SOCIEDAD › LOS RECONOCEN EN LA CONSTITUCION PROVINCIAL

Grito mapuche en Neuquén

Los constituyentes neuquinos votaron por unanimidad reconocer a los pueblos originarios en la nueva Carta Magna. Pero sólo en la Carta Magna: en el hall, tras la sesión, no los dejaron hablar.

La lucha de los pueblos originarios de Neuquén logró uno de sus objetivos primordiales: la nueva constitución provincial les reconocerá su preexistencia y los considerará como parte inseparable de la identidad y la cultura provincial. Además, sus comunidades serán jurídicamente reconocidas por el Estado provincial y podrán gestionar sus recursos naturales. Así, la Carta Magna neuquina incluirá los mismos derechos para los indígenas que ya están presentes en la Constitución Nacional desde su reforma en 1994.

En la provincia se calcula que existen unas cincuenta comunidades mapuches con un total de cerca de 10 mil integrantes. También se estima que el 40 por ciento de la población de Neuquén tiene, lo sepa o no, ascendencia indígena. No obstante, la relación con el Estado ha sido conflictiva desde su misma existencia, pensada más con principios de dominación que de entendimiento.

La historia parece empezar a cambiar. Incluso los constituyentes del Movimiento Popular Neuquino, liderado por el gobernador y presidente de la Convención Constituyente, Jorge Sobisch, aceptaron aprobar el despacho de la oposición que integra al nuevo texto constitucional el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios. Nadie descarta que el gobernador intente utilizarlo en sus campañas: la reeleccionista en su territorio y la que él ya comenzó para la presidencia en el 2007, cada vez más cercano.

Un nuevo artículo, aún sin número, dirá: “La Provincia reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas neuquinos como parte inescindible de la identidad e idiosincrasia provincial. Garantiza el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural. La Provincia reconocerá la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan, y regulará la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, ni transmisible, ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurará su participación en la gestión de los recursos naturales y demás intereses que los afecten, y promoverá acciones positivas a su favor”.

Ese es el texto aprobado por unanimidad de los convencionales, como respuesta al impulso que el tema tuvo tanto desde la oposición como desde las organizaciones que representan a los mapuches. “Aunque nos repriman, tratando de silenciarnos, nuestros derechos estarán plasmados en la Constitución”, afirmaban desde la Confederación Mapuche. Es que en varias oportunidades, representantes indígenas que iban a presenciar las sesiones bregando porque sus derechos fueran tratados en los debates, habían sido corridos con balazos de goma y gases lacrimógenos.

Después de que los brazos se elevaron en muestra del acuerdo logrado por la incorporación de los derechos del pueblo mapuche, vinieron los discursos. “Al reconocer la preexistencia jurídica terminamos con el mito de la Conquista del Desierto. Eso fue una conquista bélica de aniquilamiento y expulsión de un pueblo que está vivo y presente”, señaló Susana Gentile, del Frente Cívico para la Victoria, que junto a otros partidos forma el Interbloque opuesto al MPN de Sobisch.

A pesar de la aprobación unánime, hubo tiempo para que la tirantez en la relación con los indígenas se mostrara. Fue luego de la votación, cuando el convencional Oscar Nahuel solicitó que se le ceda la palabra al lonco (cacique) Elías Maripán, de la Confederación Mapuche. La propuesta debió ser sometida a la consideración de la Convención. Los votos negativos fueron mayoría. Sólo el Interbloque votó a favor, mientras que la UCR y el MPN se opusieron. Pero no pudieron callarlo. Al término de la sesión, en el hall del Concejo y ante el periodismo, el lonco lanzó su arenga “marici wew, marici wew”, en el más puro mapuche, para “mostrar que seguimos vivos y no somos pisoteados”.

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“Marici wew, marici wew”, gritaban los mapuches tras el histórico reconocimiento en Neuquén.
Imagen: Télam
 
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