Domingo, 19 de julio de 2015 | Hoy
SOCIEDAD › ENTREVISTA A GIOVANNA MARTELLI, CONSEJERA PARA LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES EN ITALIA
Diputada y funcionaria del gobierno, enumera las contradicciones de una sociedad donde hay aborto legal pero no matrimonio igualitario ni licencia por paternidad. Las cuotas en política, el femicidio y la educación.
Por Sonia Santoro
Giovanna Martelli es una apasionada de la política. Formada en el Partido Comunista, fue una de las fundadoras del Partido Democrático Italiano que hoy está en el gobierno de ese país con Matteo Renzi como primer ministro. Dice que no es feminista, pero desde su papel de consejera para la Igualdad de Oportunidades del primer ministro apunta que para el gobierno italiano la agenda de género es prioritaria y lo demuestra con algunos hechos concretos que se hicieron desde su asunción. El matrimonio igualitario será ley en el otoño, vaticina. Habla además de la relación con el “compañero” papa Francisco.
Martelli es diputada nacional por el PDI desde hace dos años, después de más de 30 años de militancia. Nacida hace 52 años en Torino, de niña vivió los ’70 –que define como años de grandes progresos sociales– con muchas leyes que garantizaban los derechos a los más débiles: el nuevo derecho de familia, la ley de divorcio, la ley de aborto, la nueva ley de salud mental (que cierra los manicomios). Criada en una familia de obreros supo lo que significaba avanzar socialmente. En 1982 se afilió al Partido Comunista y en 2007 participó de la fundación del Partido Democrático. “Para las mujeres fue un gran paso adelante la constitución del PDI, porque por primera vez se fijan reglas claras dentro del estatuto que facilita la participación de las mujeres, con la cuota”, dijo.
–¿Una cuota del 30 por ciento?
–Más, el 40 por ciento. Con la cuota entré en el organismo dirigente del partido y en 2012 fui candidata a las primarias para ser parlamentaria y luego fui elegida en 2013. Para mí fue un gran honor.
–¿Qué prioridad le da el gobierno a la agenda de género?
–La primera. Hicimos un plan nacional contra la violencia de género. Hicimos un acuerdo con todas las provincias italianas en el plan. El plan está basado en la Convención de Estambul, el principal instrumento legislativo, porque es vinculante para los países que lo adoptan, en contra de la violencia de género. Uno de los primeros actos del Parlamento fue ratificar la Convención de Estambul.
–¿Qué obstáculos hay para avanzar en la erradicación de la violencia en la sociedad y las instituciones?
–Es una sociedad patriarcal con muchas contradicciones. Porque por un lado tenemos leyes de divorcio, legalización del aborto y, del otro lado, recién en 1981 se abolió el delito de honor, el que justificaba que los hombres mataran por adulterio de su mujer. La nuestra es una sociedad patriarcal, con los estereotipos masculinos y femeninos muy fuertes. Tenemos un estereotipo de hombre autoritario, de un hombre que tiene que hacerse ver como fuerte, una figura que impone.
–¿Cuántos femicidios hay?
–No hay un dato único. Hay varios organismos que recogen esta información. Una de las acciones principales del plan es lograr una base de datos única del Ministerio de Igualdad de Oportunidades, para ver la dimensión exacta del fenómeno del feminicidio. Esto es importante porque el feminicidio no es un homicidio de una mujer. No es simplemente el homicidio de una mujer. Es el acto extremo de posesión de las mujeres. La idea subliminar es poseerla para siempre. Por eso la centralización y el análisis de la información sobre los feminicidios va a permitir intervenir para evaluar qué se puede modificar. El plan trae tres acciones principales: de prevención, de protección, de punición (ver aparte). En cuanto a la punición, en Italia hay una ley que introduce el agravante por feminicidio. Y la prevención va en la lógica de contrastar los estereotipos partiendo sobre todo de la educación en la escuela. Sobre este tema se está aprobando una ley de reforma de educación donde se introduce un pasaje que hice especialmente donde se introduce en la escuela en todos los niveles la educación para la igualdad de género.
–¿No había nada, no había educación sexual?
–No. Se introducen cursos para padres, docentes y alumnos.
–¿Y hubo resistencias? ¿Con qué argumentos?
–Uyyy (risas). Con el argumento de que la igualdad sustancial debilita la estructura tradicional de la familia porque se le da a la mujer otro rol.
–En estos días hubo movilizaciones en contra del proyecto de ley de matrimonio igualitario.
–Sí, pero sobre este tema hay un compromiso muy fuerte del presidente del Consejo.
–¿Tienen los votos para sacar la ley?
