Cientos de estudiantes de colegios secundarios y terciarios marcharon ayer desde la sede del Ministerio de Educación de la Nación hasta el edificio de la cartera educativa porteña. La movilización fue en rechazo a la reforma curricular que impulsa el Consejo Federal de Educación y que disminuiría la cantidad de orientaciones. Los estudiantes reclamaron poder formar parte de la discusión de la reforma del secundario y que se suspenda hasta 2015. Anoche eran quince los colegios porteños que se encontraban tomados por los estudiantes.

El reclamo de los alumnos de escuelas medias porteñas es en contra de la aplicación de las modificaciones curriculares dispuestas por el Consejo Federal de Educación y que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires comenzaría a aplicar en 2014, voluntariamente, y en 2015, de forma definitiva. Con este nuevo plan de estudios, según los estudiantes, se eliminan 143 orientaciones y se pierden titulaciones, como las de perito mercantil, generando un “vaciamiento” de la educación pública secundaria. A la vez se eliminan materias como Historia y Geografía en 4º y 5º año.

“Entendemos que hace falta una reforma de la educación, pero no creemos que sea de esta manera. Esta reforma es un vaciamiento de la educación. Se cierran cientos de orientaciones, se degradan los títulos y se suprimen horas de materias humanísticas troncales. No creemos que ésta sea la manera de discutir una reforma que tira para abajo la calidad educativa”, explicó Juan Manuel Cuello, presidente del centro de estudiantes del Nacional de Buenos Aires. “Se degradan títulos como por ejemplo el de perito mercantil, que pasa a ser un bachiller orientado en comercio; pasa lo mismo en los artísticos, en donde uno antes egresaba con el título de maestro nacional de artes y ahora pasaría a ser bachiller orientado en música. Creemos que son degradaciones que apuntan a quitar contenidos específicos, agregar contenidos generales, para después generar posgrados arancelados. Es hacer de la educación un negocio”, agregó el dirigente estudiantil.

En 2009, dos resoluciones del Consejo Federal de Educación establecieron planes de estudio con diez orientaciones con el objetivo de equiparar las diferencias entre los distritos, pero delegando en cada jurisdicción la forma de implementación de estas modificaciones.

La nueva secundaria comenzaría a implementarse en la ciudad de Buenos Aires en 2014 en aquellos colegios que voluntariamente lo decidan. A partir de 2015 la aplicación sería de forma obligatoria. “Estamos en contra de esta modalidad creada por el gobierno de Macri, que es la de escuelas pilotos. Lo que queremos es que nos incluyan en las instancias de diálogo para debatir una verdadera reforma”, señaló Matías Delgado, del centro de estudiantes del Mariano Acosta. En cuanto a las respuestas que los alumnos recibieron de las autoridades, Delgado aclaró que “aún ningún funcionario porteño se comunicó con no-sotros para destrabar el conflicto”. Los estudiantes nucleados en el Frente de Estudiantes en Lucha (FEL) y la Coordinadora Unificada de Estudiantes Secundarios (CUES) pidieron, durante la protesta, ser recibidos en la cartera porteña, aunque el ministerio reiteró que “no dialogará mientras haya tomas de colegios”.

Anoche eran 15 los establecimientos educativos tomados. Entre ellos, el Colegio Nacional de Buenos Aires y el Carlos Pellegrini, ambos dependientes de la Universidad de Buenos Aires, a quienes no los afecta la reforma, el Normal 11, Normal 1 –nivel medio y profesorado–, el Comercial 8, el Liceo 1, las escuelas de Danzas 1 y 2, la de Bellas Artes Rogelio Yrurtia, el Normal 9, el Lenguas Vivas y el colegio Claudia Falcone. En cuanto al Mariano Acosta, la asamblea decidió ayer por la tarde levantar la ocupación del colegio entre lunes y martes en los tres turnos y continuar la protesta con otras modalidades.

La directora general de Planeamiento Educativo, Mercedes Miguel, aseguró ayer que “vamos a garantizar el recupero de cada día de toma” y opinó que los estudiantes que realizan estas medidas tienen una “actitud y un mensaje hipócrita”.

“Pareciera ser que los estudiantes tienen un mandato de no se sabe quién, de que tomen escuelas porque no hay ningún motivo para esta medida en un proceso de trabajo democrático y amplio diálogo como estamos haciendo”, aseguró la funcionaria. Según Miguel, tuvieron “más de 40 reuniones con centros de estudiantes y hay más de 130 preguntas frecuentes que hemos respondido”. “Los estudiantes conocen estas respuestas, se han reunido con los directores de área permanentemente; los supervisores trabajan mensualmente con ellos, hemos tenido siete jornadas de reflexión por donde pasaron más de 70 mil docentes, padres y alumnos”, dijo. Sobre las jornadas, los estudiantes manifestaron que no fueron escuchados por las autoridades e incluso, aclararon, que los funcionarios porteños no participaron de éstas.