Insidiosos y peligrosos; el papa Benedicto XVI calificó de esa manera el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, en el marco de la celebración en el santuario de Fátima, en Portugal, por el aniversario de las apariciones de la Virgen en 1917. El rechazo del Pontífice resonó en territorio de ese país europeo, uno de los más católicos del continente y que legalizó el aborto en 2007 y está por promulgar el matrimonio gay. En medio de una misa multitudinaria, el Papa también se descargó contra políticos, intelectuales y profesionales de la comunicación, a quienes señaló como “los promotores y profetas de una cultura única, que desdeñan la dimensión contemplativa y religiosa de la vida” e intentan “silenciar” la fe en numerosas partes del mundo.

En presencia de medio millón de fieles congregados en la plaza de la pequeña localidad de Fátima, en Portugal, a fin de participar de la celebración del 13 de mayo, día en que, según la tradición, empezaron las apariciones de la Virgen, el papa Benedicto XVI condenó el aborto y el matrimonio gay: “Las iniciativas que tiene como objeto tutelar los valores esenciales de la vida, como su concepción y la familia, fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer, ayudan a responder a algunos de los desafíos más insidiosos y peligrosos que hay que enfrentar hoy”.

Frente a las mayores asociaciones de asistencia social portuguesa, el Pontífice indicó sentir un “profundo aprecio por todas las iniciativas sociales y pastorales que luchan contra los mecanismos socio-económicos y culturales que conducen al aborto”, tras tildarlo de “drama”.

Portugal, uno de los países más católicos de Europa, legalizó el aborto hace tres años tras realizar un referéndum. También avanzó con el matrimonio entre personas del mismo sexo, ya que está a pocos pasos de autorizarlo, con la salvedad de no introducir la posibilidad de que la pareja pueda adoptar un hijo. La ley fue votada en febrero último por la mayoría de izquierda en el Parlamento y antes del 17 de mayo –fecha límite legal– deberá ser firmada por el presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva. Incluso la Iglesia portuguesa mantuvo una actitud menos eufórica sobre el repudio de estos temas, a diferencia de la española, que rechazó y se movilizó en 2005 contra el matrimonio gay.

Aunque muy poco sorprendida por las declaraciones de Benedicto XVI, Marta Alanis, representante de la Agrupación Católicas por el Derecho a Decidir, recordó que ambos temas “son decisiones individuales que no dañan a nadie. Son realidades vividas no por una minoría, sino por una importante cantidad de personas”. Según explicó, lo que está en juego, y que se manifista a través del discurso del máximo representante de la Iglesia Católica, “es la defensa de un modelo de familia, heterosexual, monogámica, estable y para toda la vida, que es funcional al sistema actual: patriarcal y capitalista”.

El Papa también arremetió contra profesionales de la comunicación “que profesan y promueven una propuesta monocultural, con desdeño hacia la dimensión religiosa y contemplativa de la vida”, afirmó. Asimismo, sostuvo que en esos ambientes no faltan creyentes “que se avergüenzan y que dan una mano al secularismo, que construye barreras al cristianismo”. Y como cierre agregó que los tiempos actuales “exigen” una nueva energía misionera de los cristianos.

La celebración en la que numerosos peregrinos llegaron caminando desde varias regiones de Portugal, mientras otros tantos acamparon durante la noche en la plaza, fue el escenario en el que referentes de la Iglesia Católica volvieron a pronunciarse por los escándalos de pedofilia que hace meses salpican a su jerarquía. Para la Iglesia, la presencia de la multitud –alrededor de 500 mil personas– fue un signo interpretado como un mensaje de apoyo al Papa alemán. Así, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, señaló que el escándalo por los abusos a menores en el seno de la Iglesia “no han debilitado” la imagen del Pontífice. En el mismo sentido, el padre Manuel Morujo, vocero del clero en Portugal, indicó que los católicos “saben distinguir”, entre los casos de pedofilia y la “enorme mayoría de sacerdotes”.

En relación con este escándalo, Alanis consideró que “la Iglesia ha perdido toda autoridad para hablar de moral sexual” y que Benedicto “debería renunciar a su condición de Papa ya que no ha hecho nada por reparar tanto dolor”. En cuanto al aborto, aseguró que “hay un desacato silencioso a la jerarquía vaticana y las locales”. Así, explicó que la condición religiosa no influye a la hora de decidir a favor o en contra del aborto; de hecho, “en la Argentina abortan la misma proporción de mujeres católicas, ateas y de otros credos”.