 10 por ciento de los hombres que tienen sexo con hombres resultó tener VIH, según el trabajo del Centro Nacional de Referencia contra el Sida. El estudio, que incluyó más de 12 mil casos, revela que está contagiado el 17 por ciento de los usuarios de drogas.
Por Pedro Lipcovich
Más del 10 por ciento de una población de 1500 hombres que tienen sexo con hombres (HSH) resultó tener el VIH, según una investigación realizada por el Centro Nacional de Referencia contra el Sida. La proporción superó el 34 por ciento en trabajadoras sexuales travestis y cayó al 1,9 por ciento en trabajadoras sexuales mujeres. En este último caso, la baja prevalencia del virus se vincula con que “se trata de mujeres reunidas en una organización que las representa: mayor grado de organización implica mayor uso de preservativos”, explicó el director de Sida del Ministerio de Salud de la Nación. Tratándose de usuarios de drogas inyectables, el 17 por ciento resultó tener el virus del sida. En todos estos grupos, las personas testeadas ignoraban que tuvieran el VIH. El estudio abarcó también casi 8600 mujeres embarazadas, en la maternidad Sardá: alrededor del 0,4 por ciento tenían el virus, y este porcentaje se considera representativo de lo que sucede en la población general. En la investigación participaron también entidades de la sociedad civil, entre ellas –por primera vez en América latina– la Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas (Ammar).
El proyecto, llamado “Determinación de seroincidencia y resistencia de VIH en hombres que tienen sexo con hombres, trabajadoras y trabajadores sexuales, usuarios de drogas y embarazadas”, fue financiado por el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. Se efectuó en el Centro Nacional de Referencia contra el Sida –que funciona en la Facultad de Medicina de la UBA–, dirigido por Horacio Salomón y coordinado por María de los Angeles Pando; participaron las asociaciones civiles Nexo e Intercambios, la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar) y el Hospital Materno Infantil Ramón Sardá. Incluyó el testeo de 12.196 personas que participaron voluntariamente. La investigación se desarrolló entre octubre de 2006 y noviembre de 2008.
En el grupo de hombres que tienen sexo con hombres (HSH), fueron testeados 1549 voluntarios, que se vincularon con la investigación por intermedio de Nexo Asociación Civil. Se trataba de hombres que hubieran tenido sexo con hombres por lo menos una vez en los últimos seis meses, que no hubieran consumido drogas por vía inyectable y que desconocieran su situación respecto del VIH. Del total, 161 resultaron ser VIH positivos, es decir, el 10,4 por ciento.
Además –gracias a una técnica de laboratorio que permite establecer hace cuánto se infectó la persona– se determinó que, de la población examinada, el 6,36 por ciento había contraído el VIH en el último año. El informe del estudio advierte sobre la “alta incidencia de VIH en hombres que tienen sexo con hombres” y destaca el “alto porcentaje de examinados que desconocían su diagnóstico”.
De los voluntarios que participaron en la investigación, cuatro de cada cinco se identificaron como gays u homosexuales (el 62,7 por ciento eligió el término “gay”; el 19,1 por ciento, “homosexual”); el 14,4 por ciento se definió como “bisexual” y el 3,8 por ciento no se incluyó en ninguna de esas categorías. El 31,5 por ciento “se encuentra en relación monogámica”; el 44,6 por ciento “tiene sexo casual sólo con hombres” y el 9,8 por ciento “tiene relaciones con mujeres”.
Como máximo, el 60 por ciento de los participantes dijo usar preservativo en las prácticas sexuales más riesgosas. El informe puntualiza que en la población de HSH (como en la población general), “el uso de preservativo es más frecuente con las parejas casuales que con las estables”. Así, con la pareja estable, el 38,6 por ciento “usa preservativo en sexo anal receptivo con eyaculación”, mientras que el 59,3 por ciento lo usa en la misma práctica con pareja casual. En “sexo oral receptivo con eyaculación”, el 3,8 por ciento usa preservativo con su pareja estable, y el 8,7 lo utiliza con pareja casual.
Claudio Bloch –director de Sida y enfermedades de transmisión sexual del Ministerio de Salud de la Nación– advirtió que “en la población de HSH investigada, la prevalencia del VIH es diez veces mayor que en la población no homosexual”, vinculó el hecho con “la falta de uso consistente de preservativo en prácticas sexuales de alto riesgo” y agregó que “estas cifras muestran que también personas de sectores medios se están infectando; no es en este caso un problema económico o de acceso al conocimiento”. Bloch vinculó el hecho con que “la homofobia no ha cesado; muchos gays siguen diciendo que contarle a la familia que se es homosexual resulta más difícil que tener VIH; entonces, cuando la única experiencia de libertad es la sexualidad, se tiende a desestimar todo control o precaución”. “También es cierto –observó Bloch– que la generación anterior de HSH hubo de adoptar la prevención bajo amenaza de muerte, ya que veían morir a sus compañeros.”
