Jueves, 15 de noviembre de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › KIRCHNER DIJO QUE MEJORAR LAS CARCELES ES UNA DEUDA
El Presidente participó del acto en el que se puso en marcha el tramo final de la demolición de la cárcel de Caseros. Dijo que se termina “un símbolo de la persecución de la dictadura”.
El presidente Néstor Kirchner aseguró que una de las asignaturas pendientes que deberá atender su esposa y sucesora, Cristina Fernández, a partir del 10 de diciembre, es “el mejoramiento profundo del sistema penitenciario”. Al participar del acto de inicio de la demolición mecánica de la ex cárcel de Caseros, Kirchner consideró que con la etapa final de esa tarea “se están liberando ideas”, en alusión al fin de un símbolo de la persecución política en la última dictadura militar.
El Presidente dijo que lo que queda de la prisión “nos pone enfrente los hechos de ayer y las asignaturas pendientes de hoy que tendrá que hacer Cristina: el mejoramiento profundo del sistema penitenciario, que es una tarea central para consolidar profundamente la política que todos nosotros creemos respecto a los derechos humanos, las garantías individuales y la recuperación de muchos presos comunes que también estuvieron por aquí”.
“Esta cárcel, que fue inaugurada con bombos y platillos, solamente fue preparada para torturar y quebrar moral y espiritualmente a una generación que puede haber tenido una derrota temporal, que tiene muchos hermanos y hermanas desaparecidos, pero los que quedan van a lograr la victoria política de construir un país distinto y mejor”, sostuvo. “Aquí se encerraba a argentinos y argentinas por pensar distinto, y prácticamente los querían enterrar vivos” durante la última dictadura, dijo, y volvió a “pedir perdón del Estado argentino” por las personas que sufrieron el accionar de la represión militar de la década del ’70.
Agregó que “la historia los va a recordar profundamente” y bregó porque la imagen de la demolición de la ex cárcel de Caseros sea “la foto de lo que nunca más tiene que suceder en la Argentina”.
Junto a Kirchner participaron de la ceremonia la presidenta electa; el jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el jefe del Ejército, Roberto Bendini; y el ministro de Obras Públicas porteño, Juan Pablo Schiavi.
El presidio fue inaugurado en 1979 por el dictador Jorge Rafael Videla, en un predio de más de 85.000 metros cuadrados cubiertos, con más de 2000 celdas, y fue cerrado en 2000 por considerar que su estructura era “inhumana” para los presos alojados en sus dos torres de 22 pisos y dos subsuelos. Al respecto, el jefe de Estado sostuvo que Videla fue “uno de los seres humanos que más despreciaron la vida y atropellaron los derechos y la dignidad en la Argentina” y aseveró que la cárcel “fue inaugurada para castigar al que pensaba diferente, al que tenía ideas, dignidad y no se rendía”.
Hace quince meses se iniciaron los trabajos de demolición, pero se evitó el mecanismo de la implosión por los efectos contaminantes que podría tener sobre los hospitales y casas vecinas.
Por su parte, Telerman calificó la jornada de “noble e histórica”, porque se acaba con “una de las zonas oscuras y siniestras que perduraban en la ciudad de Buenos Aires”, y habló de una “perversión orwelliana” en la construcción del edificio. “Si no fue suficiente con el horror de la ESMA, los centros de detención clandestina, la dictadura también tenía en este monstruoso y nefasto símbolo, la cárcel, uno de sus lugares más perversos en su historia.”
El jefe capitalino agradeció al titular del Ejército por “la colaboración que hemos tenido en este trabajo, que se hizo a pico y pala”.
En el predio, el Presidente activó a las 13.21 un dispositivo que derribó una de las columnas de la que fuera la cárcel más grande de Sudamérica, de 85 mil metros cuadrados cubiertos y 2096 celdas.
En el predio se planea elevar un complejo educativo y cultural. Kirchner finalmente acotó que “todos los que caminen por este lugar sabrán que van a estar caminando sobre la historia viva de la Argentina, de esa Argentina que estamos derrotando entre todos de a poco y no queremos que vuelva nunca más”. “Por este espacio se respira dignidad, se respira moral, se respira principio, se respira una historia que los argentinos la tienen que incorporar a su identidad y a su acervo cultural”, manifestó. Y destacó que el fin de la cárcel de Caseros debe ser “la construcción del amor. Nuestros hermanos no cayeron para sembrar el odio sino para sembrar el amor”.
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