Viernes, 8 de agosto de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › UN DOCENTE DENUNCIA QUE LO ECHARON POR LAS LECTURAS QUE PROPONIA
Esteban Davenport asegura que fue despedido de los colegios Santa Brígida y Monseñor Dillon, de la Asociación Católica Irlandesa, por su trabajo gremial en esas instituciones y porque hacía leer a sus alumnos textos de Rodolfo Walsh, Haroldo Conti y Paco Urondo.
El último día de clases antes de las vacaciones de invierno, al terminar el turno mañana, el docente de Literatura Esteban Davenport fue convocado por las autoridades de la Asociación Católica Irlandesa (ACI), a cargo de los colegios Santa Brígida y Monseñor Dillon, para informarle que prescindían de sus servicios. “Dijeron que no era por motivos pedagógicos, sino porque yo no sintonizaba con la institución”, aseguró el docente a este diario. Davenport asocia la mención a la falta de sintonía a que él estuvo entre los fundadores de la comisión interna de docentes, que reclamaba por un complemento salarial atrasado, y que en sus clases incluía textos de Haroldo Conti, Rodolfo Walsh y Paco Urondo. Este diario intentó infructuosamente comunicarse con el director general de ACI, Juan Andrés Michel, para conocer la posición de la institución.
El docente, en cuyo apoyo alumnos y ex alumnos abrieron en Facebook el grupo Juntos por Esteban, explicó que no confía en ser reincorporado, pero que reclama por lo que considera “una falta de respeto”. “No podés echar a un profesor, sobre todo si tiene un proyecto con los alumnos. No lo hago por mí, creo que no me van a reincorporar, pero tengo la esperanza de que los docentes y alumnos que están adentro no tengan que pasar por esta situación.”
Davenport llevaba nueve años trabajando en la comunidad educativa de ACI, donde se desempeñó desde 2005 como preceptor del Santa Brígida y, desde 2010, como docente allí y en el Instituto Monseñor Dillon, el otro espacio pedagógico de la institución que nuclea a parte de la colectividad irlandesa desde fines del siglo XIX. “Al principio dictaba Lengua y Literatura en 3º año del Santa Brígida; después, como tanto el Santa Brígida como el Monseñor Dillon dependen de la ACI, me fueron confiando cada vez más horas en los dos. A principios de este año, tenía horas de Literatura en 5º, de Lengua y Literatura en 3º, de una materia de 5º que se llama Proyecto y de otra, de 1º año, que se llama Comunicación y Educación, porque soy profesor de Comunicación”, explicó Davenport. “Los directivos de ambos colegios confiaron en mi desempeño, hacía mucho tiempo que venía trabajando con los chicos y las observaciones de las rectoras de ambos colegios eran excelentes.” El 18 de julio, al mediodía, luego de haber dictado las clases de la mañana y cuando se preparaba para retirarse munido de las evaluaciones que había tomado a los alumnos durante la semana, para devolverlas corregidas al regreso de las vacaciones de invierno, Davenport fue convocado a la oficina del director general Michel quien, contó el docente, lo aguardaba junto al gerente de ambos establecimientos, Miguel Flynn. “Me dijeron que a la mañana me habían enviado el telegrama, que era una cuestión de falta de sintonía con ACI, que no era por motivos pedagógicos. Una vez que escuché eso, me puse muy mal, me retiré del colegio. No tuve la calma para preguntar qué significa no sintonizar con el colegio”, repasó Davenport, quien luego buscó razones reflexionando a solas y en diálogo con colegas. Tras esas cavilaciones fue que llegó a la conclusión de que sólo dos factores podían haber motivado la falta de sintonía: el reclamo salarial docente, que terminó por conformar una comisión interna que integraba, y las lecturas que proponía a los alumnos. “En 5º año doy textos de Walsh, la saga de los irlandeses, y habíamos visto Haroldo Conti, La balada del álamo Carolina. Habíamos dado Oesterheld y en el programa pensaba dar algunos poemas de Urondo. En 3º daba el grupo de Boedo.”
En Facebook, alumnos y ex alumnos publicaron una carta en la que lamentan el despido. “La ACI parece ignorar que no puede haber excelencia académica sin pluralidad. Pluralidad para permitirnos a los alumnos tener una amplia visión del mundo, formarnos como personas críticas y en una diversidad de pensamientos y opiniones. Echar a profesores por mostrar visiones distintas o coartar actividades académicas y recreativas por considerarlas no acordes con la institución, significa formar una masa acrítica de estudiantes”, señalaron.
En diálogo con este diario, el docente Davenport señaló que desde “hace un par de años ACI toma medidas muy arbitrarias y conservadoras, como invitar más de una vez a hablar a los chicos a un grupo llamado Protege tu corazón, que responde a la derecha más recalcitrante, dice que la homosexualidad es una enfermedad, está en contra del matrimonio igualitario. Obviamente, ni hay posibilidad de hablar de aborto. Y se meten cada vez más en lo que tiene que ver con educar a los alumnos”.
De acuerdo con su propia página web, el grupo Protege tu corazón es “un programa de educación de la sexualidad basado en la formación del carácter” para “vivir una sexualidad inteligente”. En la filial argentina, gran parte de sus integrantes tiene vínculos con la Universidad Austral, íntimamente ligada al Opus Dei. Michel, el director general de ACI, a quien este diario buscó infructuosamente, es también director del Centro Universitario de Estudios (Cudes), un espacio para “potenciar el desarrollo integral del universitario” y cuya formación cristiana depende de la prelatura del Opus Dei.
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