Jueves, 8 de noviembre de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › LA FISCALíA RECLAMó PRISIóN PERPETUA PARA LA VIUDA DE CARLOS SORIA
En su alegato ante el tribunal que juzga a Susana Freydoz, la fiscal consideró que la mujer tuvo “voluntad y conciencia” para matar a su marido, el entonces gobernador de Río Negro. El defensor pidió que se la declare inimputable y sea absuelta.
La fiscal Laura Pérez pidió ayer la prisión perpetua para Susana Freydoz, acusada de asesinar de un disparo a su esposo, el gobernador electo de Río Negro, Carlos Soria. Luego de repasar el resultado de la autopsia, los peritajes y las opiniones psiquiátricas, Pérez concluyó que no hubo un forcejeo entre ambos ni se trató de un accidente. Freydoz tuvo “voluntad y conciencia de hacer lo que hizo”, dijo y descartó el atenuante de la emoción violenta, concedido por el perito oficial. El defensor Gustavo Riccheri pidió que se la declare inimputable y sea absuelta. Aseguró que la mujer intentó suicidarse y cuando su esposo quiso evitarlo, el arma se disparó. En caso de que el tribunal la condene, Riccheri pidió que el hecho se caratule como “homicidio culposo” (no intencional) y se atenúe la pena. La sentencia será revelada el próximo 20 de noviembre.
Los alegatos en la Cámara Primera en lo Penal de General Roca comenzaron pasadas las 9 y para sorpresa de los presentes, Freydoz decidió permanecer en la sala y no dirigirse a una sala contigua, como lo hizo durante las siete audiencias del juicio oral. La fiscal tardó alrededor de cuatro horas en argumentar su enfoque legal del hecho: “Homicidio calificado por el vínculo y agravado por el uso de arma de fuego”. Primero reconstruyó las circunstancias de la muerte de Soria, en las primeras horas de este año, después sostuvo la imputabilidad de la acusada.
Según afirmó la fiscal, luego de la cena de Año Nuevo en la chacra familiar Paso Córdoba, cerca de General Roca, la pareja fue hacia la habitación, donde comenzó una de las frecuentes discusiones que mantenían, y Soria decidió recostarse en la cama. “No sabemos si estaba dormido, probablemente tenía los ojos cerrados y contestaba las recriminaciones de su mujer en automático, como siempre. Freydoz le dijo: ‘Me voy a matar’, pero alzó el revólver, lo dirigió a la cabeza de Soria, lo amartilló y disparó. Tal vez pensó en suicidarse inmediatamente”, describió Pérez.
Para sostener esta escena, dijo que, salvo el enfermero, todas las personas que accedieron al cuarto la noche del hecho vieron que Soria tenía las piernas cruzadas. “Esa posición inevitablemente descarta el forcejeo. Nadie, razonablemente, se pelea con las piernas cruzadas, necesita un punto de apoyo”, señaló. Tomó en cuenta que el disparo fue realizado, según los peritos, a por lo menos 70 centímetros. Además, afirmó que para utilizar el revólver calibre 38, que era del padre de Soria y le resultaba familiar, Freydoz utilizó ambas manos porque debía hacer mucha fuerza.
“No hay signos de lucha, la sábana de abajo estaba perfectamente colocada en la cama, no presenta rotura, ni está fuera. Si hubiese habido forcejeo alguna huella hubiera quedado en la cama”, agregó Pérez. Después comentó que en la mesita de luz, pegada a la cama, no se cayó ninguno de los objetos: un velador, un candelabro, un pastillero y anteojos. “Si hubo un forcejeo tan cerca, no sería razonable que ningún objeto se cayera y quedara en el piso”, dijo la fiscal. Tampoco había evidencias de que Soria resistiera un ataque ni restos de pólvora en sus manos ni huellas de Freydoz en su cuerpo.
Respecto de la inimputabilidad, Pérez insistió en acotar su evaluación al instante del hecho. “Basta a los fines del Derecho Penal que se haya dado la voluntad en el momento mismo que jaló el gatillo y en el momento mismo que decidió atentar contra la vida de su esposo”, dijo. Y se refirió luego al perito de la defensa, Luis Miguel Cornaglia, quien mencionó como determinantes el supuesto cuadro de alcoholismo y sobremedicación, además de una variedad de padecimientos mentales. Para la fiscal esa opinión es contradictoria porque algunas patologías psíquicas citadas son opuestas entre sí “y no se pueden dar en una misma persona”.
También descartó el atenuante de emoción violenta, sugerido por el perito oficial Ricardo Risso, quien definió el estado como “una respuesta psicológica a uno o a una sumatoria de acontecimientos traumáticos”. La pareja siempre peleaba, dijo la fiscal, y la noche del hecho “no hubo de Soria nada humillante ni oprobioso que justificara esa emoción en Freydoz”. Los motivos del ataque, agregó, fueron los celos de la mujer, que tenían una base cierta, y sus miedos sumados a una personalidad obsesiva y narcicista. Por último, pidió que Freydoz vaya a la cárcel, ya que está internada en un hospital.
El defensor Riccheri sugirió que la escena del crimen fue contaminada, pero no planteó la nulidad de esos peritajes y calificó de “desastrosa” la autopsia. Además, insistió en que su clienta quiso suicidarse, como ya venía advirtiéndole a su marido, y cuando su hija, María Emilia, se acercó al cuarto le dijo sobre el disparo: “Era para mí”. Freydoz estuvo siempre con su acompañante terapéutica y no levantó en ningún momento la vista, salvo en algunos tramos, cuando habló su defensor, y pudo verse que lloraba. El presidente del tribunal, Carlos Gauna Kroeger, le ofreció hacer su descargo antes de la sentencia, pero ella no quiso declarar.
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