Miércoles, 18 de junio de 2014 | Hoy
TEATRO › LIZARDO LAPHITZ ESTRENó LOS HERMANOS QUERIDOS, DE CARLOS GOROSTIZA
El actor y director ve en esta obra, montada en la sala La Máscara, “una gran vigencia, ya que alude a la incomunicación y a la imposibilidad de ver al otro como realmente es: diferente, pero no por ello necesariamente distante”.
Por Cecilia Hopkins
“A los argentinos nos cuesta vernos, nos cuesta escucharnos...”, decía el dramaturgo Carlos Gorostiza en ocasión del reestreno de su obra Los hermanos queridos, escrita en 1978, considerada en su momento “una sonata contrapuntística para seis instrumentos”. Esos seis personajes se reparten en dos familias de clase media cuyas cabezas –los testarudos Juan y Pipo– son dos hermanos que hace tiempo se encuentran enfrentados y que no quieren dar el brazo a torcer para retomar la relación. Es por esto que, a escondidas, sus esposas planean una cena de reencuentro. Mientras tanto, en el patio trasero, ambos siguen rumiando viejos rencores. La obra está escrita en forma de canon, dado que ambos grupos familiares están en el escenario juntos, hablando y realizando acciones como si no se viesen. El actor y director Lizardo Laphitz estrenó la pieza en el Teatro La Máscara, de Piedras 736. El elenco está integrado por Norberto Gonzalo, Nora Kaleka, Marianela Avalos, Alejandro Fain, Silvana Sabetta y Gabriel De Coster.
“Gorostiza nos invita a ser partícipes de esta intimidad familiar que nos enfrenta con nuestros propios egoísmos emocionales”, dice Laphitz, quien ve en esta obra “una gran vigencia, ya que alude a la incomunicación y a la imposibilidad de ver al otro como realmente es: diferente, pero no por ello necesariamente distante”. Sin embargo, según manifiesta en la entrevista con Página/12, lo primero que le impactó al director cuando Gonzalo le propuso que dirigiese este texto fue “su estructura, todo un desafío para contar la historia de una rivalidad familiar de larga data”. Porque según su análisis, “muerto el padre de ambos, Juan tomó su lugar y desde ese rol protegió y subestimó a su hermano hasta el punto que se distancian”. Laphitz agrega además que allí es donde se instala un señalamiento que él considera medular: “La imposibilidad de reconocer y aceptar errores cometidos, una falta que empobrece la existencia”.
–¿Cuál es la lectura que hizo de la obra?
–Los hermanos...habla sobre la incomunicación, sobre la dificultad para limar diferencias y aceptarnos como somos.
–Gorostiza escribió esta obra en 1978...
–Sí, en medio de una dictadura que fue tanto militar como cívica. La obra habla del aspecto cívico de la dictadura. Juan, el hermano mayor, es un personaje autoritario que vive tapando y callando.
–¿Cambió en su puesta el momento de la acción?
–No, la obra sigue sucediendo en los ’70. Soy muy respetuoso del autor y mantengo la época, su universo, su ambiente. Hice lo mismo con Estela de madrugada, de Ricardo Halac, y cuando hice Nuestro fin de semana, de Tito Cossa.
–¿Qué pasa con estos “egoísmos emocionales” que usted señala?
–Son la expresión del ser humano, que tiene en general una inmadurez emocional llamativa. La tecnología avanza, pero no así otros aspectos del ser humano que sigue atado a los prejuicios. Tenemos una gran incapacidad para comunicarnos y relacionarnos. Y como no vemos al otro, proyectamos nuestros deseos y necesidades en él y le exigimos cosas imposibles.
–¿Está hablando de la convivencia cotidiana de las personas o del comportamiento de una sociedad?
–En la calle, en el tránsito, por ejemplo, la agresión está instalada. Todo el tiempo observo la incapacidad que tenemos de relacionarnos con otras personas. Pero también como conjunto social. Y esto está acentuado en la convivencia política. Si nos atenemos a los debates es evidente que no se puede intercambiar ideas ni conversar. La intolerancia es muy grande: todos quieren ser dueños de la verdad.
* Los hermanos queridos, Teatro La Máscara (Piedras 736), sábados 20.30.
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