Martes, 28 de agosto de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › UN HOMBRE CUYA MUJER LO DEJó POR VIOLENTO MATó A LA MADRE DE ELLA, A LA HIJA Y A UNA HERMANA UN TRIPLE CRIMEN DE GéNERO EN BENAVíDEZ
Un hombre que buscaba a su mujer, quien había huido a la casa de sus padres para no ser golpeada, asesinó a su ex suegra, una cuñada de 15 y una nena de 6. Había sido denunciado en la comisaría.
Por Horacio Cecchi
Por venganza, por celos, por emoción violenta. Cualquier motivación que se ensaye (y las tres circularon entre vecinos y fuentes policiales) para explicar el triple femicidio de Benavídez no alcanza (encubre) para tocar el fondo, la creencia de que existe un derecho de posesión sobre la mujer. Un hombre fue detenido en Pacheco, cuando se dirigía (escapaba) supuestamente hacia su trabajo, la Municipalidad de Escobar, luego de asesinar a cuchilladas a la madre de su pareja, de 76 años, a su cuñada de 15, y a una hija de su pareja, de 6. A las tres mujeres las mató luego de no encontrar a quien buscaba, su mujer (nunca tan visible el posesivo), que se había llevado a una hija en común, de 4 años, luego de haber denunciado al sujeto, por violencia, en una comisaría de Garín, con suerte esquiva. No está claro que el hombre las haya matado por una irrupción de odio. ¿Por qué no pensar que estaba todo escrito?
Romina Martínez, de 26 años, vivía en Uruguay 633, de la localidad de Garín, junto a su pequeña hija de 4 años y su pareja, Juan Carlos Cardozo, de 24 años, empleado de la Municipalidad de Escobar. Hace aproximadamente una semana, después de denunciar en vano a Cardozo, por violencia, en la comisaría de Garín, situada sobre Padre Perna al 1100, a dos kilómetros de la casa, decidió tomar a su hija y mudarse a la casa de sus padres, en Chilavert y Los Andes, a ocho cuadras de la comisaría y a 28 de la casa de Uruguay, del otro lado de la Panamericana, a metros de la subida al puente en dirección a Escobar.
La distancia, el tiempo transcurrido, la autopista, la familia de Romina y la ausente comisaría de por medio no bastaron para detener lo que en términos actuales representa la pretensión de propiedad. Según confiaron vecinos de la familia, la noche del domingo Cardozo se apareció por la casa de los Martínez, donde le impidieron el paso.
Alrededor de las 9 de la mañana de ayer, Cardozo volvió a la carga y se apareció por la casa, dio unas vueltas alrededor, según relataron algunos vecinos más tarde, cuando ya todo estaba consumado. Se decidió y tocó a la puerta.
No le abrió Romina, que se encontraba con su nena menor en lo de una vecina. Según se desprende de supuestos de la investigación, abrió la puerta la madre de Romina, Nilda Ludovica Ham, de 76 años, que aguardaba a María Florencia Martínez, su otra hija, de 15 años, que le debía traer un medicamento recetado luego de haber sufrido un accidente cerebrovascular (ACV). Ninguno de los dos esperaba al otro.
Los investigadores deducen que el hombre, al no encontrar a Romina, entró alterado a la casa buscándola por si se ocultaba. No la encontró. Con un cuchillo del tipo Tramontina que los investigadores analizan si trajo consigo o si tomó de la cocina, atacó a cuchilladas a la anciana y a Marisol, de 6 años, hija de Romina y de una pareja anterior. A ambas las dejó desangrándose en la bañera. Pero cuando se retiraba, llegó María Florencia con el medicamento. Según el rastro de los investigadores, Cardozo abrió la puerta, metió de un empellón a la chica y le clavó el cuchillo en el cuello. La muchachita cayó al suelo y murió, mientras el hombre escapó del lugar, dejando un rastro de sangre y horror en la casa de Chilavert.
Vecinos que escucharon los gritos de horror y pedidos de auxilio llamaron a la policía. Llegaron desde la comisaría de Garín para descubrir el cuadro. El hombre fue perseguido y detenido mientras caminaba por Pacheco supuestamente en dirección a su trabajo de bacheo, en la Municipalidad de Escobar.
La preocupación inmediata de las autoridades de Tigre fue desparramar entre los medios (que distribuyeron generosamente la información) las imágenes captadas por “las cámaras de seguridad y los operadores del Centro Operativo” que pudieron registrar los movimientos de un hombre que corría y que, presuntamente, fue detenido merced al servicio del sistema de monitoreo vendido al público por el intendente Sergio Massa, como servicio preventor de la inseguridad, pero que a los efectos sólo sirve para ubicar y detener prófugos o lograr pruebas de imágenes delictivas.
Así, mientras la información se sostenía mediáticamente como una venganza por la fuga de la mujer con su hija, información que tiende a justificar solapadamente el triple crimen, y olvidando que las tres mujeres se sumarán a más de un centenar largo de femicidios (119 en el primer semestre según informó la periodista Mariana Carbajal en este diario hace una semana) lo que transforma si se quiere venganza en un problema social que la excede y que debería mover a preguntar ¿de qué se vengan? Mientras, los medios se regodeaban anunciando, en exclusiva generalizada, las imágenes de “Vea cómo fue capturado el prófugo del triple crimen de Benavídez”.
“No tengo idea de cuál fue el motivo de la separación –dijo a la prensa el ex suegro del acusado–. Mi hija me contaba los problemas de pareja que tenían, pero no sé mucho. Hoy me enteré por ella de lo que había pasado.” Cuando le hicieron la absurda pregunta de si estimaba que había sido una masacre por venganza, solo atinó a responder conmovido: “Qué sé yo..., eso es lo que se comenta, pero hay que ver qué es lo que pensaba él”.
La Fiscalía descentralizada de Benavídez, a cargo del fiscal Jorge Fitipaldi, se dedicó a rastrear las denuncias previas contra el detenido tal como señalaron familiares de Romina. Incluso, los vecinos aseguraban que en una oportunidad, luego de que la joven abandonara a su pareja, Cardozo la había esperado para pegarle y quitarle a la nena.
En las comisarías dependientes de la jurisdicción de San Isidro, Fitipaldi no encontró ninguna denuncia. Aguardaba información de la comisaría de Garín, que depende de la jurisdicción de Zárate-Campana. Nada auguraba que se encontrara nada. Por el momento, el sistema de protección de la violencia contra la mujer en la zona (que no requiere de cámaras a posteriori) había dejado desmanteladas a cinco mujeres, de las cuales tres murieron asesinadas.
Y no quedaron indefensas por venganza sino por cultura.
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