–Yo creo que en septiembre, vamos a tener la ley de unión civil. Es un paso muy fuerte para la sociedad italiana. Trabajamos sobre dos caminos paralelos en este tema. Uno es a través de las normas, como esta ley de unión civil. Pero también es importante trabajar en medidas que tienen que ver con lo cultural, medidas antidiscriminatorias. La homofobia, la transfobia son discriminaciones muy introyectadas. Hay una resistencia cultural, ideológica. Entonces hay que hacer un trabajo de reconocimiento en estos casos muy fuerte. Parecido a lo de las mujeres.
–En Argentina estamos al revés. Se avanzó mucho en relación a las leyes del colectivo LGTB pero no se ha podido avanzar en el aborto legal. ¿Cómo lograron esa ley y cómo la sostuvieron?
–Hubo un referéndum. Sobre estos temas, la sociedad italiana está más adelante que la política.
–Italia es un país muy católico, Argentina también. Y se dice que mientras el Papa sea argentino no vamos a tener jamás el aborto legal, entonces por eso la pregunta: ¿cómo lo han logrado?
–Nosotros tuvimos este resultado gracias a la izquierda italiana. A la gran capacidad de mediación y diálogo con la sociedad. Este es un punto principal. Ahora, ¿por qué la ley? Porque responde plenamente a la Constitución italiana. La Constitución italiana es el resultado de las dos culturas muy fuertes en Italia que son los católicos liberales y los social democráticos. La gran capacidad de dialéctica política en Italia después de la Segunda Guerra Mundial permitió constituir una Constitución fantástica que fue un instrumento muy importante para las sucesivas normas y conquistas sociales. Además con la ley de aborto el número de abortos disminuyó. Porque hay todo un trabajo de prevención. Hay consultorios familiares que se ocupan de la salud de las mujeres. Esta ley permitió que las mujeres hicieran también una elección consciente de abortar o no por eso es un gran instrumento de prevención, porque concientiza, no se llega al aborto alegremente sino que hay todo un trabajo de prevención y sensibilización que hace que disminuya fuertemente el aborto. Y hay otro instrumento que acompaña al aborto que es la posibilidad de parir en el anonimato, es función de la política pública darles a las ciudadanas la posibilidad de elegir.
–En relación a las inmigrantes, ¿cuáles son los problemas más graves con que se enfrentan?
–El fenómeno cambió mucho en el tiempo. Hay dos tipos de inmigración. La económica: la familia inmigra a Italia por motivos económicos y se queda en Italia. Antes inmigraban solo los hombres, ahora toda la familia. Son del norte de Africa, Europa del Este y Paquistán, India. Sobre todo para el trabajo en ganadería y agricultura. En nuestro programa está avanzada la integración de los niños en la escuela y el otro pilar es la educación cívica para las mujeres porque las mujeres son el elemento más vulnerable del proceso de inmigración. Porque viven un doble trauma migratorio. Porque tienen una cultura de origen muy rígida, más machista, mientras que la cultura de acogida es más abierta. Entonces hay una contradicción y el trauma migratorio es mayor. Sobre todo porque no trabajan y son relegadas a un contexto privado. Ese es un gran problema. Sobre todo las mujeres de origen indio y paquistaní viven en condición de segregación cultural.
El otro fenómeno migratorio es de emergencia, donde la persona que emigra no se queda en Italia sino que sigue para otro lado. Y después está el fenómeno de la trata. Que sobre todo para nosotros es del este de Europa y norte de Africa, Nigeria, que está ligada sobre todo a la prostitución.
–¿Qué políticas tienen en esos casos?
–Italia es abolicionista. La prostitución no es un delito, sí la explotación sexual. Hoy a la trata para prostitución la maneja la criminalidad organizada extranjera, sobre todo de Nigeria y Rumania. Hay un programa nacional contra la trata de seres humanos y para la reinserción. Ahora estamos con el primer plan nacional contra la trata de seres humanos con una red de ONG y con los sindicatos. La explotación laboral es una de las principales causas de trata.
–¿Cómo es el vínculo con el papa Francisco?
–Es un aliado, para mí. Yo no soy creyente, soy agnóstica. El abre un escenario nuevo. Todos nos ocupamos, hablamos de pobreza, pero cuando Francisco –porque Francisco hace política– hablando de pobreza habla de ecología integral te abre una ventana política. Por eso es un aliado, porque nos lleva a avanzar. Abre un escenario distinto, superador al que tenemos. Dice que está bien la propiedad privada pero que tiene que tener un límite, que es el límite de los demás, de las mayorías. Que no podemos estar al servicio de la propiedad privada. Eso abre una lógica de cooperación total.
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