Sergio Maulen –asesor en VIH-sida del Fondo de Población de las Naciones Unidas– comentó que “por más que Buenos Aires se haya convertido en una ciudad ‘gay-friendly’, lo es desde la mirada comercial del turismo, pero no en la intimidad de las familias; para un adolescente no es fácil decir a sus padres que es gay, y suele iniciarse sexualmente en la marginalidad, lo cual propicia la desestimación del cuidado mediante preservativo”.
En el informe, además, Nexo Asociación Civil advierte que “el acceso al test de VIH y al tratamiento no está facilitado en la mayoría de las localidades del interior del país” y que “las intervenciones para facilitar el testeo no han sido sostenidas en el tiempo”. Rubén Marone –representante de Nexo– señaló la dificultad, en el interior del país, para reclutar voluntarios que participaran en la investigación, que vinculó con “el alto temor a la discriminación y la falta de lugares de encuentro abierto para la población gay”. También señaló que “desde el año 2000, Nexo tiene un centro de testeo gratuito, donde el promedio de prevalencia de VIH alcanza el 12,2 por ciento”.
En la investigación sobre usuarios de drogas, se testeó a 738 personas –497 hombres y 241 mujeres, mayores de 18 años– que se hubieran inyectado al menos una vez en los últimos seis meses o que, en ese lapso, hubieran consumido al menos una vez por semana cocaína, opiáceos o anfetaminas: el 4,2 por ciento de estas personas resultó estar infectado con VIH. La proporción fue distinta en hombres y en mujeres: 4,8 por ciento para varones y 2,9 por ciento para mujeres. En cuanto a la determinación de los que habían contraído el virus en el último año, resultó ser el 2,06 por ciento para la población total, y la diferencia entre varones y mujeres no resultó estadísticamente significativa.
El 22,5 de los testeados habían sido reclutados en servicios hospitalarios, el 20,3 por ciento en servicios extrahospitalarios y el 54,5 por ciento “en el entorno de los usuarios”. Entre estos últimos, la proporción de infectados fue superior, llegando al 7,6 por ciento, “lo cual indica que, cuanto más lejos del sistema de salud están las personas, más sube la prevalencia del VIH”, observó Diana Rossi, de la Asociación Civil Intercambios.
Para la población específica de usuarios de drogas inyectables, la proporción de personas con VIH ascendió al 17 por ciento. Sólo el 35 por ciento de estas personas declaró no compartir “nunca” los equipos de inyección.
El 33,66 por ciento de los usuarios de drogas declaró fumar derivados de la cocaína, y sólo el 35,6 por ciento de estos usuarios manifestó no haber compartido “nunca” el canuto utilizado para este consumo.
En cuanto al sector de trabajadores sexuales (TS), fue testeada una población de 1319 personas: 1090 mujeres, 112 hombres y 117 travestis; se encontraron “importantes diferencias entre los tres grupos”.
Entre las mujeres, la proporción de infectadas con VIH fue sólo del 1,9 por ciento; entre los hombres, llegó al 11,6 por ciento, y entre las travestis ascendió al 34,2 por ciento. La proporción de personas infectadas entre las travestis resulta así ser la más alta de todas las poblaciones investigadas. En cuanto a la determinación de las infecciones recientes, el 0,62 por ciento de las trabajadoras sexuales mujeres resultaron haberse infectado en el último año; la proporción subió al 6,08 por ciento para varones y travestis. Claudio Bloch comentó que “en las trabajadoras sexuales organizadas, los cuidados preventivos aumentan: mayor grado de organización implica mayor uso de preservativos” (ver recuadro).
“El uso constante de preservativo con clientes fue más comúnmente reportado en mujeres y menos en travestis”, señala la investigación. Estadísticamente, el “uso de preservativo siempre” fue declarado por el 89,2 por ciento de las mujeres, el 82 por ciento de los hombres y el 73 por ciento de las travestis. “Las principales causas de no uso de preservativo con clientes fueron que ‘el cliente se opone’ o ‘el cliente ofrece pagar más’ o que el trabajador sexual ‘consumió excesivamente alcohol’.”
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