Domingo, 30 de septiembre de 2007 | Hoy
EL IMPUESTO A LAS GANANCIAS Y UNA REFORMA TRIBUTARIA
Salvador Treber, uno de los tributaristas más importantes del país, sostiene que Ganancias, que es la herramienta redistributiva más poderosa en materia impositiva, está distorsionado.
Por Lukin Tomás
Salvador Treber, profesor de posgrado de la Universidad Nacional de Córdoba y miembro del Plan Fénix, es uno de los máximos especialistas en el país en temas tributarios. Recibió a Cash en su casa de Córdoba y durante la entrevista enfatizó la urgente necesidad de encarar una reforma del sistema tributario.
Desde diversos sectores económicos, desde FIEL al Plan Fénix, sostienen, la necesidad de una reforma tributaria de fondo. ¿Por qué no se realiza?
–No puedo responder por qué no se lleva adelante. Se me ocurre plantear cuatro hipótesis. Primero, como la recaudación es buena, al igual que dicen los directores técnicos, “equipo que gana no se toca”. Sin embargo, sería posible realizar cambios sin disminuir la recaudación. La segunda posibilidad es que tengan temor de tocar a los sectores de poder. Una tercera alternativa sería que no sepan cómo hacerla o que no cuenten con los especialistas ni los métodos para llevarla adelante. La planificación de una reforma debe ser independiente de la AFIP. Debe estar a cargo de expertos y nunca de recaudadores, porque éstos tienden a modificar para facilitar la recaudación, que no es lo más importante desde el punto de la política tributaria. El país no va a poder superar esta deformación estructural del sistema y revertir la polarización de la riqueza sin una reforma tributaria de fondo y sin una reasignación del gasto de manera que sea realmente redistributivo.
¿Y la cuarta hipótesis?
–La cuarta sería que están de acuerdo con la estructura actual.
¿Cómo entiende la disminución en Ganancias para los trabajadores en relación de dependencia, que representa un costo fiscal de 1500 millones de pesos anuales?
–Esta es la segunda modificación: el año pasado permitieron que sean deducibles los viáticos y las compensaciones. Ambas fueron hechas a presión. Es un antecedente funesto. Sólo frente a la amenaza de los petroleros en el sur o de Moyano bloqueando empresas y rutas con camiones, el Gobierno actúa dejándose llevar por una extorsión.
Pero, ¿era necesaria esa modificación?
–Era indispensable, pero la modificación que se hizo es sólo un parche a presión. No es siquiera una actualización de parámetros. En algún sentido es una medida más injusta que antes. Ahora hasta 90 mil pesos no hay quita de los mínimos no imponibles, pero 90.001 tiene quita del 50 por ciento. En el impuesto a las Ganancias no puede haber escalones; tiene que ser progresivo. El que vive en un palacete de Olivos igual que el cartonero tiene un mínimo de gasto de comida, entonces el mínimo no imponible no puede ser eliminado. El mínimo no imponible siempre tiene que cubrir una canasta básica.
¿Cómo funciona el impuesto a las Ganancias en la Argentina?
–Tenemos puesto el poncho al revés. En casi todos los países del mundo entre 2/3 y 4/5 de la recaudación de Ganancias proviene de las personas físicas y el resto de las sociedades. El primero puede ser redistributivo, el segundo es perfectamente precalculable, entonces el empresario lo incorpora a sus costos. Así, el efecto es semejante al de un impuesto al consumidor. En la Argentina, el 79,3 por ciento de Ganancias se recauda en cabeza de las sociedades, y un 20,7 por ciento en las personas. En 2005 se recaudaron 5 mil millones en las personas y casi 20 mil millones de las sociedades. El impuesto a las Ganancias, que es la herramienta redistributiva más poderosa en materia tributaria, en la Argentina está distorsionado. Juega un rol redistributivo en una franja muy pequeña y esta franja está nutrida por lo que yo llamo “contribuyentes lilliputienses”, porque de 760 mil contribuyentes casi 400 mil están en ganancias gravadas hasta 30 mil pesos, y representan el 2,1 por ciento de la recaudación. ¿Qué sentido tiene? Si fueran racionales, toda esta gente quedaría fuera del pago y el costo tributario que esta exención generaría habría que cobrarlo con una escala progresiva en la cúspide.
¿Cuáles serían los principales puntos a tener en cuenta para realizar una reforma?
–Eliminar la exención de las rentas financieras y las operaciones de Bolsa. Establecer mínimos no imponibles y cargas de familia razonables y actualizables. Incorporar a la recaudación las utilidades provenientes de los dividendos de una sociedad, que hoy están exentos dentro del impuesto personal. Las SRL no pueden seguir siendo tratadas como sociedades de capital. Sería más razonable que existieran tasas diferenciadas para las grandes empresas y las pymes, como sucede en Canadá. Además hay que desgravar los bienes más significativos de la canasta familiar, no en un ciento por ciento sino llevarlo al 10,5 por ciento. Hay que aumentar la recaudación del impuesto a las Ganancias e ir disminuyendo la tasa general del IVA.
“Sería posible realizar cambios sin disminuir la recaudación.”
“Puede ser que no avancen en una reforma porque tengan temor de tocar a los sectores de poder.”
“La planificación de una reforma debe ser independiente de la AFIP.”
“El país no va a poder superar esta deformación estructural del sistema y revertir la polarización de la riqueza sin una reforma tributaria de fondo.”
“También se necesita una reasignación del gasto de manera que sea realmente redistributivo.”
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