Martes, 4 de agosto de 2015 | Hoy
TEATRO › LUIS CANO ESCRIBIó PARA MONINA BONELLI LA SIRENA
Por Cecilia Hopkins
Escribir especialmente para un actor, “hacerle un traje a medida con una obra”, esto es lo que hoy entusiasma al dramaturgo Luis Cano. Si para el actor Luciano Suardi concibió El topo y Legión para Inés Sancerni, para ser interpretado por Monina Bonelli Cano escribió La sirena, texto que, con su propia dirección, acaba de estrenar en El Extranjero, de Valentín Gómez al 3300. “Cada actor tiene una energía que lo hace diferente a otros y esto me hace escribir con entusiasmo”, sostiene el autor en una entrevista con Página/12, junto a la actriz. En La sirena..., Nina, una prostituta, llega a una taberna de marineros para intercambiar una copa a cambio de una anécdota. Luego de varios relatos, Nina decide contar uno muy particular. Se trata de una situación que encierra un secreto que la persigue desde la adolescencia y que, al hacerlo público, siente que finalmente podrá liberarse de un antiguo dolor. Potencia la actuación de Bonelli el atractivo dispositivo escenográfico de Rodrigo González Garillo y la música original de Ana Foutel, interpretada en vivo.
“En otras obras, Monina suele estar en un registro actoral estallado –advierte Cano–, por lo que quise proponerle un tono intenso pero menor, menos histriónico”, acota. Ambos acordaron en distribuir en zonas diferenciadas de la platea a los espectadores hombres y mujeres. Esta agrupación atípica del público, en realidad, apareció juntamente con la escritura de la obra: “Escribí el monólogo para un personaje y dos interlocutores: los marineros y los que podrían ser sus confidentes”, explica Cano, para luego aclarar que deseaba que la actriz los ubicara con su mirada en un espacio definido. Sin embargo, tanto el director como la actriz aclaran: “La obra no trabaja sobre una discusión de género”.
Luis Cano: –Mientras estábamos ensayando apareció muy fuertemente en la conciencia social el Ni una menos. El tema está en el aire, en el público que viene, no en la obra. Porque cuando una obra es portadora de un tema pierde su teatralidad.
Monina Bonelli: –Es que La sirena pone en juego un caso de violencia de género, pero no argumenta sobre esta cuestión.
L. C.: –Pasé muchas etapas en mi dramaturgia. Estuve muy fascinado por la belleza de la palabra en sí misma y estaba muy entusiasmado con el hermetismo.
M. B.: –Es cierto, a mí siempre me pareció un autor difícil. Pienso en Los murmullos, por ejemplo...
L. C.: –Con el tiempo me di cuenta de que esto me generaba problemas de comunicación. Ahora pienso que la cosa formal o de procedimiento no debe dejar al público quede afuera ni tampoco estar por delante de la voluntad de desempeño el actor.
L. C.: –Descubrí a la sirena cuando leía sobre las brujas, un mito que aparece para demonizar a la mujer, muy definido por la iglesia durante la Edad Media. La bruja es un dibujo deformado de la mujer deseante.
M. B.: –También de la mujer curandera, la que sana o asiste a los partos...
L. C.: –Como la bruja, la sirena también estigmatiza a la mujer. Y justifica las andanzas del varón, que no vuelve a casa porque no puede resistirse a sus cantos. En un principio, la sirena es mitad mujer mitad pájaro, una especie de arpía maligna que atormenta a los marineros. Y con el tiempo se transforma en un ícono de belleza.
M. B.: –Lo que pasa en la obra es que el personaje se siente perseguido por el mito. Y cuenta la historia de una mujer inteligente y con dotes naturales para el humor y el canto que pudo tener otro destino que el de la soledad y el alcohol.
* La sirena, teatro El Extranjero (Valentín Gómez 3378), miércoles a las 20.30.
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