Miércoles, 11 de enero de 2006 | Hoy
Los bares y restaurantes rosarinos dieron el primer paso sacando de circulación los ceniceros. Los gastronómicos se quejan porque si se encuentra fumando a alguien en un local aplicarán fuertes multas a los dueños.
Desde Rosario
“El problema es el rol de policía en que nos ponen. Además, no está clara la reglamentación de la normativa: se habla de multas, pero no figuran en ningún lado”, se quejó Rodrigo Pastor, vicepresidente de la Cámara de Empresarios de bares y restaurantes rosarina. Pastor se refería a la ley antitabaco que comenzó a regir desde el lunes pasado en toda la provincia de Santa Fe y que prohíbe fumar en lugares cerrados, públicos o privados, limita la publicidad, obliga a los kioscos a ocultar los atados y a no vender cigarrillos a menores de 18 años. La medida más contundente que tomaron los empresarios del sector fue sacar de circulación los ceniceros de sus mesas. Un mensaje claro y contundente. Otros, simplemente, optaron por pegar en las vidrieras los artículos de los diarios que hacían referencia a la puesta en marcha de la normativa. Lo que más preocupa a los empresarios gastronómicos son las abultadas multas que deberán pagar si el gobierno encuentra a alguien fumando en un lugar vedado. De todos modos, durante los dos primeros días de prohibición se pudo ver a unos cuantos haciendo volutas de humo.
Los límites entre los sectores para fumadores y no fumadores en los bares, se borraron de un plumazo desde el lunes. Durante el primer día de vigencia de la ley en estos locales, la ley se respetó dentro del marco de lo posible. En general, se fumó mucho menos y no hubo grandes conflictos. Pero la gente venía y nos preguntaba qué hacer, qué actitud tomar”, confió a Página/12 un encargado de un bar de la zona de la peatonal Córdoba.
Para Eduardo Rubín, uno de los encargados del emblemático bar El Cairo –uno de los locales más grandes y concurridos de la ciudad–, “la normativa no es clara en su reglamentación. Está presentada como muy dura, pero después vas a leer el reglamento y no hay nada concreto en lo que respecta a las penalidades”. Para el empresario, que además es médico, “es una ley que en su espíritu, lógicamente iba a llegar, porque felizmente hay una tendencia mundial sobre el tema: ya no hay más discusiones sobre los perjuicios que genera el tabaquismo y la gente va tomando cada vez más conciencia”.
–Pero, ¿no es precisamente esa conciencia de la gente y los derechos del no fumador, los que deberían actuar como “autoridad de aplicación de la ley”?
–Claro, así es como funciona en otros países. El fumador nota la resistencia que hay de parte del resto de la sociedad y antes de prender un cigarrillo lo piensa dos veces. Pero para eso se necesita mucho tiempo, campañas de concientización y demás. No podés hacerlo de la noche a la mañana –agregó Rubín.
En general, los empresarios coinciden en este punto. Pero la duda está planteada para el primer fin de semana con la ley vigente. “Una cosa es que la gente que viene se toma un café con una medialuna y suele fumar un pucho, decida no encender el cigarrillo e irse rápido para fumar en la calle. Pero otra cosa muy distinta es el que viene el viernes o sábado a la noche, se pide un whisky, un vino o una cerveza y pretende quedarse por lo menos un par de horas en el bar. ¿Cómo aguanta la tentación de fumar un fumador cuando toma alcohol?”
Por su parte, la Municipalidad de Rosario se puso esta vez más cerca de los empresarios gastronómicos locales que del gobierno provincial. Por eso, el subsecretario de Gobierno, Fernando Asegurado, también destacó “la poca claridad de la reglamentación”. Incluso, el funcionario fue más allá al señalar que “para nosotros lo que está vigente son las ordenanzas municipales que dividen a los lugares privados de acceso público en sectores de fumadores y no fumadores, y la prohibición total de fumar en cualquier dependencia oficial”. Asegurado reconoció que una ley provincial supera en jerarquía a las ordenanzas, pero explicó que “hasta tanto no haya una reglamentación clara, será muy difícil la aplicación. Porque los dueños de los bares nos vienen a preguntar a nosotros qué deben hacer y nosotros vemos que hay muchos agujeros en la normativa”. Para los próximos días, la municipalidad y la cámara que agrupa bares y restaurantes concretarán una serie de encuentros para aclarar el panorama.
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