Lunes, 10 de junio de 2013 | Hoy
TEATRO › CONURBANO I, LOGRADA PIEZA TEATRAL DE GONZALO DEMARíA
La historia pone el foco en un loco que se cree papa y un estafador que le sigue el juego, y es producto de una investigación sobre los llamados antipapas, en la que el autor trabaja desde hace cinco años. Subyace una visión corrosiva sobre la Iglesia y la fe.
Por Paula Sabatés
Un año atrás, Gonzalo Demaría escribía una obra en la que hablaba sobre Jorge Bergoglio, sobre la institución papal, sobre una gran inundación y sobre el lavado de dinero, entre otras cuestiones. Ignoraba, lógicamente, que un tiempo después su trabajo tendría una actualidad tan sorprendente. Pero en Conurbano I (viernes a las 21 en Hasta Trilce, Maza 177) lo actual no es sólo lo referido a esas temáticas, que son un condimento de algo más grande, sino también la forma de abordar el arte. La dupla que da vida a la historia –un loco que se cree Papa y un estafador que le sigue el juego– es producto de una investigación sobre los llamados Antipapas, en la que el autor trabaja desde hace cinco años. Es justamente allí, en su génesis misma, en la demostración de que una búsqueda investigativa profunda puede enriquecer enormemente a un texto, donde reside el acierto central de la pieza.
Donde más se nota el trabajo de investigación de Demaría es en el personaje central, que desempeña con gran acierto Fabián Minelli. Se trata de Jorge Chinchurreta, un hombre de 1,57 metro que luego de abandonar a su alter ego “La Voltio” (conocida por bailar en fiesta nocturnas con una lamparita en sus zonas impúdicas), se cree ahora Sumo Pontífice. Desde su departamento de Santa Fe y Humboldt, el extravagante Papa da órdenes y transita por la vida como si fuera el mismísimo dueño del reino de Dios. El autor cuenta que para construir este personaje se basó en tres Antipapas que había estudiado, a quienes define como “los villanos de la película en la historia de la Iglesia”. Así, los modelos que tomó Demaría para delinear a su protagonista son un español que antes de vestir los hábitos fue una “loca sevillana” muy conocida en los boliches andaluces, un norteamericano que se jacta de haber sido llamado por el Espíritu Santo vía telefónica y un argentino con Santa Sede propia en algún lugar del conurbano. Esas referencias reales le sirvieron para darle una mayor profundidad al personaje, que además de divertido y bizarro resulta irreverente y sarcástico.
Además de Chinchurreta, otros dos personajes divierten en la obra. Son su asistente (interpretado por Daniel Campomenosi) y una mucama voluptuosa (en la piel de Fanny Bianco) que llega para revolucionar el sagrado templo palermitano. El primero hace las veces de amigo, pareja, contador, guardia suiza y fiel servidor de Conurbano Primero (nombre que el pequeño hombre Papa eligió para su mandato, luego de descartar Urbano Noveno por ser demasiado trillado). La segunda se presenta como una intrusa entre esa sociedad de estafadores delirantes, una figura que llega a cuestionar esa gran farsa. Su objetivo es descubrir qué esconde la pareja detrás de una puerta que se empecina en dejar cerrada. Para la construcción de los tres personajes, controvertidos de por sí por su vinculación con las instituciones de la fe, el autor se toma todas las licencias y logra construir personalidades definidas y complementarias, plenas de humor inteligente.
Algo interesante a tener en cuenta sobre la puesta es que todo lo estrafalario surge de estos personajes y no de otros elementos que por lo general son los que dotan de este status a las obras teatrales contemporáneas. La escenografía, por ejemplo, está compuesta únicamente por un sillón en el medio de la sala y otros poquísimos objetos que incorporan y retiran de escena los personajes, lo que hace que nada sobre, pero nada falte. También la música y la iluminación son sencillas y tienen un tono más “realista”, si se quiere, que aquel mundo que presentan desde el discurso los tres personajes. Esto es importante porque quiere decir que la fuerza del texto que escribió Demaría es tan grande, y la forma de decirlo de los actores tan particular y a la vez precisa, que eso basta para crear ese mundo delirante que capta el espectador. Sí es excéntrico el vestuario multicolor que utiliza Chinchurreta cuando hace de Conurbano, pero éste no deja de ser parte de la construcción del personaje, que es quien crea esa atmósfera.
Con todo, Conurbano I es una pieza que, como dice Demaría, “camina entre lo sagrado y lo profano, entre la comedia de living más vulgar y lo sublime”. Su humor no se queda en la simple banalización de situaciones bizarras –aunque las hay todo el tiempo– sino que en el fondo (y no tan en el fondo) subyace una visión de-safiante y corrosiva sobre la Iglesia, el misticismo y la fe. Así, por sobre todas las cosas, se trata de una obra que demuestra que para hacer humor hacen falta astucia e inteligencia.
8-CONURBANO I
De Gonzalo Demaría
Intérpretes: Fanny Bianco, Daniel Campomenosi, Fabián Minelli.
Diseño de vestuario: Julio Suárez.
Escenografía: Alberto Díaz Navarro.
Diseño de luces: Gonzalo Córdova.
Asistencia de dirección: Lalo Lanusse.
Producción ejecutiva: Maximiliano Tamborini.
Producción: Kim Producciones.
Dirección: Gonzalo Demaría.
Funciones: viernes a las 21 en Hasta Trilce, Maza 177. Entradas: $100.
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