SOCIEDAD
Investigan a dos sacerdotes por encubrir los abusos de Napoleón
Uno es el segundo del obispo de Zárate-Campana, Rafael Rey. El otro es un vicario de la diócesis. El fiscal pidió su detención por ayudar al cura detenido por abuso sexual de niños en Pilar.
La Fiscalía de Pilar, que interviene en la denuncia contra el cura Mario Napoleón Sasso por el presunto abuso de cinco niños, pidió la detención por encubrimiento agravado de otros dos sacerdotes: el vicario general del Obispado de Zárate-Campana, Daniel Ramón Villa, y de su secretario, Gabriel Michelli, también vicario de esa diócesis. El primero tiene un alto cargo dentro de ese Obispado, es el segundo de monseñor Rafael Rey. Aunque por el momento el juez los eximió de prisión, aún deben declarar y podrían ser procesados. El abogado de una de las familias adelantó que pedirá que se investigue si el obispo estuvo “comprometido como encubridor”.
“Hay pruebas que indican la clara colaboración del vicario general Villa y su secretario con Sasso. Aún no se pueden revelar porque sería ayudar a la defensa, pero a más tardar en quince días se fijará audiencia y se podrá confirmar que lo ayudaron cuando estuvo prófugo”, explicó a Página/12 el fiscal de Pilar, Enrique Ferrari. En tanto, fuentes de la investigación detallaron que Michelli hacía de chofer de Sasso mientras estaba prófugo. “Es una estructura vertical donde se responde a superiores y Michelli era secretario del vicario general Villa, no hacía nada si Villa no se lo ordenaba”, aseguraron.
Por otra parte, el abogado de una de las familias denunciantes, Ernesto Moreau, cargó contra el responsable máximo del Obispado de Zárate-Campana: “Alguien como monseñor Rey conoce los antecedentes de los curas que recibe, estoy convencido de que él sabía de los casos de paidofilia que pesaban sobre Sasso y, sin embargo, le permitió hacerse cargo de un comedor infantil en la capilla. Desde el vamos ya tiene responsabilidad en el hecho, pero además estamos tras algunas pruebas que indican que Rey sabía de los abusos antes de que las víctimas denunciaran”, dijo Moreau.
El cura Mario Napoleón Sasso está preso, acusado de abusar sexualmente de cinco niñas de entre 8 y 13 años que concurrían a pedir comida a la capilla San Manuel, en el humilde barrio La Lonja, de Pilar. Cuando las niñas declararon ante la Justicia, en noviembre último, se pidió la detención del religioso. Desde ese momento, y por un mes y medio, Sasso estuvo prófugo. Fue arrestado el 20 de enero último cuando el remís en el que viajaba se detuvo en la cabina de peaje de Pilar, a pocos kilómetros de la parroquia donde oficiaba misa. Estaba vestido de cura, pero se había cortado el cabello y afeitado la barba. Luego de la detención, la policía allanó la casa del cura y encontró gran cantidad de material pornográfico con niños, desde revistas hasta archivos en la computadora.
Moreau, que es el presidente de la Asociación de Abogados de la ciudad de Buenos Aires e integrante de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH), aseguró que, aunque hay cinco denuncias, son veinte los casos de niñas abusadas por el religioso y resaltó contradicciones entre las declaraciones del obispo y el vicario general. Según el abogado, ambos religiosos se acusaron mutuamente de permitir a Sasso estar a cargo de niños conociendo los antecedentes de paidofilia. La controversia también fue confirmada por el fiscal de la causa.
La acción judicial había comenzado cuando una laica que colaboraba en la capilla San Manuel de Pilar se enteró de los abusos por los mismos relatos de las niñas. Una de las víctimas le había confesado que “el padre Napoleón” la tocaba “por adelante y por atrás”. Según el abogado de la familia, la mujer avisó al vicario general y hasta el obispo Rey, pero nadie de la jerarquía eclesial se hizo cargo del asunto. Luego recurrió a la Casa de Derechos Humanos de la misma localidad, donde el responsable de la entidad, el sacerdote y psiquiatra Luis Domínguez, junto con la psicóloga María Inés Olivella –que asistió a una de las víctimas– presentaron la denuncia ante la Justicia. Esa misma semana, una de las nenas confirmó los abusos ante la jueza de menores de San Isidro Mirta Angélica Ravera Godoy. El caso fue revelado por primera vez por el programa de TV Puntodoc. Como consecuencia de este caso se conoció la existencia de Domus Marie, un “centro de detención de sacerdotes en crisis de fe”, según la Iglesia Católica. En el lugar –que queda en la localidad bonaerense de Tortuguitas– se alojaban curas paidófilos, homosexuales o con problemas de alcoholismo. Enviado por el Obispado de San Juan, Sasso recaló un tiempo en ese lugar para después ser destinado a la capilla de Pilar, donde era responsable del comedor para niños y responsable de las reuniones matrimoniales de todo Zárate-Campana.
Al cura se lo acusa de abuso sexual doblemente agravado por ser cometido de manera ultrajante y por su condición de autoridad eclesial. En caso de ser declarado culpable, podría ser condenado hasta con veinte años de cárcel. El abogado Moreau adelantó que un grupo de laicos de la capilla de Pilar participó de la fuga y encubrimiento de Sasso “instigado por el vicario general Villa. Esas personas estarían arrepentidas y dispuestas a declarar. Esa será la llave para confirmar qué tan arriba llegó el encubrimiento”, que tiene una pena máxima de seis años de prisión.
Informe: Darío Aranda.