Miércoles, 25 de enero de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › OTRO TESTIMONIO SOBRE EL DRAMA DE UNA MUJER ARGENTINA, SOMETIDA POR UNA RED DE TRATA
La bailarina Alejandra Deraux relató que en un boliche de Raúl Martins, en Cancún, se encontró con una chica argentina a la que obligaron a ejercer la prostitución.
Por Raúl Kollmann
“Yo fui a hacer mi show erótico en Mix, en Cancún, el boliche de Raúl Martins”, cuenta la travesti Alejandra Deraux. “Al final, cuando me cambiaba en el camarín –agrega–, se me acerca una chica y me saluda. Estaba borracha y en muy mal estado. De entrada no la reconocí. Era Paula, una chica que hacía baile erótico y bailaba conmigo en Buenos Aires, en Pinar del Río y otros boliches. El nombre artístico era La Dama de las Perlas. La vi destruida. Le habían sacado el pasaporte porque argumentaban que les debía plata. Yo le dije que se volviera conmigo a Buenos Aires, pero ella me dijo justamente eso, que le tenían retenido el pasaporte. Al final la quebraron y la llevaron a ejercer la prostitución.”
Página/12 dialogó largamente con Alejandra sobre su paso por el emporio de Raúl Martins, tanto en la Argentina como en México. Ella corroboró en todos los términos las denuncias realizadas por Lorena Martins –hija del ex agente de la SIDE y zar de la prostitución– que fueron adelanto exclusivo de este diario. Y contó en detalle la historia de Paula, a quien encontró en Mix, el boliche de Cancún donde Mauricio Macri y su esposa, Juliana Awada, se fotografiaron, cuando estaban de luna de miel, con un socio de Martins.
“Yo hacía baile erótico acá en Buenos Aires –relata Alejandra–. Lo conocía a Raúl Martins porque bailé en The One y también en Shampoo. Este último dicen que era de Conde, pero yo no lo creo. Creo que Martins era el verdadero dueño. Y la prueba está en que ahora los dos están juntos allá. Pero, bueno, lo importante es que lo conocía de acá, de Buenos Aires. También bailé en el boliche que tenía en la calle Anchorena, el de swingers, pero en ese momento también estaba orientado al público gay.”
–¿Y Martins la llevó a México? –preguntó este diario.
–No. Yo fui en 2004 contratada por otro empresario. Resulta que se hacía una especie de baile de body painting (mujeres que lucen todo su cuerpo pintado) en el Distrito Federal y por eso me acerqué a ese lugar. Me lo encontré de casualidad y me propuso bailar en Cancún. Por eso fui a Cancún.
–¿Y allí encontró a Paula?
–Sí. No lo podía creer. Estaba totalmente borracha, pero aun así charlé con ella bastante largo. Cuando era parte de mi espectáculo en Buenos Aires, ella hacía un baile erótico con un collar de perlas. Por eso la llamábamos La Dama de las Perlas. En un momento me dice: “Raúl me ofreció ir a México. Voy a hacer unos 5000 dólares por semana bailando. Las propinas son de cien dólares”. Yo le dije que las cosas no eran color de rosa, pero ella tomó la decisión y aceptó la propuesta.
–¿Y no la volvió a ver hasta encontrarla en Mix, el boliche de Martins en Cancún?
–Así es. Me dijo que la gente de Martins le había quitado el pasaporte para asegurarse que les devolviera el dinero del pasaje. La idea era que ellos le dieron 3000 dólares para el viaje y la estadía y que ella tenía que devolverles 4000, pero que esa plata la hacía en dos semanas, con esas propinas de 100 dólares. Pero las cosas no eran para nada así. Enseguida la tentaron para que no sólo sea bailarina, sino también copera y ahí se enganchó con el alcohol. Por eso estaba como estaba.
–¿Le pareció que había caído en el alcoholismo?
–Por supuesto. Caés, en primer lugar porque estás triste, en un país que no es el tuyo y en situación ilegal con Migraciones. El otro tema es que no te podés volver. Es que le dijiste a tu familia que te vas a México con un contrato espectacular, que vas a volver con miles y miles de dólares y todo es una catástrofe. No podés volver derrotada. Y el paso siguiente es la prostitución. Por supuesto cayó en la prostitución. Es que te exigen que pagues la deuda, que les cubras la cuota y otra vez la chica piensa que de esa manera junta la plata con la que soñó llevarse.
–¿Ejercía la prostitución ahí mismo en Mix?
–Yo tampoco le quise preguntar demasiado, pero las cosas estaban bastante a la vista. Primero, estaban obligadas a hacerles pagar copas a los clientes, después combinaban para ir a alguno de los hoteles que quedaban ahí mismo, a pocos metros. Se hacía un chequeo telefónico de la habitación y era cantado que a la chica le cobraban la salida, es decir el servicio sexual al cliente. Así que se quedaban con parte de la plata. Le agrego otra cosa: las chicas se sobreendeudan, es un drama. Porque enseguida se compran zapatos y un vestido. Quieren estar lo mejor de lo mejor porque compiten por los clientes. Entonces todo es un laberinto en el que no encontrás la salida.
–¿Habló con otras chicas en Mix?
–No, pero las vi. La mayoría, argentinas. Y como Paula, estaban en muy mal estado. Era dramático. Todos, además, te hablan del dominio de los narcos, que manejan la zona entera. Yo le dije a Paula que volviera conmigo, pero ella me contestó que no tenía el pasaporte y que no había forma de pagar lo que debía.
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